Valladolid

Un plan para salvar libros de los siglos XVII al XX dañados en una riada en 1936

Con un depósito de libros de la Biblioteca Nacional y de la colección del vallisoletano marqués Benigno de la Vega Inclán se creó el 23 de abril de 1916 la Biblioteca Popular y Cervantina. Fue con motivo del tercer centenariio de la muerte de autor de 'El Quijote' y su primer director fue Narciso Alonso Cortés. Recibió en su primer año tantas visitas que fue, tras la Biblioteca Nacional, la segunda más concurrida de España con más de 90.000 lectores . «Gozó de un prestigio enorme», explica Pedro González. El desbordamiento de La Esgueva en enero de 1936 causó daños en casas de Vadillos, Pilarica, Pajarillos, San Pedro Regalado y San Juan, además de edificios del casco histórico, entre ellos en Casa de Cervantes, donde el nivel del agua alcanzó llegó a alcanzar el metro de altura, lo que afectó al estado de conservación de parte de los fondos bibliográficos allí almacenados.

Ahora, el Ministerio de Cultura ha licitado la restauración, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España, de 14 libros, en total 30 volúmenes que abarcan desde el siglo XVII –'Segunda parte del 'Teatro de los Dioses de la Gentilidad', de Baltasar de Victoria (1657)'– hasta el más moderno del lote–'Comedias y Entremeses', tomo II de las obras completas de Miguel de Cervantes', editado en 1916.

Con un presupuesto de 102.137 euros se ha licitado el programa de restauración al que concurren varias empresas. «El objetivo es devolver la integridad física a las zonas de las obras que se han visto afectadas por pérdidas de soporte», explica Paloma Somolinos, restauradora de documento gráfico del Instituto de Patrimonio Cultural de España.

En el lote de libros sobre los que se intervendrá figuran ejemplares realizados en soporte de papel de trapos, hecho a mano, artesanal con encuadernaciones en piel y obras en papel de pasta de madera y en rústica, pricipalmente. «Algunos de estos libros presentan pérdida de encuadernación, lo que exige hacer una nueva acorde a la época en que fueron editados, aunque al final el objetivo principal es garantizar su conservación y consulta», remarca la conservadora.

Buena parte de los ejemplares presentan deterioros causados por hongos tras la inundación. Son daños que no permiten su manipulación, con hojas rígidas y deformadas por la acción del agua, que también acaba deshidratando la piel y deteriora el papel. En algunos casos la encuadernación obligará a coser el libro. «Hay obras afectadas por la pérdida de soporte papel, y es preciso reintegrarlo a mano y con adhesivos inocuos; en algunos ejemplares se ha borrado parte de la tinta y no se añadirá el texto que falta, los textos nunca se reintegran; si hay falta de grafía se quedan sin ella».

La intervención contempla también la incorporación de cajas de almacenaje con condiciones de temperatura, humedad y luz para una idónea conservación. «Lo más complejo es la encuadernación en piel o pergamino; cuanto más antiguo, más complicado resulta coser los nervios con costuras especiales, es todo muy artesanal; el principal enemigo de los libros antiguos es la humedad, porque después a temperatura elevada es cuando salen hongos que acaban debilitando el papel desencadenando reacciones químicas que debilitan el soporte».

'Historia de la conquista de México' (1791), 'Novelas ejemplares de Cervantes' (1722) son dos de los libros más antiguos del lote dañado. Tratados de derecho, filosofía, medicina, oficios, arqueología, geografía y, por supuesto, bibliografía cervantina, nutren el catálogo bibliográfico. El fondo más moderno de la casa museo será sometido a una «fase de espurgo, pues ha tenido –apunta González- una época de crecimiento un poco desorganizada con títulos que no tienen cabida en una biblioteca de esta naturaleza y podrían recalar en otras bibliotecas públicas».