Dos voluntarios de Cadena de Sonrisas y la paciente Felisa Tesedo escoge un libro de lectura J. C. Castillo

Valladolid

La literatura, la mejor medicina en el hospital

30 voluntarios de dos asociaciones gestionan una biblioteca creada con donaciones y que sirve de distracción a los pacientes del Clínico

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 22 de febrero 2025, 18:46

El tiempo parece transcurrir con una lentitud exasperante para quienes están ingresados en un hospital. Los minutos se convierten en horas entre pruebas médicas, visitas ... y momentos de espera. En esa situación, un libro puede convertirse en el mejor aliado, al ser capaz de trasladar al paciente a lugares increíbles e imaginarios, alejados de la rutina hospitalaria.

Publicidad

Por este motivo, en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid hay un servicio que hace más agradable la estancia clínica de los pacientes. Se trata de una biblioteca que es gestionada por voluntarios que tratan de acercar la lectura a quienes más la necesitan. Este proyecto, coordinado por las asociaciones Cadena de Sonrisas y Cooperación Internacional, cuenta con el esfuerzo de 30 voluntarios que acuden tres días por semana para ofrecer este servicio a las personas allí ingresadas y también a sus familiares. La del Clínico es una de las 56 bibliotecas de España que están adscritas a la Red Estatal de Bibliotecas para Pacientes.

Es miércoles y Sandra San José, Juan de la Torre y otros voluntarios se reúnen en la 12º planta de este hospital, donde han habilitado una biblioteca con unas 1.500 referencias bibliográficas. Se disponen a cargar sus carros de amenas lecturas que ofrecerán por las distintas habitaciones del hospital. Felisa Tesedo es una de las usuarias de esta biblioteca hospitalaria. Confiesa que, aunque no se considera una lectora voraz, los libros están siendo para ella una agradable compañía durante sus días de ingreso. Cuando Juan y el resto de los voluntarios se acercan con su carrito a la sala de espera de su planta, a ella se le van los ojos por una edición muy especial de 'Los viajes de Gulliver', «¡Qué bonito! Leeré lo que me dé tiempo, porque mañana me dan el alta. El otro día cogí un libro de cuentos de Pedro Antonio de Alarcón, que me ha mantenido muy entretenida. Son muchas horas de espera y leer me viene muy bien. Este servicio de biblioteca me parece estupendo porque consigue que la gente se distraiga del problema de salud que tiene y que la estancia se haga más corta», comenta mientras hojea las páginas del libro recién prestado.

Tres voluntarios de Cadenas de Sonrisas recorriendo los pasillos del clínico cargados de libros J. Carlos Castillo

Una biblioteca ambulante con historia

Publicidad

Inicialmente, la biblioteca del hospital estaba ubicada en un sótano, un lugar poco accesible para los pacientes. Con el tiempo, y gracias al esfuerzo de los voluntarios, se trasladó a la planta 12, un espacio abierto, junto a la capilla, donde cualquier persona, paciente o acompañante, puede acceder a los libros si ninguna restricción. Además, se implementó el servicio de biblioteca ambulante con carritos que cada día se cargan con nuevas lecturas para los pacientes ingresados. «Comenzamos en 2012 con el apoyo de la asociación Cadena de Sonrisas y su proyecto Pájaros de Papel, y a lo largo de los años hemos conseguido consolidar un servicio que los pacientes agradecen enormemente«, explica Laura Morchón, supervisora de Atención al Usuario y presidenta de la Comisión de Humanización del Clínico. «La actividad se vio interrumpida por la pandemia, pero una vez que todo volvió a normalizarse, retomamos el servicio, porque veíamos que era muy necesario y los pacientes lo estaban demandando», añade.

Los miércoles y domingos por la tarde, los voluntarios de Cadena de Sonrisas acuden puntuales a su cita bibliográfica, mientras que los voluntarios de Cooperación Internacional cubren los viernes. «Contamos con identificaciones para movernos por el hospital y trabajamos en estrecha colaboración con el personal sanitario«, comenta Sandra San José, coordinadora del proyecto Pájaros de Papel.

Publicidad

La biblioteca del clínico, en la planta 12º, cuenta con más de 1.500 ejemplares J. Carlos Castillo

Libros para todos los gustos

La biblioteca hospitalaria cuenta con una gran variedad de libros gracias a donaciones de particulares y empresas. Novelas, biografías, poesía, teatro, libros juveniles y comics llenan las estanterías. También disponen de alguna enciclopedia, aunque estas prácticamente no tienen demanda. Pero si hay un género preferido por los pacientes ese es el de la novela romántica. «Vimos que gustaba tanto que hicimos una sección especial. Cuando reponemos los carritos para ir por las habitaciones, siempre los cargamos con este tipo de novelas. Son las preferidas», dice Sandra. «Nos piden muchas novelas y libros de lectura fácil, con muchas fotografías. También las biografías y los cómics de Astérix o Tintín tienen una gran demanda y entre los autores favoritos, quizás destacan Miguel Delibes y Gabriel García Márquez. En alguna ocasión, algún paciente que era informático nos ha pedido libros más técnicos o incluso alguno de idiomas como el alemán», apunta Juan de la Torre, presidente de Cadena de Sonrisas, quien también señala que el perfil del lector es muy variado. «Los pacientes de psiquiatría leen muchísimo. También los responsables de psiquiatría infantil y pediatría, de vez en cuando nos piden que vayamos y que dejemos libros. Entre los pequeños, los que más gustan son los de dinosaurios y los cuadernos para pintar», informa.

Publicidad

En 2024, el servicio prestó 1.167 libros, una cifra que demuestra la importancia de la lectura para aliviar la estancia hospitalaria. «Al principio llevábamos un registro de los préstamos, pero era complicado y poco práctico. Ahora confiamos en la responsabilidad de los pacientes y en el apoyo del personal de enfermería para devolver los libros», explican los responsables de este proyecto.

El impacto de esta iniciativa va más allá del fomento de la lectura. Estos libros de préstamo son medicina para el alma ya que aportan momentos de desconexión durante la convalecencia. «Los pacientes nos reciben con mucha alegría. Algunos ya nos conocen y esperan nuestra visita, mientras que para otros es una sorpresa muy grata», afirma Juan. «A veces, un libro no solo entretiene, sino que también acompaña en momentos difíciles. A mí me hace muy feliz esta labor. Me hace sentirme apoyado y querido. Es como una especie de cadena de favores o de sonrisas. Es hacer algo por alguien sin pedir nada a cambio», prosigue.

Publicidad

La biblioteca sigue creciendo y siempre está abierta a nuevas donaciones. «Dependiendo de las necesidades, revisamos qué libros nos hacen falta y buscamos la manera de conseguirlos. La mayoría de las ocasiones, son los propios pacientes los que, cuando regresan a sus casas, nos traen libros que quieren donar a nuestra biblioteca», concluyen los voluntarios.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad