Las cintas a caballo ponen fin a la fiesta de los quintos de San Pedro de Latarce
Durante tres días han tenido distintas celebraciones en una de las tradiciones más importantes de la localidad
Un año más, San Pedro de Latarce ha vivido, como cada segundo fin de semana de marzo, una de las citas más importantes de su ... calendario festivo con la celebración de la tradición de los quintos, que cada año hace regresar a muchas oriundos a su pueblo natal. Este año, la quinta está compuesta por los jóvenes sampedrinos Héctor, Rodrigo, Tania, Diego, Juan, Leire, Luca, Miguel, Rafael, Susana y Andrea. Su momento de mayor protagonismo ha sido este domingo, por la tarde, cuando participaron en la tradicional carrera de cintas a caballo.
Para los quintos han ido tres días apoteósicos, donde se ha puesto a prueba el aguante del cuerpo. La fiesta comenzó el viernes, después de una semana de cenas en los distintos bares hasta bien entrada la noche. El sábado, el ambiente fue muy animado durante todo el día hasta que por la noche se celebró la gran cena de quintos, en una noche en la que todos tienen que aguantar las bromas de los mozos del pueblo (437 vecinos empadronados), que ya las sufrieron en su quinta.
La noche empalmaba con la mañana del domingo y, a las ocho, comenzaba la popular tradición de «correr el bollo», en la que los jóvenes, acompañados por una charanga, recorrieron las casas de los quintos, donde se ofreció anís, coñac y dulces, además de chorizo, sopas de ajo o chocolate. Los quintos que todavía aguantaron fueron a misa y tomaron el vermú, algo muy típico en el pueblo.
A continuación, comieron con sus familias y, a las cinco de la tarde, tras concentrarse en la plaza del Ayuntamiento montados sobre sus caballos, corrieron las cintas a caballo ante una multitud de personas del pueblo y de otros cercanos, en el momento de mayor protagonismo de los jóvenes sampedrinos que durante el año cumplen 18 años.
La costumbre es que la primera cinta que se saque se entregue a la madre, la segunda a la abuela y el resto a otros familiares y amigos. Más tarde, la fiesta continuó, en especial en la casa de los quintos, donde «se tira la casa por la ventana» y se invita al resto de los vecinos. Todos recordaron de una manera especial al quinto Rodrigo al tener que ser hospitalizado, con la promesa de que cuando esté bien se repita el correr el bollo y la carrera de cintas.
La tradición de los quintos es una de las más enraizadas de San Pedro de Latarce, y así lo demuestran con gran ambiente festivo los vecinos, pero en especial los jóvenes y sus familias, como Emilio Domínguez, que vuelve a vivir la tradición al ser ahora Héctor, su segundo hijo, uno de los quintos de 2024, «con todo lo que ello conlleva de orgullo para toda la familia». Por su parte, Héctor, que junto a Rodrigo y Tania son los únicos que viven en el pueblo, manifestó es «algo esperado toda la vida que solo sucede una vez». En ese sentido, destacó que «es una fiesta de todo el pueblo en la que nosotros somos los protagonistas».
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