Valladolid

Los cazadores de Medina de Rioseco instalan comederos y bebederos cinegéticos

Fabricados en hormigón armado, estos bebederos y comederos, que resisten condiciones climáticas extremas y cuentan con tratamiento hidrófugo, fueron instalados en el mes de marzo «con el fin de que, en épocas de sequía, ayuden a la supervivencia de las especies cinegéticas y evitar su desplazamiento a zonas junto a ríos, fuentes o arroyos, y, de esta manera, que muchas zonas se queden sin caza», según explicó el secretario de la asociación, Jesús Javier Badás, quien, en los últimos días, junto a los cazadores José María García, Álvaro Rueda y David Zarzuelo, han procedido al llenado de cada dispensador, en sus respectivos apartados, con más de 80 litros de agua , y unos 40 kilos de comida, con trigo, para perdices, codornices y palomas torcaces, y avena, para conejos y liebres.

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Cada uno de los dispensadores está rodeado con una instalación de mallazo de barras de acero con el fin de que proteja a los animales que mientras comen o beben de los ataques de alimañas como el zorro, pero también para impedir que sean volcados por caza mayor como algún corzo. El éxito de la iniciativa ha quedado demostrado por el hecho de haberse observado pequeñas sendas, lo que significa que «los animales han ido a comer y beber y que repiten».

Con un centenar de cazadores en la asociación, Badás pide que haya más colaboración para poder atender el mantenimiento cuando haga falta de los comederos y bebederos, a la que vez que también insta a que se respeten «porque es bueno para todos». En este sentido tiene claro que los dispensadores no solo benefician a las especies cinegéticas sino a otros animales. De hecho, un estudio de 2020 de la Universidad de León y el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos confirmó que especies no cinegéticas usan comederos y bebederos que contribuyen a su conservación.

A sus 44 años, Jesús Javier Badás es ya un veterano galguero con una experiencia de casi tres décadas en una práctica que empezó a los 16 años siguiendo la tradición familiar de su tío Antonio Merino, conocido como el Plantío, y debido también a su gusto por los caballos. Ahora se siente orgulloso porque su afición la continúe su hija Andrea Badás y su sobrino Carlos Pérez, los dos de 22 años, que ya le acompañan en caballo en sus salidas al campo como jóvenes galgueros. El secretario de los cazadores riosecanos tiene claro la importancia del respeto a los animales y a la naturaleza, porque «si una liebre se escapa con unos buenos cortes es una satisfacción para el galguero, ya que podrá estar en más carreras y la siguiente vez la vas a ver correr mejor, porque las liebres cuando se escapan, aprenden».

El 15 de agosto comenzará la media veda con los martes, jueves, sábados y domingos para la caza de la codorniz, paloma y conejo. Badás señaló que «se supone que va a ser buena porque hay mucha vegetación y la cosecha ha venido atrasada, lo que beneficia en general a la caza». El turno de los galgueros llegará el 12 de octubre en una temporada que también se espera que sea buena ya que «la liebre parece que se ha criado bien», siempre sin olvidar que lo más importante, haya o no haya carreras, es disfrutar de una buena mañana de campo con los amigos, sin que falte un buen almuerzo.