El pederasta condenado por abusar de una bebé en Valladolid violó a su hija en 2003
L. A. A. C., de 55 años, fue investigado en 1996 por violar a la hija de su novia y suma ya dos condenas a 24 años de prisión por agresiones sexuales
Su primera detención, a raíz de que su entonces compañera sentimental le denunciara por violar de forma reiterada a su hijastra de 15 años en ... 1996, pasó un tanto de puntillas entre las noticias de aquella terrible década de los años noventa, en la que dos violadores y asesinos, como fueron Pedro Luis Gallego y Valentín Tejero –los dos reincidentes y condenados de nuevo en cuanto salieron de la cárcel en 2013–, coparon tristemente los titulares en Valladolid. Ocurrió el 26 de marzo de 1996.
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El sospechoso, L. A. A. C., de 30 años entonces, fue detenido por la Guardia Civil y enviado a prisión al día siguiente por aquella denuncia. La madre de la niña retiraría semanas después la denuncia y el joven quedó exonerado por esta causa. Fuera lo que fuera lo ocurrido con la menor, lo cierto es que siete años después volvería a ser detenido, en esta ocasión, acusado de violar a su propia hija, también adolescente, como su hijastra. Y esta vez sí resultó condenado a una pena de doce años de prisión por violación, que cumplió de manera casi íntegra. Su condena quedó extinguida el 31 de marzo de 2015.
Pues bien, L. A. A. C., hoy de 55 años, tardó poco más de cinco en volver a ser detenido, encarcelado y, el pasado lunes, condenado de nuevo a otros doce años de prisión por otra agresión sexual, en esta ocasión sobre una bebé de tan solo 22 meses. La pequeña era la bisnieta de su última novia.
Pérdida de la patria potestad
De manera que este pederasta suma a día de hoy dos condenas a 24 años de prisión por violar a su propia hija, de 14 años en el momento de los hechos (2003) y por la que perdió la patria potestad 'sine die', y por hacer lo propio diecisiete años después con la bisnieta de su exnovia, una niña que no llegaba a los dos años y a la que, según recoge la sentencia dictada por la Audiencia Provincial (contra ella aún cabe recurso), obligó a practicarle sexo oral cuando se encontraba en una reunión familiar –mantenía una «buena relación» con su entonces expareja–.
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• 26 de marzo de 1996. La Guardia Civil detiene a L. A. A. C., de 30 años, después de que su novia denunciara que había violado durante meses a su hija –hijastra del sospechoso–, de 15 años. El juez le envió a prisión, si bien la madre acabó retirando la denuncia y el investigado acabó siendo exonerado.
• 21 de marzo de 2003. L. A. A. C., de 37 años entonces, es detenido acusado de violar a su propia hija, de 14 años, en el Pinar de Antequera. El ADN demostró la autoría de la agresión sexual y fue condenado al año siguiente a doce años de prisión. Cumplió la pena en 2015.
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Esto último ocurrió el 20 de mayo de 2020. L. A. A. C. ingresó en prisión nueve días después, de manera que aún le restarían otros once para cumplir su condena. El juez le impuso una orden de alejamiento prácticamente de por vida de la niña. El pederasta habrá cumplido 66 años cuando vuelva a recuperar la libertad. Y la pena no fue mayor al aplicarle el tribunal la atenuante de embriaguez –el fiscal solicitó una condena a quince años–.
Del ADN a un testigo directo
Un tío de la víctima, que presenció la escena, fue clave para certificar la última condena al agresor sexual. Diecisiete años atrás, cuando se sentó en el banquillo para responder de la violación de su hija, fue el ADN el que resultó determinante para su condena, además del testimonio de la propia víctima, su hija, quien relató cómo su padre la fue a buscar aquel 21 de marzo de 2003 al instituto de la capital en el que estudiaba, la subió a su furgoneta y la hizo apearse en el Pinar de Antequera para violarla. Después la llevó de vuelta a su centro educativo. Él, al igual que hiciera hace unas semanas en el juicio, negó la mayor durante la vista oral. Las pruebas acabaron propiciando sus condenas en 2004 y 2021.
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