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Pepe Álvarez, secretario general de UGT en la Asamblea Confederal de Valladolid. GABRIEL VILLAMIL
Pepe Álvarez: «Las empresas no pueden hacer de su capa un sayo»

Pepe Álvarez: «Las empresas no pueden hacer de su capa un sayo»

Para el secretario general de UGT la reforma laboral no favorece la contratación indefinida

Jorge Moreno

VALLADOLID

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Miércoles, 16 de octubre 2019, 11:08

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Hace unos días que regresó de un viaje a Argentina y Brasil, en donde visitó al expresidente Lula en la cárcel Curitiba, y ayer en Valladolid, Pepe Álvarez (Belmonte, Asturias, 1956), en un encuentro nacional del sindicato, reclamó medidas a los partidos políticos para acabar con el empobrecimiento.

–¿Cómo ha visto esta asamblea de delegados de toda España?

–Muy bien. El sindicato tiene muchas ganas de empezar a concretar los cambios legislativos para resolver los problemas que arrastramos desde el principio de la crisis.

–¿Por qué plantean derogar la reforma laboral de 2012?

–Fuimos la primera organización que planteó su derogación y lo hacemos porque no sirven parches. Esta reforma es un paquete que no permite la acción sindical en la negociación de los convenios, no favorece que los trabajadores tengan contratos indefinidos, cuando el trabajo se corresponde con uno continuo, o que el contrato parcial sea para eso exclusivamente. Hay que frenar estas situaciones y regular los nuevos empleos tecnológicos.

–¿No hay ningún artículo bueno?

–La mayoría son lesivos. Por ejemplo, el despido no solo por el precio de las indemnizaciones, sino por las causas que lo motivan que no es necesario probarlas. Basta con un expediente para cerrar, y vete a reclamar a los juzgados, que resuelve después de tres años. Las empresas no pueden hacer de su capa un sayo, e irse de aquí para allí sin justificar.

–A 25 días de unas Generales, ¿el clima electoral altera las relaciones laborales?

–Lo que hace es paralizarlas. Por un lado, porque las patronales esperan siempre a que vengan tiempos mejores para sus intereses, y por otro porque no tienen que negociar. A eso se añade la parálisis administrativa, ya que estamos pendientes del resultado electoral. Con la patronal, quedamos en abordar temas de industria en el verano y no hemos vuelto a hablar. Hay muchos convenios sin acordar también, aunque hemos logrado firmar con un 2,3% de aumento de media.

–Los jubilados se concentrarán en unos días en Madrid.

–Creo que hay mucho por lo que manifestarse. Es necesario un proceso para subir las pensiones más bajas, porque muchos no llegan a final de mes.

–Dice que ha subido la afiliación a su sindicato. ¿A qué lo atribuye?

–A más empleo, más afiliación. Cuanto tuvimos 4 millones de parados, las bajas cayeron. Ahora estamos recuperando a un ritmo de entre 25.000 y 30.000 afiliados nuevos cada año en toda España. No obstante, hay que matizar que existe un proceso de rotación anual. A veces una misma persona se da de baja tres veces en un año, porque es despedido, se va al desempleo, y considera que no necesita al sindicato.

–¿Por qué no hay una continuidad en la relación con el sindicato?

–Pienso que muchos trabajadores desconocen que tenemos esa posibilidad de pasar a otro nivel de afiliación. Estamos creciendo y en el próximo congreso confederal, que se hará en noviembre de 2020, tendremos que establecer nuevos niveles de cuota, para dar una respuesta a aquellas personas que tienen, por ejemplo, un contrato parcial por horas. Hay que fijar una cuota acorde con el sueldo que tienen al final de mes.

–Uno de los debates que han tenido es el de aumentar la sindicación de los menores de 35 años.

–La entrada de este grupo de trabajadores hay que hacerlo a través de los comités de empresa. En general se empieza a trabajar a partir de los 25 años, y estamos analizando de qué manera los jóvenes se pueden implicar más en estos órganos y en los del sindicato.

Entrevista con expresidente Lula

–Ha estado de viaje sindical en Brasil, y visitado a Lula en la prisión donde cumple condena. ¿Qué impresión ha sacado?

–Lula fue durante años sindicalista y fuimos para entregale el I Premio Internacional de UGT, por su lucha por los derechos humanos y políticos. Cualquiera que analice su proceso judicial sabe perfectamente que no ha tenido limpieza. Es un clamor social, que no ha sido un procedimiento justo e imparcial. La opinión pública en Brasil es consciente de que se ha cometido una arbitrariedad con él, porque ganaba las elecciones. Bolsonaro vio que si Lula se presentaba, le ganaba. En estos momentos la prisión de Curitiba está siendo más visitada por responsables de alto nivel internacional, que al propio presidente Bolsonaro.

–Explique eso que ha dicho a sus delegados de llegar a un sindicalismo global.

–Aunque hay muchas diferencias con el sindicalismo que, por ejemplo, se ejerce en Latinoamérica, que es un movimiento sociopolítico más que una organización clásica occidental, hay elementos comunes como es la globalización. Este proceso genera muchas dificultades a los trabajadores, porque se buscan las condiciones más favorables para que las empresas produzcan. Si trabajamos sindicalmente de forma común con otras organizaciones, nos permitiría igualar las condiciones de trabajo y, por tanto, poner freno a situaciones de injusticia.

Sentencia del 'Procés' y condena a Dolors Bassa

–¿Cómo explicaría a los afiliados del resto de España que no entienden la posición de UGT Cataluña respecto al 'Procés'?

–Pienso que hoy, después de la sentencia, contamos con menos afiliados a la UGT que no comprendan a nuestra organización en Cataluña. Hubo un momento peor. Tanto nosotros como Comisiones Obreras, somos la esperanza de que Cataluña pueda caminar hacia una situación normalizada, una relación con España de respeto a la Constitución y al Estatuto. Nadie debe renunciar a nada, pero siempre dentro de la legalidad. Somos un sindicato en Cataluña que nos parecemos a la sociedad catalana. Hay gente que piensa de una manera, y otros de otra. El sindicato ha de tratar de preservar la unidad más allá de agitar los extremos. Si la política hubiera hecho eso, hoy no tendríamos el conflicto que tenemos. A mí me parece infumable que se vote a los que agitan políticamente a Cataluña para arrancar un puñado de votos, sabiendo que lo que hacen es abrir una fractura social que tiene consecuencia para todos. Vamos a tener que convivir, porque hay dos millones de personas que han votado a opciones independentistas. Hay que construir una sociedad que vuelva a entenderse y mirarse, y el sindicalismo está en condiciones.

–La sentencia de esta semana del Tribunal Supremo condena a Dolors Bassa, exconsejera de Trabajo de la Generalitat con Puigdemont y militante de la UGT en Cataluña. ¿Qué piensa de los 12 años impuestos?

–Dolors fue dirigente del sindicato en las comarcas de Girona, y a mi desde el punto de vista personal me produce un gran sufrimiento. No puedo evitarlo, porque es una persona que pese a que haya podido cometer errores en su día, no se merece la condena que fija la sentencia. Esta es una opinión personal no de la UGT.

–Cuando Bassa estaba en la Generalitat, en 2017, se produjeron las 'leyes de desconexión' del Parlament y la declaración unilateral de independencia. ¿Usted la advirtió en algún momento que no era ese el camino?

–Cuando una persona llega al Departament de Treball, la UGT no tiene porque advertirle. He tenido muchas conversaciones privadas con ella y hablado de estos temas. No creo Dolors Bassa tenga entre sus objetivos la independencia de Cataluña sino el bienestar de las personas. Estoy convencido, porque sino no hubiera estado en la dirección de UGT pensando en los trabajadores de Girona, de Cataluña y de España. Hay una sentencia y hay que acatar las resoluciones de los jueces. Pienso que a los magistrados les hemos metido en un lío, ya que los problemas políticos los tienen que resolver los partidos. Había que haber tomado decisiones antes de haber llegado a los tribunales.

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