Los feriantes llegan esperanzados a Valladolid después de meses de parón: «Va a ser la mejor feria de toda España»
Comienza el montaje de los carruseles, en unas instalaciones con control de aforo que abrirán del 3 al 26 de septiembre
«Yo vengo a la feria de Valladolid desde que era así», dice Enrique Chico, mientras su mano se acerca un poco, otro poco, un ... poquito más hasta casi rozar el suelo. «Montábamos en Las Moreras, fíjate si ha pasado tiempo. Luego en La Rubia. Y ahora aquí», asegura Enrique, heredero del negocio con el que su abuela Basilia se recorría el país. De ciudad en ciudad, con la caravana a cuestas y el aceite listo para encender la freidora de la churrería Yosune. En el último año y medio, los churros servidos han sido menos. Muchos churros menos. «Casi no ha habido fiestas en ningún sitio. Los feriantes hemos sido los últimos, en el vagón de cola de la crisis. Así que ahora le tenemos mucha fe a Valladolid. Montar aquí es un triunfo», dice Enrique.
Hay trasiego de remolques, grúas, caravanas que son vivienda y familias que llegan en ellas hasta el Real de la Feria. El martes se abrió el recinto para que los feriantes pudieran montar. Algunos esperaban desde días antes en el aparcamiento junto al estadio. Otros han permanecido estacionados en Centrolid hasta el permiso final. En años prepandémicos, tendrían la atracción montada y funcionando en otras ciudades. Había algunos que llegaban a la crítica y con la lengua fuera procedente de plazas lejanas, como Málaga. La ausencia de actividad ha provocado que este año muchos hayan recalado en Valladolid con días de antelación.
«Para nosotros va a ser la segunda cita de la temporada», cuenta Laura Blasco, después de su paso por San Sebastián y con la esperanza de Zaragoza ya en octubre. «Otros años empezábamos en Sevilla en abril. Íbamos luego a Córdoba,Granada, Burgos, Barcelona, San Sebastián, Bilbao... Fíjate. Y esta vez...». Esta vez han tenido que dejar aparcado por una temporada el puesto Premiolandia que ya su abuela montaba en los jardines de La Rubia para buscarse el pan en otros sectores.
«Somos de Autol, un pueblo de La Rioja, y allí hemos trabajado este año en varias empresas de conservas.Tanto mi marido y mi hijo como yo», explica Laura, mientras limpia las líneas de luz de su puesto, instalado junto a la caseta de Vinos Los Maños. A unos pasos del bar Las Tres Cubas, que Julio Cardenal ha comenzado a instalar. Y en el recinto pueden leerse ya los neones aún apagados de la tómbola, el XXL, el Míster Bean 4, el Rocket giro 360 grados. Pocos han fallado con esta cita vallisoletana que, anuncian ya, puede ser la mejor feria de España en este año atípico.
«Hay ciudades que tal vez tienen más fama, como Sevilla y Pamplona, por los 'sanfermines'. Pero Valladolid siempre ha sido una de las mejores ferias. La primera o la segunda por número y variedad de atracciones», dice Félix Galicia, presidente de los feriantes vallisoletanos.
Este año, con muchas citas suspendidas y otras a medio gas, las esperanzas del sector están puesta en Valladolid. Han fallado pocos. «Algunas casetas (de bares, churrerías) sí que se han dado de baja. Han conseguido trabajo en otras partes y no iban a renunciar a ellos solo por este mes de ferias», explica Galicia, quien matiza: la oferta de atracciones se mantiene casi intacta. Coches de choque, montañas rusas, tiovivos infantiles... y como novedad, «la noria y una torre con cadenas que sube 25 metros».
Sí que habrá más distancia entre los distintos montajes. Se espaciarán más las filas de espera. Habrá vigilancia especial para controlar que no se fuma en el recinto y que en todo momento se lleva puesta la mascarilla. Las atracciones contarán con gel, desinfección entre un viaje y el siguiente... «Pedimos, claro, comprensión y tranquilidad, porque a lo mejor se tarda un poco más en subir y bajar de la atracción, pero es por el bien de todos», advierten los feriantes. El recinto dispondrá de cuatro accesos con contador de personas para cumplir con los aforos, fijado –según la superficie del recinto– en torno a las 2.700 personas, como en el mercadillo dominical(que durante este mes se traslada al aparcamiento junto al estadio).
«Valladolid va a ser la mejor feria del año, con todas las medidas de seguridad», augura Miguel Ángel Esgueva, listo para cantar los números de un bingo que ha dado alegrías en muchas ciudades a lo largo de su historia. «Mi padre es de Valladolid. Yo nací en Lérida. Mis hijos en Alicante, Pamplona, Sevilla, donde estuviéramos en ese momento. Fíjate si hemos rodado. Y nunca hemos vivido un año tan complicado como este. Ojalá que ya lo hayamos dejado atrás», desea Miguel Ángel, quien asegura haber toreado la crisis gracias al bar («con terraza») que abrió en Alicante.
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