Mecánico de Auvasa en la sala: del diésel al gas natural comprimido
La evolución en los motores y carburantes de los vehículos obliga a que el taller de Auvasa albergue a operarios en constante renovación
En el complejo de Auvasa conviven vehículos que utilizan distintos combustibles. Autobuses de carburantes diésel, híbridos, de GLP (gas licuado de petróleo), el híbrido eléctrico – ... conocido por los trabajadores como el 'Elvis' de la flota por la especie de tupé que corona su techo–, y los esperados tres autobuses de GNC (gas natural comprimido), que llegarán una vez que esté lista la gasinera de este carburante en las propias instalaciones de la firma de transportes en Valladolid, prevista para el mes de marzo.
Esta variedad ha obligado a los trabajadores del taller a adaptarse a los distintos vehículos, así como también ha hecho evolucionar el propio taller.
Del 'aspirador' de CO2 de los vehículos de diesel, una manguera que se conecta en los tubos de escape de los autobuses; a tener que trabajar por encima de los coches articulados, al estar los depósitos de gas en la zona superior. Detectores de gas en el complejo y cada vez más conocimientos de electrónica en todos los usuarios del taller. «Esa sería la rama que más ha evolucionado, y la que conlleva más mantenimiento», indica el jefe del complejo, Jesús Ángel Encinas.
Las puertas de los vehículos, la suspensión... «Los autobuses cada vez llevan más tecnología, y eso conlleva que nuestros trabajadores tengan que actualizarse con cursos de formación», subraya Encinas, quien describe la evolución de la empresa ligada a la de la automoción en muchos aspectos. «Ahora llegarán los vehículos de gas natural, y nos adaptaremos, pero muchas de las reparaciones serán similares», agrega el profesional de Auvasa.
El mantenimiento de motores y cajas de cambios está muy alto en el ranking diario, así como los problemas derivados de la refrigeración de los propios motores, «sobre todo en verano», señala el jefe del taller, quien también advierte que otros siguen exactamente igual que hace veinte años. «Los problemas de arrancado siguen ahí, y los conductores de la cochera encienden los motores de los autobuses diez minutos antes de su salida, para que a las siete de la mañana todos estén listos para iniciar el servicio», refleja. «¡Ah! Y los tornillos y las tuercas siguen siendo las piezas más usadas», concluye con humor.
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