Derroche de música, risas y mucho vino en el desfile de peñas
Miles de personas recorrieron las calles del centro de la ciudad, en un inicio de fiestas cargado de color y tradición
Este viernes, las calles de Valladolid se transformaron en un auténtico hervidero de gente, de música, de color y de muchas risas, con el tradicional ... desfile de peñas que, como cada año, sirve de preludio a las fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Desde la Acera de Recoletos hasta la Plaza Mayor, miles de personas se echaron a la calle para vivir de cerca un recorrido que ya forma parte del ADN festivo de Pucela. Disfraces, coreografías improvisadas, litros y litros de vino y agua y un ambiente cargado de buen humor, marcaron el inicio de una jornada que quedará grabada en la memoria colectiva de la ciudad.
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Ya antes de comenzar el recorrido, los bomberos de Valladolid desplegaron sus mangueras en la Acera de Recoletos para empapar al público, desatando la euforia de los asistentes. También hubo espacio para la música con acento local. Las integrantes de la peña Coocon ensayaron en el escenario del Paseo Central del Campo Grande, la coreografía de «Descarada», la canción recién estrenada en Spotify por los vallisoletanos Jeylp y Vity Larios junto al productor internacional Saybor, que sonó en primicia durante la gran cita.
El ambiente fue creciendo hasta hacerse imparable. Los DJs que acompañaban a las peñas marcaron el pulso con sus mezclas. Jóvenes y no tan jóvenes corrían con pistolas de agua en las manos, cubos improvisados o carritos cargados de bebida (que luego fueron requisados por la policía), mientras muchos transeúntes contemplaban la escena con una sonrisa cómplice, dejándose envolver por la alegría y en muchos casos sumándose a ella.
El desfile estaba a punto de arrancar y los primeros compases de los tambores y timbales de la batucada Con Clave sirvieron para caldear el ambiente. Mientras, los 560 integrantes de la peña de mayores La Solera, formada por 14 centros de vida activa de la ciudad se ponían a la cabeza de la comitiva. «Estamos muy ilusionados. Hemos venido a disfrutar», aseguraba Felisa Gómez, coordinadora del centro de vida activa Arca Real.
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Delante de ellos, dos gigantes y seis cabezudos de la asociación +Q Teatro de Arroyo de la Encomienda, pusieron la nota tradicional. «Llevamos todo el verano viajando por diferentes ciudades y acabar en Valladolid capital, durante sus fiestas, es una alegría enorme», celebró Elena Sanz, representante de la comparsa arroyana.
El desfile prosiguió por la calle Duque de la Victoria, donde los balcones se convirtieron en improvisadas tribunas desde las cuales, los vecinos saludaban y fotografiaban el paso de los peñistas, mientras estos respondían brincando ante temazos tan reconocibles como 'Antes muerta que sencilla', 'Mari Carmen' o 'Bella Ciao'. Los disfraces también fueron protagonistas de esta gran fiesta. Pandillas y peñas enteras convertidas en superhéroes, submarinistas, payasos y unicornios arrancaban carcajadas a su paso.
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La llegada a la Plaza Mayor supuso el broche de oro de la jornada. Allí, los integrantes de la peña El Chupetón cumplieron con el ritual de imponer el pañuelo al Conde Ansúrez. Ese fue, sin duda, uno de los momentos más simbólicos del arranque de las fiestas. El encargado de cumplir con esta tradición fue Óscar Arranz, peñista y vicepresidente de la Coordinadora de Peñas, que se mostraba emocionado por tal honor. «Este es uno de los momentos más emocionantes de mi trayectoria como peñista, en la que empecé muy joven», aseguraba minutos antes.
Este gesto dio paso al pregón, que este año corrió a cargo de las jugadoras del Club de Rugby El Salvador y las patinadoras del Club Patinaje en Línea Valladolid Panteras, que estuvieron acompañadas por la música tradicional de los dulzaineros del Valle. Y tras el chupinazo llegaron los vítores de la multitud confirmando lo que ya se respiraba desde hacía horas: Valladolid estaba entregada a la fiesta.
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