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El pasado 3 de abril MasOrange se presentaba en sociedad como la compañía líder del sector de las telecomunicaciones en España, con más de 37 ... millones de clientes entre banda ancha y móvil. La operadora había nacido unos días antes fruto de la fusión entre Orange y MásMóvil, y en aquella solemne comparecencia pública el nuevo consejero delegado, Meinrad Spenger, aseguró que los empleados no tenían nada que temer: «No tenemos previsto ningún plan forzoso, involuntario, de salida del personal», dijo.
En una entrevista en julio el CEO reiteró el mismo mensaje de tranquilidad: «No hay ninguna decisión de ajuste y ahora requerimos plantilla con experiencia», sentenció Spenger. Solo dos meses después, sin embargo, MasOrange presentaba un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) extintivo de carácter voluntario para un máximo de 795 trabajadores en España, el 10% de una plantilla que estaba compuesta por 8.400 personas.
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CC OO cifró entonces en 41 los afectados por el ERE en Valladolid, a los que había que sumar otros ocho en Salamanca, las dos únicas provincias de Castilla y León donde la empresa tiene sede. Y puso de relieve que en realidad la medida únicamente era de aplicación a seis sociedades del conglomerado con unos 4.700 empleados en nómina: Orange Espagne (OSP), Orange España Telecomunicaciones Fijas (OSFI), Euskaltel, Rcable y Telecable telecomunicaciones, Xfera móviles y Lorca Telecom Bidco, lo que elevaba hasta el 17% el porcentaje de salidas.
La negociación del expediente rebajó la cifra de damnificados hasta los 650 y estableció indemnizaciones más elevadas, pero no consiguió que todas las salidas fueran voluntarias. De hecho, solo el 71% de los empleados se han adherido al pacto libremente, lo que significa que 185 de los despidos serán forzosos. Una proporción muy similar a la que se da en Valladolid, donde «por el momento» se han producido seis rescisiones de contrato de las que una ha sido sin acuerdo, según informa Antonio Campos, delegado de Personal en la ciudad por Comisiones Obreras.
Se trata del 15% de la plantilla actual de la calle Forja, 1, de Valladolid formada por 39 profesionales cualificados de los que la mayoría son ingenieros, aunque también hay abogados o economistas. Antonio Campos explica que los primeros están integrados en el área de Telecomunicaciones y su labor se centra en «hacer los diseños para el despliegue de nuevas redes de 5G y de servicios para clientes de empresas y particulares, y también estamos en proyectos con la Junta de Castilla y León», entre los que destaca «el servicio de Internet de alta velocidad para los colegios». Codo con codo con ellos se encuentran «los compañeros que llevan el control económico de las empresas» que ejecutan los encargos, lo que se traduce en «la gestión de pedidos, de personal y de relaciones contractuales».
El grueso de los empleados llevan «muchos años» vinculados a Orange y por eso los sentimientos predominantes son de «decepción con la empresa a la que has dedicado tanto tiempo y ahora ves que cuando entran grupos de capital riesgo en el accionariado el trato humano se pierde, aparte del nerviosismo y el miedo a que te puedan despedir por el expediente de regulación, y también la tristeza», confiesa el integrante de CC OO, el único sindicato con representación en el complejo laboral del polígono de Argales.
A estas sensaciones contribuye de manera muy relevante que el ERE aún no está cerrado del todo. Se han efectuado 570 despidos, por lo que «todavía quedan 80» y «ya tienen que ser forzosos», indica Antonio Campos, quien recuerda que «a mediados de diciembre se paralizaron, un poco por las fechas y por una denuncia de Comisiones Obreras». «Hemos alegado ante la Inspección de Trabajo que los motivos económicos del ERE no estaban justificados y que el grupo de trabajo que ha hecho MasOrange tampoco lo está», detalla. Esto último se dilucidará en un juicio fijado en la Audiencia Nacional el próximo martes 21 de enero. «Si sale bien no echarán a las 80 personas y tendrán que estudiar qué hacen con el ERE; si lo dan como nulo y las personas que se han ido tienen que ser readmitidas, o si tiran para adelante y fuera», expresa.
De lo contrario, ¿podría haber más despidos en Valladolid? «No lo sabemos. Esperamos que no», señala el delegado sindical, quien apunta que en su día les transmitieron que «podrían salir entre cinco y siete personas y por ahora han salido seis». Denuncia, para terminar, que ha habido «muchas bajas voluntarias» en las que los afectados «han sido incitados o invitados a que se apuntasen voluntarios, porque si no saldrían en el tramo forzoso». «De las seis de Valladolid cinco han sido voluntarias pero no todas voluntarias al 100%. Ha habido alguna llamada, algún jefe ha presionado un poco y ha ayudado a que algunas personas saliesen así», lamenta.
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