El fuego arrasó 8,2 hectáreas y dañó más de 9.000 árboles en el Bosque de los Sueños
«Las llamas se nos venían encima y nos llevamos un buen susto, pero logramos que no entraran», relatan los empleados del vivero de la carretera de Santovenia
Los trabajadores de las empresas situadas al borde de la carretera de Santovenia (aún avenida de Santander en ese primer tramo) tuvieron que lidiar el jueves por la noche contra un voraz incendio, similar al que por la mañana arrasó la mitad del Bosque de los Sueños unos metros más atrás (junto a la ronda), que a punto estuvo de colarse en los viveros y en la nave de una empresa de carbones (repleta de materiales combustibles). «Las llamas se nos venían encima y nos llevamos un buen susto, pero logramos evitar que entraran a los invernaderos con mangueras», relataban ayer los responsables de Viveros Gutiérrez. «Fue un susto tremendo», coincidieron en señalar sus vecinos de Carbones Ceballos: «Estamos rodeados de maleza y a punto estuvieron de colarse las llamas aquí dentro».
Los dos incendios sucesivos registrados en este paraje, situado entre la ronda oeste (VA-20) y el final de la avenida de Santander (pasada la ronda), carbonizaron 8,2 hectáreas de terreno, incluida una nave situado junto a los citados viveros y un pequeño bloque de pisos. Esto último ocurrió a última hora de la tarde, ya que apenas unas horas antes ardieron cerca de cinco hectáreas del Bosque de los Sueños, un área verde en la que se invirtieron 1,3 millones de euros para plantar 18.000 árboles hace tres años. Los operarios estaban precisamente ese día desbrozando este terreno municipal cuando surgieron las llamas, que comenzaron en el Soto de la Medinilla (se está investigando la presencia allí de un tractor) y que acabaron afectando a más de 9.000 ejemplares del bosque urbano. «Estimamos que entre el 50% y el 70% se los árboles se han visto afectados, aunque hay que esperar a ver si tienen capacidad de rebrotar», explica la concejala María Sánchez, quien lamentó que el parón durante el estado de alarma obligó a retrasar el desbroce.