La exmujer del principal traficante: «Llegó a guardar droga en la habitación de los niños»
La acusada relata una vida de malos tratos junto a su entonces marido y reconoce que vendió estupefacientes «obligada» y «porque le tenía miedo»
La primera anomalía de la mañana en la segunda sesión del macrojuicio en la Audiencia a una red de narcotráfico que operaba en Valladolid, ... Burgos y Cantabria fue la 'desaparición' de una de las letradas que fue detectada por el magistrado presidente del tribunal cuando se iba a iniciar el interrogatorio de una testigo perjudicada por el decomiso de su coche (que conducía su pareja, uno de los acusados) durante la operación policial en la que se detuvo a 38 personas. Esta anomalía obligó a parar el juicio durante media hora, aunque luego el interrogatorio se desarrolló con tal fluidez que al mediodía habían declarado los 9 encausados, de forma que el magistrado José Luis Ruiz Romero, tras agradecer a los letrados su agilidad, suspendió la sesión hasta el día 13 de diciembre, lunes, cuando se practicarán las pruebas testificales y la pericial. Entre tanto, el fiscal reajustará la gran lista de testigos inicial al importante número de conformidades alcanzadas, que ha propiciado que 17 de los acusados no se sienten en el banquillo tras pactar sus condenas.
Pero lo más inesperado de este martes, en el que la mayoría de los acusados negó formar parte de la red e insistieron en que eran simples consumidores e incluso, en algún caso, llegaron a afirmar que en las escuchas policiales «solo hablaban de lotería, no de drogas» llegó con la declaración de la exesposa del principal encausado, Jesús Ramón Melero Fernández. Este, en la sesión preliminar de ayer se había confesado autor de los hechos para llegar a un acuerdo de reducción de condena con la Fiscalía por el que su pena pasa de 11 a 6 años y 6 meses por tráfico de drogas que causan gran daño a la salud y en cantidad importante, además de reconocer su pertenencia a grupo criminal. Su exmujer, Margarita Rodríguez Arroyo, sin embargo, ha preferido someterse a juicio y no llegar a un acuerdo con el ministerio público, a pesar de reconocer que puntualmente pasaba droga «por miedo» al padre de sus hijos. Ha pintado una vida de maltrato físico y, «sobre todo, psicológico» desde que 'Jesu' empezó a dedicarse al tráfico de estupefacientes. «Llegó a guardar droga hasta en la habitación de los niños», ha subrayado a preguntas de su letrado.
Cocaína y embutidos
«Le tenía mucho miedo, la verdad». La acusada, visiblemente nerviosa y emocionada tras reconocer los hechos que se le imputan, por los que la Fiscalía solicita que se le impongan penas de 5 años de prisión y multas de 27.503 euros con prisión de un día más por cada 100 euros o fracción impagada, ha relatado que ella fue quien firmó el mandamiento judicial de registro para que la Policía pudiera entrar en su casa (a la que se había trasladado Melero después de que entraran a robar en su piso de Arroyo y le quemaran el coche) y que nunca sospechó que su entonces marido «tuviera 100.000 euros». Margarita ha contado que estuvo casada con él desde 2010 y que fue en 2017 cuando la relación empezó a deteriorarse «porque no compartíamos la misma vida, empezó a consumir coca y a no tener el comportamiento adecuado respecto a sus hijos».
A preguntas de su letrado, ha manifestado al tribunal que empezó a sufrir violencia de género. «Me trataba fatal, me engañaba, no estaba nunca en casa y me llegó a pegar». Entonces, ha explicado, Melero se fue del domicilio familiar, se compró una casa en Arroyo pero al poco tiempo «le entraron a robar y se vino otra vez a casa, dijo que era suya y yo, como no estábamos divorciados, no podía hacer nada, aunque me opuse». La encausada ha explicado que ella lleva trabajando «toda su vida» en una empresa de conservas y que con sus 1.100 mensuales es de lo que vive y de lo que ha estado manteniendo a sus hijos porque su exmarido que «nunca colaboró al sostenimiento de la casa» y «era muy suyo con el dinero, muy egoísta. pero yo tampoco quería su dinero. Solo algunas veces cuando no me llegaba nos daba para comida, pellet y algún juguete para los niños». Ha señalado que ella ha entregado, además de la droga, embutidos y jamones, porque hacía los lotes para su marido, que tenía su empresa de embutidos y era vigilante de seguridad. «Aunque no quisiera, me llamaba y tenía que dejar lo que estaba haciendo, porque se ponía muy agresivo. Pero lo hacía cuando él estaba de viaje, era algo puntual, y me negaba muchas veces a hacerlo pero me amenazaba».
El juicio se retomará el 13 de diciembre, lunes, con las declaraciones de los testigos y las pruebas periciales
Ha asegurado también que, aunque sabía que su marido era consumidor de droga, no sabía el alcance del negocio de tráfico de estupefacientes que tenía montado. Este, a toro pasado, le llegó a decir, en una visita a la cárcel de Villanubla para que viera a sus hijos que «cuando entraron en su piso de Arroyo se llevaron toda la droga y 100.000 euros».
La declaración de Margarita respecto del «menosprecio» con que Melero la trataba y que le levantó la mano ha sido corroborada por las declaraciones de tres de los acusados, consumidores habituales de cocaína a quienes suministraba. «Estaba todo el día alardeando de todo lo que tenía y decía que su mujer era una pringadilla que hacía todo lo que él quería y que le había dado un tortazo«, ha declarado al respecto José María Rodríguez Fernández, politoxicómano según sus propias palabras, quien ha afirmado que el traficante «quería que vendiera para él, te lo pintaba todo muy bonito, pero yo cambié de teléfono y de vida«.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión