
Solo cuatro toros llegan a la plaza en un largo encierro mixto de Medina del Campo
Dos astados fueron anestesiados en el campo ante la dificultad de reconducirlos de nuevo hacia el recorrido y un caballo fue embestido
Patricia García del Río
Medina del Campo
Domingo, 28 de agosto 2022, 23:08
Medina del Campo volvió a celebrar unos encierros declarados de Interés Turístico Nacional. Este domingo por la tarde y con una gran afluencia de público, que plantó cara al asfixiante calor que ha marcado las últimas jornadas, seis novillos de la ganadería El Pilar protagonizaron el encierro mixto característico de las fiestas de San Antolín de la localidad.
Sin incidencias entre los corredores aunque sí con un caballo que fue embestido, la carrera inicialmente por el campo dio comienzo con la suelta de los astados desde unos corrales instalados para la ocasión a unos seis kilómetros del casco urbano.

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Decenas de caballistas procedentes de diferentes puntos de la geografía española se desplazaron hasta la localidad vallisoletana para acompañar en la guía de la manada a los pastores, los mozos que tienen encomendada la labor de dirigir a los animales desde el campo para desembocar en el casco urbano.
En el embudo, es decir, la zona donde acaba el campo y comienza el asfalto, es donde se concentró la gran parte del público, que esperaba ansioso la llegada de los astados y los caballos que les acompañaban. Era el primer encierro que se celebraba desde la pandemia.
Numerosos aficionados y caballistas procedentes de varios puntos del país se desplazaron hasta la localidad vallisoletana
El embudo se llenó, en su mayoría, de hombres de mediana edad y jóvenes aficionados al toro que hablaban de expectativas y experiencias de otros encierros de municipios vecinos.
Más de media hora después de la suelta de los novillos en el campo, los aficionados aún esperaban en la zona. El calor apretaba y había pocos lugares donde resguardarse, por lo que Cruz Roja tuvo que atender algún episodio por calor, que quedaron en meras anécdotas.
Sensación de peligro
La manada salió rota y los toros, no tan dóciles, se paraban y revolvían. Al final tuvieron que anestesiar a dos de los animales, ante la imposibilidad de reconducirlos al salirse del recorrido.
Desde el embudo, el murmullo de los asistentes y la polvareda levantada por el trote de los caballos y los vehículos autorizados precedió a la carrera del toro y el amago de embestida. Casi una hora después del inicio del encierro, la manada estaba completaba disgregada. Una parte se encontraba en el tramo urbano y dos se quedaron definitivamente en el campo tras ser anestesiados.
Así, cuatro toros, arropados por los bueyes, fueron los que cruzaron las calles del municipio despertando una sensación de peligro al espectador. Finalmente entraron rápidos en una plaza de toros prácticamente a rebosar de aficionados que coincidían en que la espera había sido larga, había merecido la pena. Allí, varios jóvenes se animaron a plantarse delante de los novillos para deleitar a los asistentes con cortes y quiebros. El encierro y la posterior capea se dieron por finalizado más de dos horas y media después del comienzo del festejo.
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