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La Iglesia de Valladolid suma dos nuevos diáconos permanentes
Felipe Olmedo y José María Sánchez, ambos casados de 61 y 55 años, adquieren la función principal de asistir al arzobispo o a los sacerdotes en la celebración de las misas pero sin posibilidad de consagrar
«El Señor nos llama y nosotros respondemos. Felipe Olmedo y José María Sánchez fueron ordenados diáconos permanentes por el arzobispo de Valladolid, Luis Arguello, ... durante una celebración religiosa en la Catedral donde fueron respaldados en su decisión «de entrega» a la Iglesia de Valladolid por su familia, numerosos presbíteros y muchos fieles. Fue una emotiva eucaristía donde, además, estos dos vallisoletanos de 61 y 55 años se comprometen a compatibilizar sus trabajos personales y sus responsabilidades familiares adquiriendo a la vez la función principal de asistir al prelado así como al resto de la curia en la celebración de las eucaristías o en impartir algunos sacramentos tal y como está regulado en el Código del Derecho Canónico. Con estas dos nuevas ordenaciones, en total, la iglesia vallisoletana suma una docena de diáconos permanentes donde el arzobispo, Luis Argüello, pidió al Señoe «para que ilumine los ojos de nuestro corazón para que sepamos a la esperanza a la que hemos sido llamados». «Que vuestro corazón tome forma del corazón de Cristo siervo», les dijo.
Gracia, acogida o espíritu de servicio son algunos de los sentimientos que públicamente revelaron estos dos nuevos diáconos que, a su vez, fueron admitidos a órdenes hace justamente seis meses -el 8 de diciembre de 2024) coincidiendo con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Ahora acceden al primer grado del Sacramento del Orden -comprende tres grados: diaconado, presbiterado (sacerdotes) y episcopado (obispos)- durante la celebración de la eucaristía en la que se vivieron intensos y emotivos momentos tanto de Felipe como de José María que estuvieron respaldados por sus familias. Una misa culminante tras haber completado la fase propedéutica y tres cursos de formación en Teología en el Estudio Teológico Agustiniano.
Los nuevos diáconos permanentes explicaron a El Norte de Castilla que su ordenación responde «a que la iglesia ha reconocido que el Señor nos ha llamado». «Ha sido el Señor el que ha suscitado en nosotros una vocación de servicio a él y a la Iglesia en Valladolid» explica José María Sánchez quien reconoce que, para él, «este ministerio significa servicio servicio a Dios y a la Iglesia».
En definitiva, «un día muy feliz», coincidieron los nuevos diáconos permanentes pero también sus familias junto con numerosos sacerdotes que les acompañaron en la tarde de este domingo en el que invocaron a Dios mostrándose seguros de que «es una responsabilidad pero sabemos que todo lo haremos con la ayuda de Dios y por eso estamos confiados en que lo haremos bien».
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Este vallisoletano agradeció públicamente el respaldo de su mujer y de sus tres hijas «porque sentí «la llamada a esta vocación como una oportunidad para complementar y completar mi vida». Una «vida de servicio a lo que nos encomienden» señaló este vallisoletano, ingeniero técnico agrícola en ejercicio libre, ante la atenta mirada de la curia en lo que significa, junto a su compañero, una gran ayuda a la Archidiócesis más en unos tiempos de pocas vocaciones.
Felipe Olmedo, por su parte, es un vallisoletano «con el deseo de un mayor compromiso con la Iglesia», de 61 años de edad, también casado y cuya dedicación laboral es una conocida fábrica de vehículos industriales de la capital. Así, estos días ha significado que descubrió su vocación de servir como diácono permanente «tras una etapa difícil en su vida personal gracias, precisamente, a otro diácono permanente de la Archidiócesis». Una relación con los fieles vallisoletanos tras ser durante varios años catequista, «pero no sabía que existía esta otra vocación con la que espera poder profundizar en ese espíritu de servicio».
Ambos han agradecido durante estas horas el «respaldo» recibido de sus familias durante la larga etapa de discernimiento que ha precedido a su ordenación como diáconos permanentes, «una nueva etapa que afrontan con humildad y temor, pero también con acogida a lo que consideran una gracia, un don de Dios».
Sin duda, «una muy buena noticia para la Iglesia de Valladolid y toda su feligresía», comentaban algunos de los sacerdotes presentes durante la celebración que la vivieron «como un gesto de entrega grande». «Son de admirar porque cada uno tiene su trabajo, familia… Y con este gesto quieren dedicar tiempo y tiempo al servicio de la Iglesia y de Valladolid», se congratularon para exclamar: «¡Que haya diáconos en la Iglesia es una señal de que Dios nos sigue amando!».
Una de las anécdotas de la celebración presidida por Argüello y el vicario general, Jesús Fernández Lubiano, fue que Ana, mujer de Felipe Olmedo, es la directora del Coro del Santuario, compuesta por una veintena de voces y que interpretó el repertorio de la ordenación desde el coro catedralicio. Pero como debía situarse en el primer banco del templo ante la significación del acto para ella, su marido y toda su familia, fue sustituida como dirigente de la parte musical del acto por el sacerdote y director Goyo Casado.
Diaconado permanente
El diaconado permanente es una vocación propia donde se establece que pueden acceder a ella aspirantes no casados y casados. Estos últimos, «con el consentimiento de su mujer» y cumplidos «al menos 35 años» de edad.
Actualmente, la Archidiócesis de Valladolid dispone de 10 diáconos permanentes. Sus funciones, además de asistir al obispo o a los sacerdotes en la celebración de la Eucaristía, incluyen dirigir las celebraciones de la Palabra -sin posibilidad de consagrar el pan y el vino, al no poder llevar a cabo la Plegaria Eucarística-, leer la Sagrada Escritura, distribuir la comunión, celebrar exequias e impartir algunos sacramentos, como el Bautismo o el Matrimonio, entre otras.
Este 2025, Año Santo, se cumple el trigésimo cuarto aniversario de las primeras ordenaciones de diáconos permanentes en la Archidiócesis de Valladolid, una vocación impulsada en la Iglesia Católica desde el Concilio Vaticano II como también quiso destacar el prelado a través de la Delegación de Medios del Arzobispado de Valladolid.
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