Investigadora de profesión, boxeadora de campeonato

El estrés laboral llevó a esta vallisoletana a iniciarse en el mundo del boxeo y nunca pensó en dedicarse a ello profesionalmente, pero la pasión ha podido más. «Nadaba y corría diariamente para combatir el estrés al final del día, pero necesitaba más y el boxeo era algo que siempre me había gustado», cuenta Isa, como se la llama. En su memoria guarda cuando este deporte era un pasatiempos que le obligaba a salir antes del trabajo, pero ha conseguido llegar al más alto nivel en su categoría a base de esfuerzo, dedicación y horas extra. Y se muestra orgullosa de ello.

Su trayectoria profesional poco tiene que ver con el boxeo porque es investigadora en una farmacéutica. «Empecé la carrera de Química, pero decidí dejarla cuando llegó la crisis de 2008 para enfocarme en encontrar trabajo lo antes posible, por lo que cursé dos grados superiores, uno de Salud Ambiental y otro de Laboratorio de Análisis y Control de Seguridad», recuerda. Gracias a esa decisión, que le parecía algo precipitada, consiguió unas prácticas en Irlanda y allí se fue. En ese momento no competía en boxeo porque la estancia en el país verde frenó su debut en la categoría profesional, pero asegura no arrepentirse de ello. A su vuelta, consiguió el trabajo que ahora desempeña y agradece a su yo del pasado haber elegido ese camino.

Compaginar el trabajo, con horario partido, y el boxeo ha sido complicado, según reconoce. Entrena una hora por la mañana, acude a su puesto de trabajo y cuando sale, imparte clases de boxeo a niños para, una vez finalizadas las lecciones, dedicar otro rato a su entrenamiento personal. «Los días se me hacen cortos y necesitaría más horas para poder entrenar todo lo que me gustaría, pero también para hacer otras actividades, como ir al cine o sentarme a leer tranquilamente».

El hecho de no tener un hueco libre durante el día le ha llevado a obtener buenas posiciones a nivel nacional, como el Campeonato de España de 2019, en el que consiguió el bronce, o el Campeonato de Clubes de ese mismo año, en el que también se hizo con el tercer puesto. Además, ganó la Copa Iberdrola en 2020 y obtuvo un segundo puesto en la Liga de 2020. Ni siquiera la pandemia consiguió frenar su dedicación, y cuando cerraron los gimnasios, decidió adquirir un saco de boxeo para colgarlo en su casa. Gracias a eso, pudo entrenar diariamente, aunque reconoce que no es igual.

Isabel tiene muy en cuenta el paso del tiempo, porque a sus 34 años entiende que le queda un lustro en el nivel de competición. A su vez, lamenta la falta de apoyo a las mujeres boxeadoras, pese a que en Valladolid el número a nivel de competición ha aumentado en los últimos años. «Hemos pasado de ser dos a ser cinco, y desde la irrupción de la pandemia se ha potenciado el interés de las chicas por el boxeo», explica. Para ella, el sustento de la cantera es fundamental y asegura que hay muchos niños y niñas que con apenas seis años son «auténticos portentos que podrán llegar donde quieran en el boxeo».

Desde hace dos semanas, Isabel cuenta los días para el campeonato y reconoce estar en una etapa de relajación para enfrentarse a la competición en las mejores condiciones. «Mentalmente intento no pensarlo mucho porque me suelo poner nerviosa al ser algo tan importante como el debut profesional que tanto llevo esperando». En su proyección de futuro piensa dedicarse al boxeo los años que le quedan, y en esta decisión está presente la opción de salir de España para competir en el más alto nivel. «Estoy deseando debutar para elegir el camino que quiero seguir en el deporte que me apasiona y que, al parecer, no se me da del todo mal», comenta entre risas.