E.N
Valladolid
Martes, 29 de abril 2025, 17:13
«Por lo que oigo a las vecinas no es solo apagón en el edificio, debe ser algo más gordo», comunicaba Amador Matallana, víctima de un fundido a negro histórico a través de Instagram. Hacía una hora escasa que Tito se encontraba encerrado en el ascensor de su vivienda del número 25 de Arco de Ladrillo y lo único que tenía como compañía era la linterna de su teléfono movil y la bolsa de la compra.
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Y era algo más gordo. Una hora después el afectado se enteraba a través de sus vecinos que el corte de electricidad había sido a nivel nacional. «Que se solucione pronto porque me va a dar un chungo aquí», expresaba el encerrado en su red social, que se mantuvo congelada durante el apagón. Las voces del cuerpo de Bomberos y Policía Nacional de Valladolid mantuvieron informado al afectado durante las cinco horas de encierro.
Las complicaciones no paraban de sucederse. Tras varios intentos de arrancar el generador sin éxito, llevaron a los efectivos a valorar su última opción, abrir un butrón en la entreplanta del edificio para poder sacar a Amador Matallana. La situación no dejaba de mostrarse surrealista para el atrapado que continúaba grabando con su teléfono su claustrofóbica experiencia. «Ha venido Antena 3 y El Norte de Castilla», se sorprendía la víctima al ver la trascendencia que había tomado el suceso.
«Cinco horas y sigo aquí metido», relataba Tito con cierta tensión minutos antes de que volviese la luz a Valladolid. «Me han dado esto para protegerme», mostraba el joven mientras enseñaba el protector que los bomberos habían logrado facilitarle. «A ver si salgo de aquí o no», comentaba entre risas. El buen humor y una mentalidad tranquila durante las cinco horas de encierro llevaron a Matallana al exterior del ascensor sin muchas complicaciones. Tras despanelar la pared y abrir un butrón en la entreplanta el joven salía aliviado entre risas y miradas de complicidad que no tardó en compartir con su pareja, presente durante toda la intervención. El vídeo de su huída de la trampa del apagón pondrían fin a una narración a modo de diario para los seguidores del joven.
«Me voy a comer», fueron sus últimas palabras tras una breve entrevista con los medios de comunicación que presenciaron su rescate. Con bolsa de la compra en mano y con cinco horas «a oscuras y sin enterarse de nada», Tito subía junto a su pareja, esta vez andando al quinto piso de su vivienda en Arco de Ladrillo. «No he cogido miedo al ascensor, entiendo que es muy difícil que esto vuelva a pasar», concluyó.
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