Piden cinco meses de cárcel por atropellar a dos niños con un patinete

El usuario del vehículo, Reynaldo Vázquez, aseguró que circulaba «despacio, entre 10 y 15 kilómetros por hora» cuando, desde el Paseo del Cauce, por la izquierda, y no desde el colegio, afirmó, «me salen esos niños y se me tiran encima». Como resultado del golpe, el menor sufrió magulladuras y una brecha en la cabeza. El conductor indicó que frenó algo más adelante y que llegó a hablar con la madre. «Me pidió disculpas porque los niños tuvieron la culpa y me dijo que me podía ir», ha manifestado durante el juicio, que se ha desarrollado este viernes en el Juzgado de lo Penal 3.

Sin embargo, la versión de la madre de los pequeños es muy distinta. Según su testimonio, ese 10 de junio de 2022, entre las dos y media de la tarde y las tres menos cuarto se encontraba sentada en un banco próximo al río junto a sus dos hijos pequeños, mientras esperaban a que saliera del comedor escolar su hija mayor. «Mi hijo estaba sentado conmigo en el banco y cuando me di cuenta estaba cruzando el carril bici. Sucedió todo tan rápido que no lo podía asimilar. El conductor no bajó de velocidad, ni siquiera cuando atropelló al niño. Solo a los gritos de las madres para que volviera, se detuvo».

La testigo aseguró que su hijo había sufrido, además de la brecha en la cabeza, una patada en el cuello y que tras ser asistido tuvieron que volver horas después a urgencias porque se quejaba mucho de las cervicales«. También criticó la actitud que mantuvo el acusado hacia ella, a quien responsabilizó del accidente y de no vigilar a sus hijos. »En vez de tranquilizarme comenzó a atacarme a gritos«, manifestó la mujer. La acusación particular solicita que se le imponga al acusado una pena de seis meses de multa a razón de cinco euros diarios y una indemnización de 2.784 euros por los daños morales.

Mientras que para las acusaciones está probada la imprudencia grave, con el argumento de que conducía a velocidad inadecuada y sin tener en cuentra que circulaba por una zona escolar en horario de salida de los colegios, el defensor incidió en que habían sido los niños quienes habían provocado el accidente al irrumpir en el circuito de bicicletas y no su cliente, «que conducía a la velocidad adecuada y con el patinete en regla y en perfecto estado». Junto al colegio, alegó, hay una valla para evitar que los escolares crucen directamente por el carril bici y el paso de cebra está unos metros más allá, «pero lo cierto es que cruzan indebidamente por ese tramo del carril, con el riesgo que ello supone».

La fiscal, por el contrario, sostuvo en su alegato final que «los niños invadieron el carril, pero podía haber evitado el atropello si hubiera ido atento y a baja velocidad, porque el tramo es recto, con una buena visibilidad», argumentos en los que también incidió la letrada de la acusación particular. La defensa, que solicitó la libre absolución para el conductor, que no tiene seguro, subrayó que, «a pesar de la mala fama de los patinetes», su patrocinado «no ha incumplido ninguna norma, ni se le ha puesto un boletín de infracción. Iba por su carril y a una velocidad que no se ha podido concretar. Los niños salieron por su izquierda de forma inopinada y le atropellaron a él», concluyó el abogado.

La ordenanza municipal de Valladolid contempla que la velocidad máxima para los patinetes eléctricos es de 10 kilómetros por hora, indicó uno de los agentes de la Policía Municipal que intervino en el atestado y que fue llamado a declarar como testigo. Aunque también reconoció que en la zona no hay ninguna señal que lo indique ni tampoco de reducción de velocidad o indicativo de precaución al discurrir el carril bici por una zona rodeada de centros escolares. Una testigo que circulaba en bicicleta por el carril en el momento de producirse el atropello afirmó que minutos antes el patinete del acusado la había sobrepasado en velocidad, aunque matizó que ella circula «tranquila» con la bici y dijo no poder determinar si el acusado iba a velocidad excesiva.