Edgar y José Vicente, los dos operarios fallecidos, vivían en Medina de Rioseco desde hace diez meses

La familia propietaria de la vivienda, que también tiene trabajadores de los aerogeneradores en una casa de La Mudarra, lamentó la muerte de los dos jóvenes, destacando que era «muy buena gente y muy formales».

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Desde hace meses, es habitual la presencia en Medina de Rioseco y en otros pueblos de la comarca de un buen número de operarios que trabajan en la instalación de los aerogeneradores que ya llenan el paisaje de los términos municipales de Valdenebro de los Valles, Castromonte y Valverde de Campos y que iluminan el cielo nocturno de los Montes Torozos con sus luces.

Estos trabajadores han supuesto un pequeño revulsivo para las economías locales. Los dos empleados madrileños habían formado parte de la vida de los riosecanos desde que llegaran a trabajar al parque eólico.

Las calles, plazas, bares y restaurantes de la Ciudad de los Almirantes habían estado presentes en su día a día después del trabajo. Por eso, no es de extrañar que la noticia causara una especial conmoción, cuando ayer por la mañana era conocida por los riosecanos.