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El juicio de nunca acabar del BMW amarillo robado en Laguna en 2016Otra vez casi en el punto de partida. La Audiencia de Valladolid celebrará este lunes, otra vez, el juicio por el robo de un ... BMW amarillo con el que se intentó crear posteriormente un entramado para blanquear dinero con varias transacciones en el 2016. Los hechos ya fueron juzgados en la primavera de 2023, si bien el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló la sentencia absolutoria de los encausados y devolvió la causa a la Audiencia Provincial. Así que nueve años después de ese presunto robo en Laguna de Duero todo sigue casi igual.
En el banquillo de los acusados se volverá a sentar Rubén Sacristán como el presunto artífice del robo e iniciar ese entramado de blanqueo con compras y ventas consecutivas del vehículo en las que figuraban como titulares del coche terceras personas (acusadas en el proceso por la acusación particular).
Los hechos se remontan al 10 de febrero de 2016. Ese día, recalca el Ministerio Público, Sacristán se citó con Ricardo S. P. en Laguna para llegar a un acuerdo en la venta del BMW M3 por 20.000 euros. Cuando el propietario le estaba enseñando el maletero, el acusado, incide la Fiscalía, se montó en el vehículo, lo arrancó y se fue con él. «No he estado nunca en la provincia de Valladolid. Desconozco todo sobre ese vehículo», declaró hace más de año y medio Sacristán sobre el hurto del BMW amarillo.
El entramado que expone la acusación particular, de la que no forma parte la Fiscalía al considerar que del resto de acusados «no ha quedado probada su implicación», arranca en 2015 cuando Matías Giménez Pascual compró en una página web «un coche siniestrado». «Tenía un vehículo de las mismas características y necesitaba el motor. Lo compré por unos 5.000 euros y lo vendí por unos 2.000 sin el motor. El coche estuvo a mi nombre y hay facturas y contratos de esas transacciones. Siempre informé de que era un coche siniestrado», testificó Matías Giménez, cuya implicación a tenor de los testimonios del juicio pasado concluye ahí.
Tribunales en Valladolid
Álvaro Muñoz
El nombre de Cristian, acusado por las víctimas de la presunta estafa, es uno de los que más aparece en las diligencias. Después de ser robado el coche en Laguna, el primer titular del vehículo es precisamente Cristian. Fue días después del presunto hurto y como contraprestación recibió «150 euros». «Hice un favor a Rubén Sacristán porque dijo que tenía un problema con Hacienda. Tenemos un amigo en común y nos presentó. Necesitaba el dinero y accedí. Le dejé el DNI y me hizo una fotocopia, pero yo nunca firmé nada. De todos los que estamos aquí solo conozco a Rubén Sacristán y gracias a una persona en común», afirmaba uno de los acusados sobre el hipotético entramado de blanqueo.
La titularidad del coche, más tarde, pasó de Cristian a José Ángel Mories Jiménez con la ayuda de Ángel Hernández Pérez (experto en la compra y venta de vehículos). «Se lo compré a Cristian o a alguien que se hacía pasar por él por unos 12.000 euros. No creo que ni hiciera ni 1.000 kilómetros. Lo devolví porque me enteré de que había estado siniestrado y al ser importado. No tenía esa información en el momento de la compra. Ángel, que tiene una empresa en el sector, se ofreció y me ahorré el dinero de la gestoría», testificó José Ángel, otro de los acusados.
Posteriormente se registró otra compraventa. En este caso, el adjudicatario fue Antonio Rodríguez, que desconocía los hechos «hasta que fue informado por la Guardia Civil». «No he comprado ningún vehículo, no conozco a ninguno de los acusados, no acepté el cambio de titularidad porque no tenía constancia de eso. La firma no es la mía, no sé cómo han obtenido mis datos. Una vez perdí la cartera y la devolvieron al día siguiente», agregó Rodríguez Cardoso sobre ese presunto entramado delictivo.
Finalmente, el BMW fue adquirido por Álvaro V., último titular tras abonar 15.000 euros antes de ser hallado por la Guardia Civil en La Coruña y uno de los que sigue ejerciendo la acusación particular para intentar recuperar esa cantidad.
Por todos estos hechos la Fiscalía solicita, al igual que en el inicio del procedimiento, una pena de cuatro años de prisión para Rubén Sacristán. Un año por el hurto del BMW en Laguna de Duero y otros tres años por un delito continuado de falsedad en documento oficial.
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