José Luis Bellido, el alma de las casetas regionales en las fiestas de Valladolid

De no haber cumplido con la tradición, José Luis podría haber sido, pasado el tiempo, presidente de la Casa de Cataluña en Valladolid. «Pero en aquella época era costumbre que las mujeres dieran a luz en casa de sus madres», cuenta Bellido.

Así que, con el embarazo ya muy avanzado, la madre de José Luis viajó desde Barcelona hasta aquel municipio segoviano en el que abrió los ojos y cuyo nombre lleva con orgullo allá por donde pisa. Por supuesto, también Valladolid.

Bellido ha recibido esta semana una noticia «emocionante». El Ayuntamiento bautizará con su nombre el nuevo recinto que albergará, a partir de 2024, las casetas regionales de las fiestas de Valladolid, de las que Bellido es impulsor, cabeza y corazón. «Es un orgullo, siento que, de alguna manera, entro en la historia de esta ciudad que tan bien me acogió».

José Luis llegó a orillas del Pisuerga con apenas 18 años, cuando en 1960 trasladaron a su padre, funcionario de la Renfe, como nuevo jefe de estación en Valladolid. Antes había pasado los primeros nueve años de su vida en Barcelona. Después estuvo hasta los 18 en un seminario segoviano.Y aquí, en Valladolid, estudió Ciencias Económicas.

«Terminé la carrera ya trabajando, porque mi padre me consiguió un trabajo en Fasa Renault». Allí ingresó en 1962 y permaneció hasta su prejubilación, en 1999. De su vinculación con una de las grandes instituciones de la ciudad queda su etapa como secretario general de las instalaciones deportivas de Fasa.

Fueron doce años (desde 1975 a 1987) en los que impulsó uno de los principales centros de ocio de la ciudad. «Gozábamos de una masa social que se acercaba a las once mil familias. Y había que ofrecerles alternativas de ocio, como la piscina. Recuerdo que las cuotas eran muy bajas y teníamos que recabar ayuda de la empresa para mantenerlas, pero es que el gerente francés era de la cofradía del puño cerrado. Pasábamos unos sudores tremendos para que soltara la pasta».

Su nombre ha estado asociado durante los últimos años a la Federación de Casas Regionales de Valladolid, de la que es presidente desde 1988 (primero en funciones, desde 1990 «real y efectivo»). Pero, durante mucho tiempo, José Luis Bellido se asomó a los titulares de las páginas de Deportes.

Durante cinco años, entre 1986 y 1991, fue secretario general del Real Valladolid Deportivo. Ingresó en la directiva del club de la mano de Miguel Ángel Pérez Herranz, que era el presidente. ¿Jugadores de aquella época? «Hay uno que hizo historia tanto en el fichaje como en el traspaso: Fernando Hierro». Y entonces, comienza a contar la historia de cómo uno de los grandes nombres del fútbol español aterrizó en el Pucela.

«Nosotros, en realidad, trajimos a su hermano Manolo. Un día, subió al despacho y me dijo: 'Oye, tengo un hermano que juega en el Vélez Málaga y yo estoy solo aquí en el piso de Valladolid. ¿Habría algún inconveniente en que...? No, no, le dije, que venga y entrene con el segundo equipo», rememora Bellido.

La segunda escena tiene lugar en ese mismo despacho, «con unos grandes ventanales que daban a los campos anexos». «El entrenador entonces, Vicente Cantatore, subía muy a menudo, siempre para lo mismo:'Mira, que es que necesito...'. En lo que le estuve preparando unos documentos, vio por la ventana que estaba entrenando el Valladolid B. Y entre los jugadores estaba Fernando Hierro. Preguntó: '¿Quién es el larguirucho ese que está ahí? El hermano de Manolo Hierro. Y me dijo: ¿No te importaría que viniera a entrenar un par de días conmigo?' Y cuando terminó el par de días, subió y dijo: 'Vete preparándole ficha profesional, que no sabéis lo que tenéis aquí'.

Y además de Renault y el Real Valladolid, la Seminci. «Fui tesorero de la Federación Internacional de Cines de Arte y Ensayo», rememora Bellido, quien recuerda que en aquellos años seguía vigente la censura en las películas comerciales. «Pero las de arte y ensayo eran una válvula de escape a ese control».

Cada semana, proyectaban un título en la Sala Borja. «Recuerdo títulos como 'La naranja mecánica' y 'Garganta profunda'». Y a partir de ese cargo, colaboró con Antolín de Santiago y Juárez durante los primeros años de la SemanaInternacional de Cine Religioso y Valores Humanos, que en 1972 cambió su nombre al de Semana Internacional de Cine (Seminci).

Cuando Bellido llegó en 1960 a Valladolid, la ciudad vivía una revolución urbanística e industrial. La implantación de fábricas como Fasa, Iveco o Michelin atrajo a miles de familias de todas partes del país. Muchas de ellas se agrupaban en torno a las casas regionales, el facebook de la época. José Luis se asoció en 1970 al Centro Segoviano. En 1982 fue su presidente. Dos años después, se fundó la federación de casas regionales de Valladolid y él terminó como su presidente, cargo que ejerce en la actualidad.

«Necesitábamos dinero para nuestras actividades», recuerda. «Tomás Rodríguez Bolaños y yo fuimos compañeros de fatigas en Renault. En 1982, le comenté, tenemos que hacer algo en Valladolid para recaudar fondos. Y me dijo, vale. 'Vosotros tenéis gente y buena gastronomía. Yo os proporciono material y montáis algo en las fiestas de San Mateo'. Y así lo hicimos. Nos dejó unos tableros, unas vallas y con la venta de productos sacamos algo de dinero».

Nació así uno de los platos fuertes de las fiestas de Valladolid, la feria del folclore y la gastronomía. «Pasamos un año muy malo, a principios de este siglo, cuando comenzó la Feria de Día. Ese primer año nos afectó, pero luego nos hemos repuesto. Se ha demostrado que a la Feria de Día se va a picar y a la del folclore y la gastronomía se viene a comer». Esa feria es la que se mudará en 2024 al espacio entre el aparcamiento del Miguel Delibes y la avenida del Mundial 82. Y ese recinto recibirá su nombre, el de José Luis Bellido, el segoviano que alentó las instituciones de Valladolid.