El agente fuera de servicio que capturó a un presunto atracador en Aldeamayor: «No pensé que podía haberme clavado el cuchillo»

Eran las diez de la mañana de este viernes. Estaba Egelmar de Francisco comprando, como cada mañana, pan en una pastelería de la Avenida Valladolid de Aldeamayor de San Martín cuando escuchó «muchos gritos y alboroto en la calle», que alertaban de que «estaban intentando robar en el banco». Este agente del Seprona de 54 años, en ese momento fuera de servicio, no lo dudó ni un segundo. «Automáticamente» dejó lo que estaba haciendo y salió corriendo hacia la calle Larga. Allí se cruzó «de casualidad» con un hombre que despertó sus sospechas. Su instinto le decía que, pasara lo que pasara, este varón estaba implicado, por lo que se abalanzó sobre él y lo retuvo. L. C. C. C., vecino de Tudela de Duero de 51 años, acababa de intentar atracar una entidad bancaria –situada en esa misma calle– con un cuchillo de grandes dimensiones. Pero los gritos de quienes en ese momento estaban en el interior de la oficina –los empleados y varios clientes– frustraron su robo.

A una de las usuarias la intimidó y amenazó con el cuchillo, que era «bastante grande, no era jamonero pero le quedaba poco», como estimaba este viernes este agente. La agarró e instó a uno de los trabajadores a que le entregase el dinero en efectivo de la caja. Sin embargo, comenzaron a dar voces para advertir a sus vecinos del suceso y el presunto atracador salió corriendo en dirección hacia la Avenida Valladolid. Allí, junto a un portal, le interceptó y capturó Egelmar de Francisco hasta la llegada de la Guardia Civil. «Vi a una persona que no era del pueblo, me pareció sospechosa y me abalancé sobre él. Por mi experiencia me imaginaba que algún arma portaba, pero lo hice sin pensar que podía haberme clavado el cuchillo», recordaba este vecino de Aldeamayor, al tiempo que explicaba que «le reduje en el portal y le saqué el arma que llevaba, que era un cuchillo grande».

«Pasó por allí un hombre y le dije que fuera al bazar –situado a tan solo unos metros– a por unas bridas para poder esposarle hasta que llegaran los compañeros. Me vio de paisano, le dije que era agente del Seprona, pero no se quiso identificar y se quedó reducido para garantizar tanto mi seguridad como la del resto de ciudadanos», aseguraba.

El forcejeo con el presunto autor de los hechos –que estaba previsto que este viernes por la tarde pasara a disposición judicial, según informaron fuentes de la Benemérita– causó a De Francisco, también secretario de Organización de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Valladolid, cortes en dos dedos de la mano derecha. En un primer momento, fueron varios testigos los que le auxiliaron. Posteriormente acudió al centro médico. «Me han dado dos puntos de aproximación en cada dedo por el forcejeo, lesiones por agarre, pero nada grave. Lo importante es que todo acabó bien».

No vio Egelmar de Francisco que L. C. C. C. llevaba consigo un cuchillo, y aunque reconocía que «nunca» se había enfrentado a un suceso de estas características, sospechaba que «llevaba algún arma». «Solo oí que estaban atracando la entidad, pero por la profesión me imaginaba que no habría entrado con las manos vacías, así que, en ese momento, el primer instinto que tuve fue inmovilizarle las manos para que no me pudiera alcanzar con lo que tuviera», apuntaba. Entonces no reparó en que podía haberle herido de gravedad. Reaccionó y ya. Admitía que lo lleva «en la sangre». «Estamos entrenados para ello; es nuestra misión y cuando oímos una voz del ciudadano de ayuda o alerta, reaccionamos instintivamente, lo llevamos en el ADN», argumentaba ayer este guardia civil. De hecho, el supuesto atracador le «amenazó» una vez reducido. «Empezó a decirme que me podía haber cortado el cuello y demás. Empezó a amenazar, yo lo entendí como amenazas hacia mi persona, como agente de la autoridad que le había reducido», añadía.

También se mostró muy «satisfecho» por la labor realizada y «agradecido» tanto por el reconocimiento que recibió por parte de altos cargos de la Guardia Civil y del Delegado del Gobierno en la región, Javier Izquierdo, entre otros, como por la «rapidez» con la que actuaron sus compañeros. «Hicieron una labor impecable, llegaron muy rápido, con mucha profesionalidad».