«El confinamiento provocó que la vista de nuestro hijo fuera a peor»
Azucena Méndez relata cómo clases y tareas mediante pantalla, tras el cierre de colegios, y el encierro en casa rompieron la evolución a mejor del trastorno de visión de su hijo Alejandro
Azucena Méndez sabe muy bien lo que es vivir con un problema de visión. Tiene astigmatismo de nacimiento y también miopía. Siempre ha cuidado mucho ... su salud visual y para ella y su marido Pedro Pérez, fue un gran alivio que su hijo Alejandro no tuviera ninguna patología en sus ojos. Todo cambió cuando el pequeño, con 7 años se cayó de la bicicleta llevando el casco sin abrochar. Las consecuencias fueron fatales: una fractura de cráneo que amenazaba con perder la visión del ojo izquierdo y la pérdida de oído. Afortunadamente la única secuela que le quedó al niño, fue una hipermetropía en el ojo izquierdo y que pronto se desarrolló también en el derecho. «Nos dijeron que se iría corrigiendo con el crecimiento. Le pusimos gafas para intentar frenarlo y al poco empezó con el astigmatismo», cuenta Azucena.
Noticia Relacionada
El uso de pantallas dispara la miopía en menores y adelanta su aparición
Han pasado 5 años y una pandemia por el medio, y ahora, Alejandro, que estudia 1º de ESO, tiene 3 dioptrías de hipermetropía en un ojo y 2,75 en el otro. «Estaba mejorando poco a poco cuando, de repente, llegó el confinamiento. El hecho de no poder salir a la calle y tener que hacer todos los deberes a través de una pantalla, repercutió muy negativamente en su salud visual», prosigue esta madre. Durante aquellos meses, Alejandro tuvo que hacer sus tareas desde el móvil, ya que era el único dispositivo electrónico que tenían en casa. Más adelante, en el curso siguiente, esta familia invirtió en un ordenador, para que la vista del niño no sufriera tanto.
«Sus gafas tienen filtro azul para protegerle de la luz tóxica de las pantallas. También el monitor del ordenador tiene protección, pero pasa tantas horas haciendo tareas y también jugando delante de una pantalla, que estamos notando que lejos de mejorar, está empeorando. Algunas veces tiene mareos y dolores de cabeza y en este curso, cuando le toca en última fila en clase, se queja de que ve algo borroso. Puede que esté empezando a tener miopía», comenta Azucena.
A diario, Alejandro hace ejercicios visuales para fortalecer sus ojos, tal y como le recomendaron en el hospital y cada seis meses acude puntualmente a revisarse la vista. «La tecnología es algo que nos beneficia mucho en el día a día, pero influye de forma muy negativa en nuestra visión. El confinamiento fue terrible y provocó que la vista de nuestro hijo, fuera a peor. Es algo que nos preocupa mucho, ya que los ojos, nos deberían durar toda la vida», concluye la madre de Alejandro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.