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Javier García Hernández en la estación de tren de alta velocidad de Jeddah en la que trabaja El Norte

Vallisoletanos por el mundo

«El musulmán es un pueblo amable, hospitalario y que me ha tratado muy bien desde el principio»

Javier García Hernández emigró a Jeddah (Arabia Saudí) en noviembre de 2023 para trabajar en ADIF en la Alta Velocidad

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 24 de septiembre 2025, 06:53

Cuando Javier García Hernández (Valladolid, 1987) se subió al avión rumbo a Jeddah (Arabia Saudí) a finales de noviembre de 2023, lo hacía con las ... maletas cargadas de ilusión, miedo y también con el sueño pendiente de vivir una experiencia en el extranjero. «Siempre quise trabajar fuera, porque no tuve la oportunidad de hacer un Erasmus y era una espinita que tenía clavada», recuerda.

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La vida laboral de Javier en España estaba ligada al mundo ferroviario. Estudió Arquitectua Técnica e Ingeniería de Edificación en la Universidad Europea Miguel de Cervantes y en 2010 aprobó una oposición para trabajar en el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). Años más tarde, en 2022, se sacó también la carrera de Arquitectura en Madrid, en la Universidad Nebrija. «En mi empresa surgió la oportunidad de cubrir la plaza de responsable de Operación y Mantenimiento en Arabia Saudí y me presenté. Todo fue muy rápido», cuenta.

Se fue para trabajar en el Proyecto Haramain, el tren de alta velocidad que conecta Medina con La Meca. «Soy lo que se denomina Procurement Manager y me dedico a la gestión económica y técnica de los contratos de mantenimiento y limpieza de las estaciones de La Meca, Yeda, Kaec y Medina. Son instalaciones faraónicas, diseñadas por Norman Foster, con acabados y materiales que son impensables en España. Es un auténtico reto trabajar en su mantenimiento», reconoce este vallisoletano.

Recuerda que los primeros momentos en el país no fueron nada fáciles. «Es un país con una cultura muy diferente a la nuestra. Los trámites son eternos, la religión está presente en cada rincón y el calor y la humedad son duros», explica. Supo llevar todas esas dificultades gracias a que siempre se sintió acompañado. «Trabajo en un entorno multicultural, con compañeros de Arabia Saudí, Yemen, India o Filipinas, y desde el minuto uno me vi muy arropado», añade.

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Javier García en Elephant Rock, en el entorno de Al-Ula El Norte

Vida en Arabia

Javier vive en Jeddah con su mujer, médico en excedencia, y sus dos hijos. El mayor tenía tres años cuando llegaron a Arabia Saudita y la pequeña, Nora, nació allí el pasado enero. Su nacimiento se convirtió en la mayor alegría para esta familia, pero también en todo un reto burocrático. «En el hospital la registraron con mi nombre y apellidos, siguiendo la tradición musulmanes. Tuvimos que dar muchas vueltas y hacer infinidad de trámites hasta que conseguimos que la inscribieran correctamente y hacerle el pasaporte. Nos tocó incluso viajar hasta la embajada española en Riad, en pleno Ramadán. Hasta el mes de abril no pudimos viajar a España con todos los papeles en regla», relata.

Sus datos

  • Lugar de nacimiento: Valladolid, 1987

  • Estudió: Arquitectura Técnica en la UEMC (2009) y Arquitectura en la Universidad Nebrija de Madrid (2022)

  • Fecha de partida: Noviembre de 2023

  • Lugar actual de residencia Jeddah (Arabia Saudí)

  • Profesión: Procurement Manager en ADIF

Javier se siente muy a gusto en su país de acogida, aunque eso no quita que eche de menos su tierra. «Lo que más extraño es el clima, el estilo de vida y, por supuesto, a mis padres, hermanos y amigos. También algo tan simple como pasear. Aquí el urbanismo no está pensado para peatones y, entre el calor y la falta de transporte público, todo se hace en coche», comenta este arquitecto, que tiene muy claro que su futuro pasa por regresar a casa. «Mi vida está en España. Mi mujer está de excedencia y no podemos tener a los niños tanto tiempo lejos de sus abuelos», comenta entre risas.

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De su experiencia internacional, Javier se queda con todo lo aprendido. «Cuando vine sentí un miedo que no había sentido nunca. No eran nervios, era auténtico miedo. Eso me ha ayudado a ganar capacidad para enfrentarme a nuevos retos, tanto laborales como personales», subraya y deja un consejo para quienes se planteen emigrar: «que se olviden de dónde vienen, porque no todos los países funcionan igual ni las cosas son como creemos que deberían ser. Me gustaría poner en valor la cultura musulmana. Están etiquetados de cierta manera, pero son un pueblo amable, hospitalario y que me ha tratado muy bien desde el principio. Lo mejor es visitarles para conocer de primera mano cómo son», concluye.

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