La Hija del Sol: la leyenda del indulto de Juana la Loca en Tordesillas
Tras el ruego de una amada entre lágrimas, la reina pidió a su hijo, Carlos I, que no decapitaran a Arturo para que la joven recobrase la razón
La vida de la reina Juana I de Castilla, llamada 'la Loca', está muy ligada a Tordesillas. En esta villa estuvo encerrada desde 1509 hasta ... su muerte el 12 de abril de 1555. Sin embargo, primero lo hizo por orden de su padre, el rey Fernando 'el Católico', y después por imposición de su hijo, el emperador Carlos I.
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Una supuesta enfermedad mental, alegada por su padre y su hijo, también la apartó del trono. Se ha escrito que la enfermedad podría haber sido causada por los celos hacia su marido, el rey Felipe 'el Hermoso', y por el dolor que sintió tras su repentina muerte en 1506.
Pero volvamos a Tordesillas. El puente medieval sobre el Duero que une a la localidad con la carretera nacional de Madrid es el escenario de una leyenda que dio origen a la tradición de la Hija del Sol y que está recogida en la obra 'Recuerdos de un viaje por España' 1849-1851, del escritor Francisco de Paula Mellado.
«¡Dadme a mi Arturo!»
En albricias de la famosa victoria de Villalar, se celebró una gran procesión para dar gracias al Dios de los ejércitos por el triunfo de las armas imperiales. Un acto que contó con la asistencia de la reina Juana I.
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La comitiva se dirigía desde la iglesia de Santa María a la ermita del Santísimo Cristo de las Batallas cuando al llegar la monarca al puente, una joven hermosa, Luisa, con el pelo suelto y derramando abundantes lágrimas por sus ojos, se arrojó a sus pies gritando: «¡Arturo!.... ¡Dadme a mi Arturo!!...».
La reina la levantó bondadosamente y no tardó en convencerse de que aquella infeliz estaba loca, pero loca de amor como la misma doña Juana, y por un motivo similar, pues el Arturo del que hablaba era su prometido esposo, que iba a ser decapitado por estar implicado en la causa de los comuneros y estaba preso en el castillo de la Mota de Medina.
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Juana ordenó que llevasen a la infeliz demente a su cámara. La reina escribió a su hijo, el rey Carlos I, pidiéndole el perdón de Arturo. El emperador le concedió el indulto y ordenó poner al preso a disposición de la reina madre. Arturo fue a Tordesillas; pero esto no bastó para que su amada recobrase la razón. No obstante, doña Juana quiso que se casaran y que ella misma fue la madrina del enlace.
Luisa había perdido el juicio cuando fue conocedora de la desgracia de Arturo. Como aquella noche hubo una aurora boreal, su manía consistía en esperar eternamente la aparición del sol, siguiendo siempre esta estrella con la vista, hasta que se perdía en el horizonte; entonces caía en una especie de letargo del cual no volvía hasta el amanecer del día siguiente.
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Así pasó algún tiempo, hasta que en un viaje que hizo con Arturo, hallándose emabarazada, sintió en medio del camino los dolores de la maternidad, y dio a luz una hermosa niña, precisamente cuando estaba amaneciendo. A esta niña la llamaron la Hija del Sol por la hora en la que nació y porque después de nacer, la madre recobró la 'razón'. De ella cuentan, en otros pueblos de Castilla, que curaba solo con la vista a los enfermos.
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La momia atacameña expoliada que descansa en un museo de Valladolid.
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