Ver fotos
El dueño del local: «Si es coronavirus, no dejas entrar y salir a la gente como si nada»
Las cámaras de seguridad captaron cómo la mujer cogió un taxi y se marchó del lugar tras la llegada de la primera ambulancia y la presencia policial
El dueño del pub Italia, J. G. (prefirió no desvelar su identidad), estaba en el sitio adecuado y en el momento justo. Cumplir con la ... rutina de cada lunes por la tarde le permitió ser testigo de unos hechos insólitos. Nunca antes había vivido algo «similar». «Y mira que tengo locales y me entero de todo lo que pasa por las noches», bromeó. Eran aproximadamente las siete y media de la tarde y este empresario se encontraba en la oficina desde donde gestiona el negocio, situada junto al bar, comprobando las cámaras de seguridad.
Noticias relacionadas
El televisor de plasma que preside su despacho reproducía de forma simultánea las imágenes en directo de cuatro espacios del lugar, tanto de la calle como del interior. Junto a la barra se encontraban una mujer de rasgos orientales (cabello largo y negro, jersey azul oscuro y pantalón vaquero) y su marido, ambos clientes habituales del establecimiento, según confirmó el propietario. Al lado estaban cuatro varones que parecían estar manteniendo una conversación en tono distendido.
En un momento dado, la pareja se unió al grupo y comenzó a intercambiar risas e impresiones con ellos. Instantes después, sobre las ocho de la tarde, la mujer se separó del corro y salió al exterior, a la puerta del pub, donde seguidamente vomitó. Los «amigos», al percatarse, acudieron en su busca para auxiliarla, pero un vecino de la zona que estaba siendo testigo de los hechos entendió que la estaban «forzando». Llamó a la Policía Local alertando de que «estaban forzando a una chica».
Poco tiempo después, dos agentes municipales se personaron con sus motocicletas en el lugar. Aparcaron, vieron lo que sucedía y llamaron a una ambulancia del 112. En ese momento, el propietario notó que algo no iba bien. «Extrañado» por lo que estaba viendo a través de las cámaras, decidió salir a preguntar qué pasaba. «Me dijeron que habían recibido una alerta de que estaban forzando a una chica, y a mí me extrañó, porque antes había visto a una mujer vomitar junto a la puerta y a unos amigos acompañarla», aseguró. «Les dije que mi total predisposición desde entonces, pero no entendía nada», continuó.
Entonces, explicó, le comentaron que podía tratarse de un posible caso de coronavirus ante los síntomas que presentaba (vómitos y mareos) y el hecho de que hubiera llegado de China hace diez días. A partir de entonces, señaló, todo ocurrió «muy rápido». Las cámaras de seguridad del establecimiento captaron cómo la mujer entró y salió del local en varias ocasiones acompañada por varios hombres y, pasado un tiempo, cómo sorteó la presencia de los policías locales y de la primera ambulancia del 112 para subirse a un taxi y marcharse del lugar.
Vuelta a la normalidad
El dueño del local defendió la puesta en marcha de un dispositivo de estas características, pero reconoció «no entender» la forma en la que se llevó a cabo. «Entiendo que lo hagan, me parece bien que lo activen, y más sabiendo que ha estado en China, pero si sospechas que es este virus no dejes entrar y salir a la gente del bar como si nada», lamentó. Asimismo, J. G. confirmó que, aunque previamente le habían servido «dos chupitos de hierbas», la sospechosa no llegó a ingerirlos.
A lo que el dueño hizo alusión es que tanto él como otras «siete u ocho personas» que estuvieron dentro del bar cuando se produjeron los hechos, una vez activadas las acciones preventivas, salieron del mismo y se marcharon. Otros, sin embargo, no corrieron la misma 'suerte'. Ante el «pollo que se montó» (en referencia al despliegue policial y de medios, pues un equipo de sanitarios con los preceptivos trajes de protección acudió hasta el lugar para evacuar a la mujer al hospital) tuvieron que permanecer dentro del Italia.
La normalidad regresó a la céntrica calle Italia, situada junto al Paseo Zorrilla, pasadas las once de la noche. Durante cerca de dos horas, los agentes mantuvieron cortada el entorno para evitar que transeúntes cirularan cerca de la zona donde estaban actuando.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión