Homenaje a 63 años de trabajo con los más pequeños de San Pedro Regalado
La asociación de vecinos del barrio reconoce la labor de las monjas que gestionan la Escuela Infantil Emaús, que abrió sus puertas en 1959
63 años han pasado de la apertura de la guardería de San Pedro Regalado, que lleva en el edificio actual de la calle Enrique León ... desde mayo de 1961. Este centro educativo ahora es una Escuela Infantil gestionada, como siempre, por la Congregación de Misioneras de Jesús, María y José. Miles de niños han pasado su infancia entre las paredes de este edificio y la Asociación Vecinal San Pedro Regalado-Los Viveros ha querido premiar la labor que se lleva a cabo en este centro con un sencillo homenaje. «Hemos contado con diferentes generaciones, con niños que pasaron por allí en diferentes épocas, y hemos querido mostrarles de esta manera la gratitud del barrio por su labor», explica Patricia Abarquero, la presidenda de la asociación de vecinos.
El acto estuvo cargado de emotividad y contó, además, con un apartado artístico de la mano de Estela Creativa, que organizó un teatro de sombras que disfrutaron tanto los más pequeños como los mayores. Un vídeo recordó los viejos tiempos y puso en valor los actuales y, además, un micro abierto permitió a los vecinos expresar su agradecimiento al centro. No se quisieron perder este reconocimiento diferentes monjas que han pasado por la guardería en distintas épocas, como la hermana Robledo, y también acudió la hermana Isabel, superiora de la casa madre de Madrid.
Atrás quedan los años del 'baby boom', en los que unos 70 niños poblaban las aulas de la guardería cada año. Ahora, la pirámide invertida estrangula la natalidad y la amplia oferta de escuelas infantiles ha dejado el número de pequeños este curso en solo catorce. Tres educadoras, una cocinera y una limpiadora velan en la actualidad porque estén bien cuidados los pequeños, los cuales están, además, amparados por una congregación que antes contaba con hasta nueve monjas y en la que ahora solo hay cuatro religiosas. Son tiempos difíciles, no cabe duda, pero la Escuela Infantil Emaús afronta el futuro con esperanza y con el respaldo de los vecinos, que han querido poner en valor su trabajo durante todo este tiempo con un sentido homenaje en el que los niños, y los que lo fueron ya hace años, quisieron agradecer a las monjas su implicación con el barrio.
Una de aquellas niñas que guardan recuerdos de la guardería en fotografías en blanco y negro es Cristina López. No obstante, su memoria se llena de color cuando recuerda lo que vivió en aquel edificio, al que llegó con tres años allá por 1968. «Me acuerdo perfectamente de esa época porque fueron los años más felices de mi vida. Las monjas diseñaron muy bien los espacios, pensando en el bienestar de los pequeños. Era el paraíso de la infancia», recalca esta mujer, hija del maestro Claudio López, un defensor a ultranza de la escuela pública. «Cómo serán estas monjas y esta guardería que mi padre decidió traerme aquí y tardé más en ir al colegio por lo bien tratados que estábamos allí», asegura.
Y con infinidad de parabienes, las monjas recibieron un reconocimiento que les permitió percibir, una vez más, el cariño de todo un barrio en un momento complicado como el que atraviesan ahora. Y el culmen llegó con la entrega de una placa en la que se podía leer el siguiente mensaje: «A la casa Emaús por tener siempre las puertas y el corazón abierto».
En esa casa con las puertas y el corazón abierto se han llevado a cabo labores de enfermería, que prestaron hace años a los vecinos, también talleres de corte y confección, que enseñaron una profesión a infinidad de mujeres. Y, aunque esos trabajos forman parte del pasado, se recuerdan con mucho cariño actualmente, en ese presente en el que solo catorce niños sustentan una escuela infantil que quiere seguir educando a los más pequeños de San Pedro Regalado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión