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Jesús Yglesias sale a hombros en la novillada de Nava del Rey
Pedro Andrés obtuvo un apéndice de su primero, ante utreros desiguales de hechuras y juego de Toros de Brazuelas
César Mata
Sábado, 21 de junio 2025, 23:25
El bochorno asolaba la plaza de toros de Nava del Rey, un coso coqueto, aunque exento de cualquier elemento ornamental que lo singularice. Ya han ... pasado algunas décadas desde que el riosecano Jorge Manrique lo inaugurara. Era el año 1998. El matador zurdo, ya retirado, estaba en el callejón, ahora como apoderado de Pedro Andrés, uno de los dos espadas que se anunciaban en la novillada, segunda del ciclo, del Circuito que promueve la Fundación del Toro de Lidia con el apoyo de la Junta de Castilla y León. Un proyecto al que hay que redirigirlo, en forma y fondo, para que tome el vuelo que requiere una iniciativa de intenciones notables y resultados discretos.
El triunfador de la tarde fue Jesús Yglesias, que esta temporada debutó con los del castoreño en Ciudad Rodrigo, y que evidenció buenas maneras con las telas. Mucho mejores que en las expresiones que le dedicó al presidente tras concederle este tan solo una oreja –lo justo- al finalizar su primera faena, al segundo astado de la tarde, de nombre Morito. Tanto en esa labor, como en la que ejecutó ante Celoso, el cuarto de la tarde, Yglesias evidenció un buen sentido de la colocación y las distancias. Supo templar cuando sus oponentes se lo permitieron. Tocó también pelo ante el que cerraba plaza, un animal que le permitó construir una faena de equilibrada arquitectura, aunque sin el reposo necesario. A los oponentes de su lote los finiquitó Yglesias de sendos espadazos.
Una única oreja cortó Pedro Andrés. Fue ante su primero, Quitapenas. Voluntarioso y entregado toda la tarde, el juego de sus oponentes le impidió otorgar continuidad y ligazón a sus tandas con la muleta. Una vuelta al ruedo dio tras el arrastre del tercero. Desigual de hechuras y comportamiento el cuarteto de utreros de Toros de Brazuelas. Discretos en sus embestidas, en las que combinaron nobleza con inercias prófugas. Pedro Andrés fue cogido, sin ser corneado, en el primer muletazo ante el que abría plaza. La plaza registró una menos de un tercio de su aforo.
Destacaron Juan Antonio y Rafa Agudo en la suerte de picar, y el banderillero Mario Campillo con los rehiletes.
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