Hallados restos de fusilados a 31 metros de profundidad en un pozo de Medina del Campo
Los cuerpos, en torno a cuarenta según la documentación, fueron cubiertos de escombros y vísceras de animales al inicio de la Guerra Civil
Las fuerzas comenzaban a flaquear cuando se produjo el hallazgo. De allí, a 31 metros de profundidad, en el fondo de un pozo de Medina ... del Campo de tan solo 1,10 metros de diámetro, emergieron los primeros restos olvidados bajo toneladas de escombros, tierra e, incluso, vísceras de animales de un número aún por determinar de vallisoletanos que murieron fusilados al inicio de la Guerra Civil. Los arqueólogos, que ya habían situado en este punto una fosa común, pudieron confirmar así de manera fehaciente que este pozo, situado en la misma finca, La Revuelta, en la que ya fueron rescatados los restos de otros 26 represaliados en una bodega el año pasado, ocultaba un nuevo enterramiento masivo en el que la documentación apunta a que pueden encontrarse sepultadas en torno a cuarenta personas, vecinos de localidades del entorno como Pollos, Rueda, Rodilana, Gomeznarro y la propia Medina.
«La primera fase del trabajo, como era la confirmación de la existencia de esta fosa, está hecha después de un arduo trabajo», explicaba ayer al mediodía el arqueólogo Julio del Olmo, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), quien concretó que minutos antes acaban de localizar en el fondo del pozo, situado en un paraje próximo a la A-6, a medio camino entre Medina y Rueda, «cuatro pares de zapatos y los restos óseos de tres o cuatro personas». El experto anticipó que ahora toca «asegurar el pozo y cubrirlo para proteger los restos» a la espera de financiación –confían en recibir una subvención de la Junta– para comenzar la segunda fase de la excavación, más compleja aún, en la que tendrán que extraer los restos con precisión quirúrgica para su posterior catalogación y, si existe la posibilidad, identificación.
La documentación apunta a que las víctimas fueron sacadas de sus pueblos y fusiladas entre los meses de agosto y septiembre de 1936. «Esta finca estaba abandonada ya entonces y quizás por eso los militares, que tenían en Medina su cuartel, pensaron que era un sitio discreto para arrojar los cuerpos aquí y en la bodega», apunta Del Olmo antes de explicar que después «cubrieron el pozo con escombros y un montón de vísceras de animales, presumiblemente del matadero, con el fin de mitigar el olor». Así lo demuestran las distintas capas extraídas del pozo en las últimas semanas bajo una inicial de tierra. «Ahora toca proteger bien el terreno, preparar bien el proyecto y comenzar las exhumaciones en cuanto sea posible», reiteró el arqueólogo.
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