Ruth Fernández en el lago Spitzig El Norte

Vallisoletanos por el mundo

Ruth Fernández
«Una experiencia en el extranjero te enriquece, te transforma y te ayuda a conocerte mejor»

La vallisoletana Ruth Fernández Rojo vive en Munich (Alemania), donde trabaja como administrativa en el club automovilístico alemán ADAC

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 8 de octubre 2025, 06:54

Ruth Fernández Rojo (Valladolid, 1981) se diplomó en 2002 en Empresas Turísticas por la Escuela Superior de Turismo de Valladolid. La vocación de viajar y ... de trabajar en contacto con personas de distintos lugares y culturas le llevó a buscar empleo fuera de su ciudad de origen. En 2003 la contrataron en una agencia de viajes en Marbella y, más tarde, en 2005, decidió dar el salto a Alemania, cuando consiguió unas prácticas un hotel en Garmisch-Partenkirchen. «Era un hotel de ensueño, pero a los cinco meses, desafortunadamente, se quemó. Aquella experiencia, en lugar de animarme a regresar a España, me abrió otra puerta, trabajar en un hotel de congresos en la zona turística del Chiemsee, lo que llaman 'El mar de Baviera'», dice. Aquella primera aventura internacional duró unos tres años. En 2008, por motivos personales, regresó a Valladolid. Estuvo trabajando en la recepción de un importante hotel, hasta que la crisis económica la empujó de nuevo a emigrar. En 2012 recaló en Múnich, esta vez para quedarse.

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La elección del destino no fue casual. Una de sus mejores amigas le había hablado maravillas de la ciudad y de su calidad de vida. Además, fue a través de ese mismo contacto como llegó al hotel en el que empezó sus prácticas. «Al principio todo fue muy divertido y emocionante. Nos recibieron muy bien ya que los españoles siempre somos muy bienvenidos en Alemania. El hotel, además, después de trabajar nos permitía disfrutar de sus instalaciones, algo que me encantaba», explica. Lo más complicado para ella, fue adaptarse al dialecto bávaro, que le resultaba «muy difícil de entender».

En todos estos años en Alemania, Ruth ha pasado por distintos trabajos. Ha trabajado en hoteles de varias cadenas y departamentos, y en una empresa americana de alquiler de coches como teleoperadora. Actualmente es administrativa y representante de servicio al cliente en el área de Carnet de Passages del club automovilístico alemán ADAC, equivalente al RACE en España. «Se trata de un documento aduanero muy específico que se usa a nivel mundial. Asesoramos a clientes, revisamos las solicitudes, imprimimos los carnets, gestionamos la parte administrativa y la contabilidad. Es un trabajo tranquilo, sin estrés ni competitividad, en el que se valora el trabajo en equipo. Tengo flexibilidad para conciliar y eso lo aprecio mucho», subraya.

Ruth ha formado su familia en Alemania. Su marido es de la región de Turingia. «Nos conocimos bailando salsa, me sacó a bailar y resultó que vivíamos en el mismo barrio, a diez minutos. En una ciudad como Múnich, eso no es casualidad», recuerda con humor. Tienen dos hijas, de siete y cinco años, y viven en una zona residencial tranquila y muy familiar. «La vida en Alemania es muy cómoda. Para el colegio y la guardería, hay muchas facilidades y se pueden hacer un sinfín de planes con los niños. Unos gratuitos y otros de pago. Y aunque estoy feliz aquí, también echo de menos la espontaneidad de España, las visitas inesperadas y salir de tapas y vinos con los amigos», cuenta. De hecho, reconoce que no se ve jubilándose en Alemania. «Aquí todo es muy estructurado, hasta las vacaciones se planean con meses de antelación. No me imagino disfrutando de mi jubilación aquí», añade.

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A pesar de llevar tantos años en Alemania, hay aspectos de la cultura de aquel país que le siguen sorprendiendo. «El respeto al silencio es algo muy serio. Los domingos está prohibido hacer ruido, no puedes taladrar, montar muebles o incluso aspirar. A partir de las ocho y media de la tarde tampoco. Y otra cosa es el respeto a los animales. Los dueños de los perros necesitan tener un carnet especial y pasar un curso. Eso sí, los perros son bienvenidos en bares, restaurantes e incluso en algunas oficinas», informa.

Sus datos:

  • Lugar de nacimiento: Valladolid

  • Estudió: en el colegio Safa-Grial y la diplomatura de Empresas Turísticas en la Escuela Superior de Turismo de Valladolid

  • Fecha de partida: 2012

  • Lugar actual de residencia: Munich (Alemania)

  • Profesión: Administrativa en el servicio al cliente en el área de Carnet de Passages del club automovilístico alemán ADAC

La adaptación al idioma fue para Ruth, el mayor desafío. «El alemán es muy complicado. Si pudiera volver atrás, lo primero que haría sería un curso intensivo antes de empezar a trabajar. Yo siempre lo he estudiado a la vez que trabajaba, para poder pagarme los cursos, y pensaba que lo dominaría en poco tiempo, pero no fue así», dice. A eso se suma la dificultad de integrarse en ciertos círculos sociales. «Los muniqueses son selectivos, y a veces deciden si perteneces a su 'club' o no. Eso hace que muchos extranjeros lo pasen mal. Es difícil hacer amistades duraderas», prosigue esta vallisoletana, que allí mantiene muchos lazos con paisanos españoles. «En los últimos años, varias de mis amigas más cercanas han regresado a España. Por otra parte, me reúno cada cierto tiempo con un grupo de amigos con los que siempre compartimos una paella. Es todo un clásico», comenta. «Cuando uno decide emigrar, tiene que estar convencido y tener el valor. Hay que fijarse objetivos, preparar el idioma, informarse bien sobre la burocracia y la cultura. Vivir en el extranjero ofrece muchas oportunidades, pero también muchos retos», aconseja.

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Ruth Fernández en el Bayerischer Wald (Bosque bávaro) El Norte

Ruth reconoce que con los años se ha «alemanizado» un poco. Ahora es más sensible al ruido, no soporta estar con zapatos dentro de casa y ya no disfruta de las cenas tardías como en España. Eso sí, la siesta no la perdona. «Vivir fuera te hace cambiar a marchas forzadas. Aprendes a adaptarte, a confiar en ti misma, a tener menos miedo. Te vuelves más empática e independiente. Una experiencia en el extranjero debería ser una asignatura obligatoria, ya que te enriquece, te transforma y te ayuda a conocerte mejor», concluye.

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