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En la casa de Laura (17 años, comienza ahora Segundo de Bachillerato en la Escuela deArtes) y Elena (10, estudia en el colegio de Lourdes) ... hay dos ordenadores y una tableta. Juan Alonso, el padre, tuvo durante el confinamiento que echar mano de uno de los dispositivos para seguir por videoconferencia las reuniones de trabajo. El tute de la pasada primavera fue tal que el ordenador más antiguo dijo 'hasta aquí hemos llegado'. «Así que hemos tenido que comprar uno nuevo», cuenta Clara Díez, la madre de Laura y Elena, quien recuerda que la actualización de equipos es otra de las líneas que este año se han tenido que incluir en la lista de la compra para encarar la vuelta al cole.
Vuelta al cole y coronavirus
Aitana Martín tiene 9 años. Vive en Villanueva de San Mancio. Este curso empieza cuarto de Primaria en el colegio Campos Góticos, en Medina de Rioseco. Sus padres, Carlos y Natividad, ya manejaban la posibilidad de comprar un ordenador, pero confiaban en que se podría esperar hasta que Aitana empezara la Secundaria. Al final, el miedo a un nuevo confinamiento, a que se vuelva –aunque sea de forma temporal– a la educación 'on-line' ha empujado a la familia a comprar un ordenador y una impresora, que Aitana recibió este verano como regalo de primera comunión. «Por si acaso, porque parece que se se le ven las orejas al lobo», dicen. Y a este gasto extra se suma, seguramente, la compra de más ropa, «porque habrá que lavarla y desinfectarla más a menudo». Eso sí, por suerte la familia no tendrá que asumir la factura de libros, porque han recibido la beca del plan Releo Plus, informa Miguel G. Marbán.
Hay más situaciones como las de Laura y Elena, como las de Aitana. Pedro Pérez y Azucena Méndez han echado cuentas de cuánto les supondrá este año la vuelta al cole de su hijo Alejandro. «Un ojo de la cara», certifican. El pequeño cursará quinto de Primaria en el colegio Santa Teresa de Jesús y han tenido que comprarle un escritorio, un sillón y un ordenador portátil para que haga sus tareas escolares. «Tenemos asumido que se va a pasar muchas horas estudiando y recibiendo clase en casa, así que queríamos que estuviera lo más confortable posible», dice Azucena.
«El curso pasado hicimos todos los deberes mediante el móvil. Era el único dispositivo que teníamos en casa y si necesitaba sacar algo en papel, mi marido lo imprimía en el despacho. Hacer los deberes con el móvil fue muy incómodo y peligroso para la vista. Por eso hemos decidido hacer un gran desembolso y comprar un ordenador portátil que le pueda servir para cuando pase a Secundaria», informa Laura Negro.
La familia solicita cada año el programa de gratuidad de libros de texto Releo Plus y el desembolso que realiza habitualmente es de unos 100 euros en libros y 50 euros en material escolar. «La educación de nuestro hijo es lo primero y creemos firmemente que los libros deben ser reutilizados. Enseñar eso a los niños, es reeducación. Este año, además de los libros y el material, he tenido que invertir 300 euros entre el sillón y el escritorio, 900 en el ordenador y me gastaré otros 60 en las licencias digitales de los libros, por si al final las clases se impartieran de forma 'on-line'».
La incertidumbre ante el nuevo curso escolar (que comienza el día 9 de forma presencial en Infantil y Primaria) y la posibilidad de que los rebrotes del coronavirus desemboquen en nuevos episodios de educación a distancia ha provocado dos fenómenos. El primero, un retraso en la compra del material (libros, estuches, pinturas, folios...) constatable en las librerías, papelerías y grandes superficies.
El segundo, un incremento en las ventas vinculadas con el equipamiento informático. Las tabletas, ordenadores, impresoras, cartuchos de tinta... están a la orden del día. Y eso que muchas familias ya tuvieron que adelantar todas estas compras en primavera.
«El curso pasado ya tuvimos tres meses de educación 'on-line', y eso obligó a muchos hogares a equiparse», asegura David Moya, de Confacapal, la Confederación de Federaciones de asociaciones de padres de alumnos de Castilla y León. «Esta vez no nos va a pillar por sorpresa, como en marzo. Las familias se están organizando con tiempo y saben que tienen que estar preparadas por si hay otro confinamiento», apunta Ángela Melero, presidenta de Fecampa, la federación católica de asociaciones de madres y padres de alumnos de Valladolid. «Ya sabemos lo que supone la educación a distancia y las carencias que tuvimos que afrontar en primavera», añade Melero, quien recuerda que las dudas son tantas que muchas familias han optado por retrasar lo máximo posible la compra de material escolar.
«Nosotros defendemos la educación presencial y entendemos que es la que primará este curso. Pero hay que estar preparados para retomar las clases a distancia si la situación lo requiere. Y esto es algo que no solo se relaciona con la covid-19. Llevamos años insistiendo en que la educación se tiene que adaptar al sigloXXI», apunta David Moya, quien recuerda la necesidad de que las becas y ayudas económicas al estudio incluyan líneas vinculadas con la adquisición de material informático. «Los colegios tienen identificadas a las familias más vulnerables, aquellas en las que la brecha digital es mayor, pero hay también hogares, con niveles económicos medios, que deben hacer frente a unos gastos extraordinarios que pueden trastocar sus presupuestos», incide Moya.
El gasto vinculado con la vuelta al cole conllevará este año el desembolso provocado por las medidas de seguridad. La mascarilla será obligatoria a partir de segundo de Primaria y los alumnos tendrán que llevarla de casa (el centro dispondrá de unidades para los casos en que se pierdan o se rompan). Pero cada estudiante tendrá que llegar al colegio con mascarilla (el precio máximo de las quirúrgicas es de 0,96 euros por unidad). Además, aunque habrá dispensadores de gel en los centros escolares, algunos recomiendan a las familias que los niños lleven de casa el gel hidroalcohólico. Los estudiantes tendrán que lavarse las manos, al menos, cinco veces durante la jornada lectiva.
La consejería de Educación anunció en julio la adquisición de 10.000 dispositivos para «potenciar el programa de préstamo a los alumnos con dificultades económicas y así reducir la denominada brecha digital», asegura la consejera de Educación, Rocío Lucas, quien recuerda que «la digitalización de la enseñanza y la competencia digital» se mostraron como «claves» en el último trimestre del curso pasado.
Y habrá que ver qué es lo que ocurre en este. La apuesta es por la educación presencial en todos los niveles, desde Infantil hasta segundo de Bachillerato. Solo se cerrarían los colegios en casos de brotes incontrolados. El protocolo suscrito el jueves entre el Gobierno y las comunidades sí que contempla, sin embargo, confinamientos parciales, cuarentenas de 14 días que afectarían a los compañeros cercanos de aquellos alumnos que dieran positivo en una prueba PCR por coronavirus. En ese caso, se aislaría en sus casas a todos los alumnos del aula (si el positivo es en un estudiante de Infantil o primero de Primaria) y a los contactos más estrechos, aquellos con los que se confirma que ha permanecido cerca, a menos de metro y medio de distancia, durante más de 15 minutos (y en los menores de 11 años, dará igual si llevaba la mascarilla puesta). Entonces, se aislaría a los alumnos en sus casas. Y tendrían que seguir las clases 'on-line'.
«Esto es lo que más nos preocupa, las dificultades de muchas familias para acceder a este tipo de productos que se han demostrado necesarios para seguir la educación a distancia», apunta Prudencio Prieto, de la Unión de Consumidores de Castilla y León (UCE). La entidad no se ha atrevido este año a aventurar cuál es el gasto que deberán asumir las familias ante la vuelta al cole. El desembolso no es el mismo si hay que ir a una enseñanza presencial (material escolar, más ropa...), que si hay que añadir gastos vinculados con la 'tele-educación' (mejores conexiones a Internet, ordenadores actualizados...). «A fecha de hoy, no podemos trabajar con presupuestos porque es difícil saber lo que las familias tendrán que comprar», reconoce Prieto. Otras asociaciones de consumidores, como la OCU, ya han alertado de que tener tantos escenarios abiertos (presencial, semipresencial, 'on-line') puede provocar una mayor factura.
Esta incertidumbre se ha trasladado a los comercios, que detectan que las compras vinculadas con la vuelta al cole se han retrasado con respecto a otros años. En El Corte Inglés, por ejemplo, se ha ampliado dos semanas el plazo para la reserva de libros de texto, un sector que experimenta una tendencia a la baja, por la existencia de programas como Releo. Se mantiene el desembolso vinculado con material de papelería o uniformes (cada vez más habitual en colegios concertados) y el mayor crecimiento se observa en equipación informática. Algo que ya se daba otros años y que, en esta ocasión, se ha visto reforzado por la idea del «por si acaso».
«Hay familias que tenían pensado comprar el ordenador cuando los hijos comenzaran la Secundaria y que han decidido adelantar la compra cuando están terminando Primaria, porque tal vez este curso ya lo necesiten», aseguran desde El Corte Inglés que, a través de la Fundación Ramón Areces, donará 1.600 tabletas Samsung a Cruz Roja, para las familias más vulnerables. Además, ofrecen un servicio gratis para resetear dispositivos de cara al nuevo curso.
Francisco Fernández, de Dimfo, empresa de distribución y mantenimiento de fotocopiadoras, explica que durante el pasado confinamiento ya se constató una «demanda creciente de impresoras y equipos multifunción». «De hecho, hubo marcas en las que se rompió el 'stock' de los equipos pequeños, de uso doméstico», explica. «En aquellos meses, sí que se vendió más. Ahora, de momento, no hemos percibido esa preocupación. Aunque puede llegar más cuando comience el curso», añade Fernández.
Desde Mediamarkt indican que «la situación generada por la covid-19 ha provocado que muchos centros educativos hayan querido agilizar su camino hacia digitalización», y eso se ha traducido en un «incremento exponencial de la demanda entre particulares de productos informáticos» que, en los últimos cuatro meses, cifran en el 34%. Se ha notado sobre todo en portátiles, 'webcam', pantallas interactivas, sillas ergonómicas y puntos de acceso wifi, para mejorar la cobertura.
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