El Servicio de Limpieza de Valladolid, un peñista de honor maltratado por el incivismo
Solo en el desfile de peñas se recogieron 5.000 kilos de basura y 135 carros de la compra y zonas como Moreras amanecen con los contenedores vacíos y el suelo cubierto de residuos
Un capataz y una peón del Servicio de Limpieza de Valladolid recibieron, en nombre de los más de quinientos trabajadores, el reconocimiento como peñistas de ... honor. Un galardón entregado por la Coordinadora de Peñas después de celebrarse el enésimo intento de récord Guinness de las fiestas vallisoletanas. Habrían preferido, quizá, que en lugar del premio los ciudadanos se comprometieran a utilizar los contenedores, por ejemplo. O a no dejar enseres en la calle en estos días festivos, porque el servicio de recogida no se puede prestar con normalidad, algo que se ha anunciado con antelación pero que no parece haber llegado a oídos de algunos.
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El concejal de Seguridad y Salud Pública, Alberto Cuadrado, fue testigo en la madrugada del domingo de lo que se encuentran los trabajadores cuando llegan a una zona de fiesta como Las Moreras: contenedores vacíos, o casi, y el suelo repleto de residuos. Es una imagen que se repite. El lunes, festivo, a las 7 de la mañana, una gran cuadrilla de operarios trataba de amontonar basura para facilitar la recogida. Se cribaba la playa, se daba un manguerazo a la zona a medida que se iba despejando y se recogían los contenedores. Una imagen definía lo que se veía: una botella de cocacola de dos litros, con restos de calimocho, reposaba en el suelo a escasamente tres metros de un contenedor. Al lado, una bolsa de plástico con restos formaba el mismo bodegón con otro contenedor de fondo.
«Hemos mantenido el servicio diario de recogida de orgánico», advierte Alberto Cuadrado. En estas condiciones festivas, eso exige un esfuerzo brutal que lleva a tener en guardia a todos los empleados disponibles. Mientras un batallón se ocupaba de Las Moreras, otro se hacía cargo de la Plaza Mayor. Una compañera periodista enviaba a primera hora del domingo unas fotos: «Así quedó ayer la plaza después del concierto de Beret». En este caso un contenedor aparece lleno y a su alrededor, bolsas y residuos. Lo que no evita que el resto de la Plaza amanezca cubierto de basura. Otros trabajadores del Servicio, en parejas, se ocupan de barrer Poniente, por ejemplo, mientras entra el camión, y son las siete y media de la mañana, por Cantarranas, donde el espectáculo está en la farola, convertida en punto de depósito de mierda.
El concejal aporta un dato. «Solo en el desfile de peñas se recogieron 135 carritos de la compra». Carros que se toman prestados de los supermercados para transportar la bebida y que luego se abandonan en la calle. Y junto a estos 135 carritos, 5.000 kilos de desperdicios. Pistolitas de agua -o de calimocho- rotas desperdigadas por el suelo, bolsas con botellas de plástico, botellas de vidrio…
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«Es lo que hay», decía con resignación un operario del Servicio de Limpieza municipal tras comprobar que había más porquería en el suelo de Las Moreras que en los contenedores.
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