Universidad de Valladolid
Más memoria para las víctimas de ETA: «Hay universitarios que no saben quién era Miguel Ángel Blanco»Laura Pascual presenta en la Facultad de Derecho su trabajo fin de grado sobre los derechos que asisten a los asesinados y heridos por la banda terrorista y sus familiares
«La gente de mi edad no tiene conciencia de lo que fue ETA, de las víctimas que provocó, del dolor que causó. Tengo compañeros ... de clase que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco, que no tienen ni idea del secuestro de Ortega Lara… y es fundamental que se preserve la memoria de las víctimas». Lo dice Laura Pascual Isidro (Valladolid, 2003), recién titulada en Derecho y autora de 'Tratamiento y derechos de las víctimas del terrorismo de ETA', su trabajo fin de grado, con el que quiere cambiar el foco con el que tradicionalmente se aborda el estudio del terrorismo en España.
«El acento se pone siempre en la organización. Se dedica mucho más tiempo al análisis de los terroristas, de ETA; que al conocimiento de lo que sufrieron las víctimas», asegura Pascual, quien considera que, como sociedad, «tenemos el deber cívico y moral de conservar la memoria de las víctimas, de garantizar y defender los principios y valores democráticos, de reivindicar la importancia de la memoria». Y lamenta Pascual que eso no siempre tiene cabida en las aulas.
«He tenido compañeros de carrera, en Derecho, que no solo no sabían nada sobre la normativa que ampara a las víctimas de terrorismo, sino que ni siquiera sabían nada sobre ellas. A muchos, no les sonaba el nombre de Miguel Ángel Blanco [el concejal del PP en Ermua asesinado en 1997]». Cuenta cómo en segundo de Bachillerato, en la asignatura de Historia de España, sí que había una fugaz mención a ETA cuando se abordaban los últimos años de la dictadura y el arranque de la Transición. «Pero hasta ese último curso del instituto, nada de nada», explica. «Y considero que es fundamental que se conserve la memoria de las víctimas, que se defiendan esos principios de memoria, verdad, dignidad y justicia». Justo el día en el que presentaba en Derecho su trabajo fin de grado, publicaba en sus redes sociales una fotografía con un mensaje en el que no quiere ahondar más. «A mis padres, por el valor con el que afrontaron aquellos años oscuros marcados por la violencia. A todas las víctimas, siempre en la memoria de una sociedad que no olvida».
«Es fundamental que se conserve la memoria de la víctimas, que se defiendan los principios de verdad, dignidad y justicia»
«Tengo la fortuna de que en mi entorno siempre se ha hablado de estas cuestiones, pero me decidí a investigar sobre este tema cuando el año pasado visitamos durante la carrera el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, en Vitoria». Allí hay una reproducción del zulo en el que ETA mantuvo encerrado, durante 432 días, al funcionario de prisiones burgalés José Antonio Ortega Lara. «Cuando lo ves de primera mano, lo sientes todo de forma más directa». Fue a partir de ahí cuando Pascual decidió enfocar su trabajo fin de grado hacia las víctimas de ETA.
La primera parte de su investigación se centra en la historia de la banda terrorista, sus antecedentes, sus bases ideológicas. «Explico brevemente cómo eran las asambleas de ETA, cómo era su estructura, cómo los comandos, qué estrategias se seguía y a través de qué herramientas, como los atentados o el impuesto revolucionario». También analiza el tratamiento penitenciario de los presos. «El caso es que me di cuenta de que hay mucha más documentación sobre la banda terrorista que sobre las víctimas». Para esa primera parte del trabajo fue más fácil encontrar bibliografía, recursos en archivos y la hemeroteca. Las dificultades llegaron al abordar la parte de las víctimas. Laura se encontró ahí con mucho menos material sobre el que poder trabajar.
«De las víctimas se habla poco. Y cada vez menos. Entre las generaciones más jóvenes parece incluso que es un tema tabú». Por eso ella ha querido que su voz recupere esa memoria. «Una víctima es un sujeto pasivo que recibe un ataque de manera directa o que sufre las consecuencias de ese ataque. Por ejemplo, un familiar», define Laura. En su trabajo recuerda cómo el objetivo de ETA se centró en un primer momento en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (guardias civiles, policías, militares), para acometer después una «socialización del sufrimiento», con atentados y asesinatos dirigidos a amplios sectores de la sociedad («civiles, periodistas, políticos, funcionarios de prisiones…»).
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El Estado democrático ha reconocido ciertos derechos e indemnizaciones (también asistencia psicológica o exenciones en el ámbito educativo) a las víctimas de terrorismo, con leyes como la 29/2011 (de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo en España) o el Estatuto de la Víctima, de 2015. «Sin embargo, tal vez sí sería necesaria una ley específica para las víctimas de ETA, un texto que las amparase, protegiese y, al mismo tiempo, les diera más visibilidad». Sobre todo, pensando en la memoria colectiva. En el recuerdo de lo que ocurrió «para que no vuelva a suceder».
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