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Teniendo en cuenta que empleamos un tercio de nuestro tiempo a trabajar, ¿por qué no dedicarnos entonces, a algo que nos llene por completo? Esa cuestión fue la que se planteó Ana Pérez Benito, a quien, tras toda una vida dedicada a la gestión administrativa, la necesidad de reconvertirse le llevó a emprender en aquello que más le gustaba; las labores. Así, a finales de 2016, abrió su propia mercería bajo el régimen de franquicia, Lola Botona, en el barrio de Parque Alameda. Un negocio que fusiona las clases particulares y la venta de productos para poder elaborar cualquier tipo de labor.
Estudió Derecho con la idea de algún día opositar, pero pronto se dio cuenta que lo que verdaderamente le gustaba era el mundo de la empresa. Toda su vida laboral ha transcurrido desde entonces en diferentes departamentos de administración y contabilidad en compañías de muy diferentes sectores. Su tiempo libre siempre lo ha dedicado a las labores. La costura, el punto, el ganchillo y las manualidades, no guardan secretos para ella. De pequeña, las agujas, telas y dedales eran su mayor entretenimiento y de mayor ha convertido esa pasión en su mejor expresión artística.
En 2001, por motivos familiares tuvo que dejar su trabajo y cambiar de ciudad. Ese año que estuvo fuera lo aprovechó para aprender patronaje. Al regresar a Valladolid, enseguida encontró trabajo como administrativa. Tras nueve años en su última empresa, una reestructuración de personal le dejó sin empleo. «Tenía 41 años y se me hizo cuesta arriba empezar de cero a buscar un trabajo que me permitiera conciliar horarios», dice. «Los dos primeros años de paro los dediqué a formarme en lo que más me llenaba, la costura. Lo hice por gusto, sin la intención de emprender, pero pasado un tiempo, me di cuenta de que lo mejor para mí sería convertir mi pasión en mi trabajo y montar una mercería», añade esta emprendedora, que también tiene su propio blog de labores.
Acudió a Ventanilla Única de la Cámara de Comercio, donde le informaron de las gestiones y requisitos necesarios para la puesta en marcha de un negocio como el que ella quería abrir. En la Confederación Vallisoletana de Empresarios le apoyaron con la elaboración del estudio de viabilidad de su proyecto. «Tenía claro que quería emprender amparada bajo una franquicia. Conocía los riesgos que supone abrir un negocio y sabía que una franquicia minoraría sensiblemente esos riesgos. Sería como lanzarse al vacío, pero con el paracaídas puesto», afirma. Tras barajar diferentes opciones, en cuanto conoció la franquicia catalana Lola Botona, la eligió para su empresa.
El siguiente paso fue buscar un local adecuado en el barrio en el que ella vivía. La cercanía le permitiría compaginar mejor su futuro trabajo con sus horarios familiares. Encontró lo que buscaba en la calle Vinos de la Ribera del Duero. «Nada más entrar, me imaginé mi tienda allí montada», relata Ana, quien se fue tres días a Barcelona para recibir formación en la central de la franquicia. La concesión de 3.000 euros de la subvención para empresas de nueva creación del Ayuntamiento de Valladolid, fue un gran revulsivo para ella. «Toda ayuda es poca cuando estás empezando. Como ya había agotado todo mi paro, no pude capitalizar. En cambio, si me beneficié de la rebaja en la cuota de autónomos durante un tiempo. Ahora ya la pago completa y hay meses que por mis ingresos, resulta complicado. Todo el mundo me anima y me dice que los primeros dos años de un negocio son los más difíciles. No me quejo de cómo me va, pero si me gustaría que esto terminase de despegar. Los márgenes son muy pequeños y éstos meses de verano son flojos», se sincera. Desde que es su propia jefa, Ana puede organizar mejor sus horarios, sin embargo, considera que tiene «muchos jefes», que son sus clientes, quienes «revisan y valoran cada uno de sus trabajos. Soy perfeccionista y doy todo en cada encargo, porque quiero que me sigan recomendando entre sus conocidos», reconoce.
-Emprendedora: Ana Belén Pérez Benito (45). Licenciada en Derecho.
-Inicio de la actividad: Noviembre de 2016.
-Contacto: Calle Vinos de la Ribera del Duero, 10. Valladolid. Teléfono: 645137753 y 983516246.
Este acogedor establecimiento dispone de miles de referencias pulcramente dispuestas en sus estanterías. Ana vende productos de mercería, bordados, lanas y telas de patchwork, de marcas muy conocidas en el mercado. «Tengo todo lo que mis clientes necesitan para hacer sus labores. Además, hago arreglos en prendas, por lo que siempre me llevo trabajo a casa», dice. Tres mañanas y cinco tardes a la semana las dedica a realizar talleres de costura de dos horas de duración, que cada vez son más solicitados. En grupos reducidos de máximo cinco alumnos, cada participante lleva sus labores para aprender a su ritmo. «No importa el nivel, porque las clases son personalizadas y guío de forma individualizada a cada alumno», dice Ana, que hasta el próximo 10 de septiembre tiene su tienda cerrada por vacaciones. «Aunque sigo haciendo algunos arreglos desde casa», puntualiza. Para esta emprendedora, su mayor sueño sería participar en el concurso 'Maestros de la Costura' de TVE. «No llegué a tiempo de apuntarme al casting de la primera edición, así que en cuanto se ha abierto el plazo para la siguiente, no lo he dudado ni un momento. Ya he echado mi solicitud. Sería un sueño para mí que me seleccionaran, ya que la costura es mi vida», subraya.
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