Mónica Lorenzo y José Cojo con sus hijas Cloe y Yara, bautizadas por lo civil. L. Negro

Una familia pionera en bautizos civiles en Valladolid: «Fue un día especial para presentar a Cloe»

En 2011, cuando todavía «era algo atípico», Mónica Lorenzo y José Cojo celebraron el bautizo de su hija mayor con una ceremonia laica en el Ayuntamiento de Torrelobatón

Laura Negro

Valladolid

Domingo, 24 de agosto 2025, 11:50

El 7 de agosto de 2011 el salón de actos del Ayuntamiento de Torrelobatón acogió una ceremonia muy especial. Allí se celebró, por primera vez en el municipio, un bautizo civil. La protagonista fue la pequeña Cloe, y también sus padres, Mónica Lorenzo Gordoncillo y José Cojo Heras, quienes decidieron que el modo de dar la bienvenida oficial a su hija no tenía por qué pasar por la pila bautismal. «Fue un día muy bonito y especial», recuerda Mónica. La ceremonia fue oficiada por Julián González, entonces concejal en el Ayuntamiento y familiar de los padres. No hubo agua bendita ni homilías, pero sí algunos actos simbólicos que lo hicieron muy especial, como la lectura de un poema dedicado a la niña, un cuento y los artículos de la normativa que reconocen los derechos de los niños.

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La decisión de celebrar un bautizo civil no fue casual ni improvisada. «Nosotros no somos practicantes, pero lo que nos movió fundamentalmente fue no privar a nuestra hija de tomar esa decisión cuando tuviera uso de razón», explica Mónica. «Evidentemente, los padres debemos elegir el camino de nuestros hijos mientras son menores, pero esta decisión no nos pareció tan urgente como para no poder esperar a que ella la tomara por sí misma», añade.

Bautizo civil celebrado en el salón de plenos del Ayuntamiento de Torrelobatón en 2011 El Norte

En 2011, este tipo de ceremonias eran aún poco comunes. Mónica reconoce que «era algo atípico entonces», aunque encajaba perfectamente con lo que ellos deseaban, «un día especial para presentar a Cloe a toda su familia, sin necesidad de hacer un bautizo religioso». Fue preparando el evento cuando descubrieron la posibilidad del bautizo civil, y no lo dudaron. Fue una celebración inusual en la que todo el mundo quedó encantado. «Todo se desarrolló de la mejor de las maneras. Recibimos muchísimo cariño por parte de toda nuestra familia, que acudió muy ilusionada al llamamiento, sin planteárselo como algo que afectara a las creencias de cada uno». Fue una ceremonia sobria en la que no faltó un detalle que era especialmente simbólico para Mónica, el faldón de bautismo que había sido confeccionado por su abuela Sátur para todos sus bisnietos. «Ella lo hizo para que fuera llevado en tal ocasión por todos y cada uno de sus descendientes. Poder usarlo fue incluso uno de los motivos importantes para que nosotros quisiéramos llevar a cabo la celebración», comenta.

Fue una ceremonia muy participativa y emotiva en la que participó toda la familia El Norte

Los padrinos también jugaron su papel, como en cualquier bautizo tradicional. Acompañaron, asumieron compromisos y compartieron con los padres la ilusión del momento. Lo único que cambió fue el contenido de la ceremonia. En lugar de un ritual religioso, se habló de los derechos del niño, de ciudadanía y de convivencia. «Ese fue el eje principal de la ceremonia, y creo que fue una primera toma de contacto con este aspecto legal para bastantes de nosotros. A pesar de ser la primera vez que se producía un bautizo civil en Torrelobatón, en ningún momento sentimos que estábamos haciendo algo distinto. Bajo aquel día de celebración, la cuestión relativa a lo novedoso del acto sólo subyacía de manera testimonial».

Cloe tiene una hermana, Yara, y aunque el «bautizo» de ésta fue menos ceremonial y multitudinario, también tuvo su día, sus padrinos y su propio recuerdo. «Nosotros sí queremos transmitirles unos valores determinados, con independencia de que después ellas vayan a escribir su vida, también en este aspecto de sus creencias religiosas. Les hacemos saber qué se hizo y por qué, y el resto será cosa suya cuando corresponda», dice esta madre, que 14 años después, se muestra orgullosa y satisfecha de la decisión tomada. «Lo sigo viendo como una decisión acertada. Pienso en mis hijas siendo libres para decidir. Si algún día quieren recibir el bautismo católico, podrán hacerlo. Pero, en caso contrario, no podrían obviar haberlo recibido». Y añade, «además, habría sido un acto incoherente con nuestra forma de entender y con nuestras creencias».

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