Una exposición muestra antes de su cesión al Archivo de Valladolid los bocetos de andas de varias cofradías
El heredero del patrimonio de Luis Luna, exdirector del Museo de Escultura, impulsa esta muestra a pie de calle, entre Bao y Angustias
Un folio, la hoja arrancada de un cuaderno, hasta una servilleta cogida al vuelo podía servir para que Luis Luna Moreno (Murcia, 1950-Valladolid, 2018) ... paseara por ellas un bolígrafo y plasmara allí sus ideas en forma de boceto, sus proyectos como maquetas a escalas de lo que más adelante podría ser realidad.
«Estaba hablando contigo tan tranquilamente y en apenas cinco minutos te lo había dibujado, con todo lujo de detalles», recuerda Alberto Martín Valdivieso, heredero y gestor del legado de Luis Luna, historiador del arte, conservador de patrimonio, director del Museo Nacional de Escultura entre 1988 y 1996. Y también, un apasionado de la Semana Santa, como demuestran sus estudios sobre Gregorio Fernández, su colaboración desde el museo con las cofradías, y ahora, la exposición que, hasta el 12 de junio, puede verse en el escaparate de la floristería Rebeca (en la calle Angustias con Bao).
Allí se exhiben varios de esos folios, de esas hojas de cuaderno cuadriculadas en las que, hace ya más de treinta años, Luna Moreno defendió una «visión entonces singular de la Semana Santa», encaminada a «impulsar el tránsito de las carrozas a las tallas portadas a hombros», como ya ocurría en otras ciudades, como Sevilla. Para ello, a partir de estudios históricos y de la documentación recogida en el Museo de Escultura, ideó varios diseños de andas y besapiés para que fueran adoptados por las cofradías vallisoletanas.
Así, con cálculos de distancias, con perspectivas y motivos alusivos al barroco en los adornos y ornatos, el exdirector del Museo de Escultura ideó los bocetos para cuatro proyectos de las cofradías de las Angustias (andas para el Cristo de los Carboneros y para Nuestra Señora de las Angustias) y la de la Pasión (para el besapié del Cristo del Perdón y las andas de la Señora de Pasión, que han inspirado su altar). «También trabajó con las cofradías del Despojado o del Cristo de la Luz, al permitir, con los informes técnicos pertinentes, la salida de la talla en procesión», recuerda Martín Valdivieso.
Estos diseños son el germen de la «recuperación de los pasos a hombros» en la Pasión vallisoletana y también uno de los ingredientes que contribuyó a «retomar el esplendor del barroco» en las procesiones a pie de calle. «La Semana Santa vallisoletana había sufrido periodos de desafección a principios del siglo XX y también durante el franquismo», asegura MartínValdivieso, quien ensalza el papel de Luna en esta nueva puesta en valor de los recorridos procesionales.«Una de sus labores más importantes fue la identificación de los todos los sayones de los pasos», cuenta el heredero de una documentación ingente, con más de 50 cajas de documentación, que ha sido necesario revisar y expurgar. La colección completa vinculada con la Pasión vallisoletana será cedida (al término de esta exposición) al Archivo Municipal, que una vez inventariados los diseños podrá incorporarlos a su patrimonio. Pero el legado es mucho mayor.
La biblioteca técnica de la Escuela de Arte de Zamora ha recibido en donación 4.000 volúmenes de la extensa biblioteca que Luna atesoraba en su vivienda de la plaza de la Trinidad. Son libros, en su mayoría, técnicos y especializados en escultura renacentista y barroca, con muchos catálogos de exposiciones, algunos del siglo XIX y hoy difíciles de encontrar. Además, han comenzado las gestiones para la cesión de tejidos, pasamanerías y puntillas a la Escuela de Arte de Palencia, especializada en la conservación y restauración de bienes textiles.
Luna Moreno mostró siempre una particular devoción por la Semana Santa, explica su heredero, quien recuerda que desde pequeño se interesó por el arte y el diseño (la arquitectura era otra de sus pasiones). Influyó la herencia familiar: padre escultor, tías poetas, docentes, pintoras. Completó sus estudios de Historia del Arte en Sevilla y allí comenzó a trabajar como conservador en el Museo de Bellas Artes.
Uno de sus primeros cometidos fue el estudio de diversos bienes artísticos de las provincias andaluzas.«La fotografía digital aún no existía y era cara. Por eso, para hacer el inventario, comenzó a dibujar y a reproducir con dibujos técnicos y artísticos cada una de estas piezas. Para ello vio muchos retablos, mucha imaginería, muchas tallas. Y defendió siempre que la escultura barroca procesional debía cumplir la misión para la que fue concebida. Entendía que así era como la talla cobraba todo su sentido, cuando (con sus telas, su movimiento) se veía como un todo».
En 1977, después de conseguir por oposición la plaza de conservador del Museo Nacional de Escultura, se mudó a Valladolid.Fue director entre 1988 y 1996. Después, culminó su labor profesional en la Junta (en la consejería de Educación y hasta su jubilación, en el Servicio de Museos). Ahora, parte de su legado vinculado con la Semana Santa puede verse en la calle Bao antes de su cesión al Archivo Municipal.
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