Irene Montero aboga en San Pelayo por cambios «valientes» para el medio rural
La alcaldesa, Virginia Hernández defendió en el encuentro «un medio rural feminista y un feminismo que no deje de lado al mundo rural»
El pequeño y recoleto pueblo de San Pelayo, vio ayer interrumpida la tranquilidad propia de su escasa población de apenas 51 vecinos, con la visita ... de la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien quiso celebrar a pie de campo, el Día Internacional de la Mujer Rural, con un encuentro organizado por el Instituto de las Mujeres.
Virginia Hernández, alcaldesa de San Pelayo, ejerció de anfitriona y dio la bienvenida a la ministra y al resto de asistentes en la Plaza de la Constitución, acompañada por su corporación íntegramente femenina. «Somos mujeres de pueblo. Mujeres que luchan para solucionar los problemas y para hacer política de manera propositiva», señaló. «No puede ser que las mujeres que habitan el 90% del territorio de este país se sientan tantas veces olvidadas. Nosotras queremos un mundo rural feminista y un feminismo que no deje de lado al mundo rural», apuntó Hernández, quien no desaprovechó la oportunidad para recalcar que es imprescindible para la supervivencia de los pueblos «que se solucione el problema de acceso a la vivienda, ya que ésta acaba siendo en muchas ocasiones la razón fundamental por la que abandonamos nuestros pueblos, aunque no queramos». «El mundo rural está totalmente desfemeneizado, pero es que, además, es profundamente machista, por eso es tan necesario el feminismo, porque no sólo nos libera a nosotras, también libera a los hombres. Pero para eso hay que legislar y poner en marcha mecanismos efectivos para la implantación de leyes. Este es el momento de las mujeres rurales, que tan injustamente han estado relegadas a un segundo plano. Ya que, sin su presencia, el futuro de nuestros pueblos es imposible».
Hernández estuvo acompañada de tres mujeres rurales de la comarca que compartieron sus experiencias personales. Elisa Cerrillo, teniente alcalde de San Pelayo y cuidadora de un gran dependiente, quien subrayó que la conciliación de la vida laboral y familiar sería mucho más fácil «si las gerencias de la Junta de Castilla y León pusieran en práctica una ley que ya existe, pero que no se lleva a cabo»; Clara Justo, arquitecta que en 2006 retornó a su pueblo, Mota del Marqués, para emprender allí su negocio, destacó que «no tendríamos que ser heroínas para poder vivir y trabajar en nuestros pueblos, porque es lo que queremos y lo que nos gusta»; y Laura de la Iglesia integrante de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid, que declaró que «nos enfrentamos cada día a un sinfín de violencias machistas, no necesariamente físicas, que son consecuencia de la desigualdad que sigue imperando en nuestra sociedad».
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A continuación, arrancó una mesa de debate en la que intervinieron la ministra Montero, la recientemente nombrada secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez y la directora del Instituto de las Mujeres, Antonia Morillas, que compartieron diálogo con representantes de asociaciones de mujeres del medio rural. Destacaron que desde las administraciones se debe tener «una actitud de escucha para ser capaces de canalizar las demandas y ver por donde se pueden abrir caminos». Montero, abogó por adoptar decisiones «valientes, transformadoras y estructurales» para abordar la problemática a la que se enfrentan las mujeres en el medio rural, así como la necesidad de realizar «transformaciones inmediatas, porque las necesidades que se plantean aquí son estructurales, que históricamente las administraciones han desatendido y que no tienen una solución fácil. Tienen que ver con las carreteras que se caen a pedazos, con la falta de red wifi o con la accesibilidad a servicios públicos que son básicos». Montero puso también foco en la violencia machista y en las 36 mujeres asesinadas en España en lo que va de año a manos de sus parejas o sus exparejas. «Eso es solo una parte especialmente visible por ser especialmente violencia, pero detrás se ocultan diversas violencias psicológicas, económicas y físicas que truncan el desarrollo de muchas mujeres en nuestro país».
A la violencia de género también hizo referencia Ángela Rodríguez. En su opinión, las herramientas y las políticas que se diseñen en las administraciones en lo relativo a la violencia de género tienen que ser accesibles para quienes están lejos de esos recursos, y señaló que el «sexilio rural al que se ha sometido a muchísimas personas del colectivo LGBTI+ que no se han podido quedar en sus pueblos. Tenemos una deuda histórica con esas personas».
En el debate intervinieron también Loreto Fernández, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, FADEMUR, en Castilla y León, Lucía Martín, presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural, AFAMMER en Castilla y León, Belén Verdugo, vicepresidenta de la Confederación de Asociaciones de Mujeres del Medio Rural, CERES, Jerónima Bonafé, presidenta de la Asociación de Mujeres Cooperativas Agroalimentarias de España y miembro del Consejo Rector de Cooperativas y Nerea del Río, integrante de Ganaderas en Red.
Tras el encuentro tuvo lugar en la plaza de la localidad un pequeño mercado en el que participaron varias mujeres productoras de la comarca, que ofrecían entre otros productos pollo y huevos ecológicos, queso, miel y cerveza.
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