Valladolid
Delicias se planta: «La atención de tu médico es lo que más echas de menos»Más de un centenar de personas, respaldadas por la Plataforma por la Sanidad Pública, reclaman la apertura del centro de especialidades
Han pasado ya ocho años desde que la Junta de Castilla y León decidiera cerrar el Centro de Especialidades de las Delicias. O lo que ... es lo mismo, casi 3.000 días en los que los vecinos del barrio han tenido que trasladarse hasta el Centro de Especialidades de Arturo Eyries (a más de tres kilómetros de su casa, es decir, 44 minutos andando, doce en coche o treinta en bus), para acudir a una consulta o someterse a una prueba como una radiografía, que antes podían realizar en su propio barrio, en la calle Trabajo.
Más de un centenar de vecinos de Delicias –uno de los barrios más poblados de la capital, con más de 40.000 moradores– salieron ayer a la calle para plantarse ante esta situación. Encabezados por Susana Simón, portavoz de la Plataforma por la Sanidad Pública, se reunieron en el centro neurálgico del barrio, la plaza del Carmen, para después recorrer las calles y mostrar su rechazo a la decisión de la Junta de no reabrir el centro «a corto plazo».
«¿Qué exigimos? Tratamiento digno para el barrio», clamaban los vecinos. «No al desmantelamiento de la Sanidad Pública», rezaba una de las pancartas. «La Sanidad no se vende, se defiende. «Por una Sanidad cercana», expresaban.
«Consejero dimisión», se podía leer en otro cartel, en alusión a Alejandro Vázquez, quien considera que el servicio asistencial está «cubierto» y que «no es una prioridad». Algo que indigna a los vecinos. «Todos los que vivimos en el barrio tenemos derecho a una Sanidad Pública y de calidad», expresaba Simón, quien explicó que se reunían para exigir la dimisión de un consejero «incompetente» que «no para de faltar el respeto al barrio».
Un bus y camino a pie
Ponciano Puerta es uno de los vecinos que más sufre la falta de este Centro de Especialidades en el barrio. Sobre todo desde hace un mes, cuando le tuvieron que amputar ambas piernas. Sentado sobre su silla de ruedas, explicaba que el otro día tuvo que desplazarse hasta Arturo Eyries a una revisión. «Tuve que ir en ambulancia, lo que supone más gasto y más tiempo para mí». Expresa que si el centro siguiera en su sitio «podría ir solo». Sin embargo, ahora le toca «molestar» a la familia para cualquier intervención».
«Pedimos la dimisión del consejero por incompetente, maleducado y faltar el respeto al barrio»
Susana Simón
Portavoz de la Plataforma por la Sanidad Pública
«Yo echo especialmente de menos la atención y el trato de tu médico, que eso no cura, pero depende de las circunstancias ayuda», señalaba Adelina Poncela, a la que, «desde bien joven», le detectaron artrosis degenerativa. Explica que estuvo «cuarenta años con el mismo médico», con una atención «maravillosa», pero que ahora ya nada es igual. «Hay que esperar, no puedes ir a urgencias y encima tienes el problema del transporte, que yo tengo coche y lo puedo solventar, pero las personas con poca movilidad tienen que coger un bus que te deja en el paseo de Zorrilla y te obliga a cruzar a pie el río». Precisamente, subirse alautobús es la solución que le queda a José Luis. «El cierre del centro supuso un cambio de vida, de ir a pie a dos transbordos (la línea C2 y la línea 7) o coger un taxi, que no es precisamente barato si tienes que ir de forma recurrente al médico», señalaba.
Ya en 2017, los vecinos «no entendían» la decisión, que bajo su punto de vista siempre «careció de unas explicaciones coherentes», más aún después de las pequeñas reformas en el centro. La realidad desde ese año es que las 50.000 tarjetas sanitarias a las que les correspondía ese centro, ahora se tienen que trasladar hasta Arturo Eyries, el Clínico o la Pilarica.
Un halo de esperaza
En 2021, una inversión de la junta de 200.000 euros en el centro hizo creer a los vecinos que su «calvario» había llegado a su fin. Pero todo lo contrario, los técnicos se encontraron con un nuevo enemigo invisible, el amianto, que truncó todas sus esperanzas. Hoy, cuatro años después, siguen en las calles por «una Sanidad Pública para el barrio».
«Una cosa es tener paciencia y otra dejar que nos tomen por tontos», dicen algunos, que recuerdan a sus vecinos de San Pedro Regalado, que después de dieciséis años 'consiguieron' un centro de salud en condiciones y lo celebraron con actuaciones musicales y comidas populares, como si «fuera un premio y no un derecho», recalca Marcelo Quintana.
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