De ingeniero industrial en Venezuela a 'rider' en Valladolid: «Te tratan como una mierda»
Un repartidor de la compañía que trabaja 'en negro' relata la dureza de su día a día
Con la cabeza agachada, como si quisiera pasar desapercibido, aunque cuando se le interpela mira de frente. Hay tristeza en sus ojos cansados, y también ... decepción. Porque no era esto lo que esperaba encontrar en España. Uno de los 'riders' de Glovo que aguarda el próximo encargo apoyado en un escaparate de la Plaza Mayor, bien envuelto en una trenca oscura, es un venezolano de 40 años que llegó a Valladolid en febrero de este año en busca de un futuro mejor que no termina de llegar.
En su país era ingeniero industrial, una profesión muy distinta de la que desempeña ahora por un salario de miseria. Su situación irregular le impide tener cuenta propia en la plataforma, así que reparte los pedidos 'en negro', con una que ha alquilado por la tarifa habitual del 30% de las ganancias «a una persona confiable», muy distinta de la primera con la que se topó: «Me estafó», recuerda.
Un trabajo «denigrante»
Cuando se le pregunta si la dureza de su día a día en la conomía sumergida hace mella en su ánimo contesta que sí, pero que lo ve como «algo momentáneo», a la espera de recibir el permiso de trabajo a finales de este mes y «buscar algo fijo». Porque «esto bonito no es», dice. Todo lo contrario. «Es denigrante cuando llueve, y la gente cree que con darte un euro de propina lo arregla», señala, por no hablar de que «en los establecimientos te tratan como una mierda». A su lado, un joven brasileño de 18 años que cruzó el Atlántico con 16 asiente. En sus ojos, la misma mirada triste.
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