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El equipo de baloncesto del Club Deportivo Asprona, proclamado campeón de España en la edición de 2016. Ramón Gómez
El equipo de baloncesto del Club Deportivo Asprona: así son los 'Campeones' de Valladolid

El equipo de baloncesto del Club Deportivo Asprona: así son los 'Campeones' de Valladolid

En 2016 trajeron a la capital del Pisuerga el oro del campeonato de España de baloncesto para personas con discapacidad

Víctor Vela

Valladolid

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Martes, 24 de abril 2018, 13:15

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Gabi Ortega, 43 años, empleado de Correos en Zaratán, antes trabajador en Macrolibros, aficionado a los deportes, al tenis, sobre todo al baloncesto... Gabi, si alguien le pregunta, puede decir con orgullo que es un campeón. También Benja Gutiérrez, que trabaja en una empresa de limpiezas (turno partido) y aprovecha los tiempos muertos para quedar con los amigos y echar unas canastas. Benja, si alguien se interesa, es un campeón. Como Fernando Lorenzo. Como Raúl González. Como Alberto Gómez, Jesús Valverde, Emilio Moro, Alberto Pastor. Como Diego García, 25 años, que empaqueta azúcar en el polígono de Argales y es el fichaje más reciente del club. Todos ellos son campeones.

Un equipo de cine que en 2016 se trajo a Valladolid el oro del campeonato de España de baloncesto para personas con discapacidad. Un grupo de película que todos los domingos entrena en el complejo Río Esgueva. Una formación deportiva auspiciada por Asprona hacia la que apuntan los focos cuando una historia como la suya se ha convertido en la más taquillera de las multisalas. Ellos, los verdaderos campeones de Valladolid.

«¡Defendemos en diagonal! ¡En diagonal!», dice PabloDíaz, el entrenador, derroche de decibelios para que su voz se imponga en el pabellón. «¡Como en los partidos! Siempre el pase cerca, el pase cerca», instruye, mientras sus jugadores forman dos equipos de cuatro, entrenan jugada táctica: saque de fondo, defensa en presión, tiro de lejos, si hay suerte, canasta. El baloncesto para personas con discapacidad intelectual tiene tres niveles. El equipo que entrena Pablo está en el primero, competición donde rigen las mismas reglas que en el baloncesto normalizado, que en el reglamento FIBA.

«¿La única diferencia? La intensidad. Aquí hay más. Mucha más. No hay ninguno que te diga que no. Siempre dan el máximo, el 110%. En cualquier otro equipo, siempre hay alguien que vaguea en los entrenamientos. Aquí la entrega es máxima, se dejan las narices. A lo mejor les cuesta un poco más la colocación en el campo, situarse y jugar sin balón, ese ritmo de aprendizaje es tal vez más lento, pero al final lo consiguen y lo suplen con la intensidad y el ritmo», cuenta el entrenador de un grupo que ha demostrado su valía en las citas deportivas en las que han participado. Hasta aquel título de campeones obtenido en 2016 (el de 2018 se disputará a finales de noviembre en Roquetas de Mar).

«Una alegría inmensa», cuenta Benja Gutiérrez, el veterano del equipo, 22 años en el club, base muchas veces, aunque su posición preferida es la de escolta. «Te vigilan menos, pasas más desapercibido y puedes hacer más daño», cuenta un jugador que se caracteriza por su velocidad («soy rápido, sí») y su capacidad para hacer equipo. «Me gusta motivar a los compañeros, echar una mano en todo lo que puedo. Lo único que nos falta es algún fichaje más. Somos nueve y hacen falta refuerzos», cuenta Benja, quien alterna con Gabi el puesto de base y la veteranía en el club:«Está muy bien hacer deporte, porque es bueno para la salud y luego aprendes a luchar en la vida y a hacer compañeros en los torneos».

Los equipos de baloncesto mixto y fútbol sala. A la derecha, entrenamiento común del Club Deportivo Asprona. R. GÓMEZ
Imagen principal - Los equipos de baloncesto mixto y fútbol sala. A la derecha, entrenamiento común del Club Deportivo Asprona.
Imagen secundaria 1 - Los equipos de baloncesto mixto y fútbol sala. A la derecha, entrenamiento común del Club Deportivo Asprona.
Imagen secundaria 2 - Los equipos de baloncesto mixto y fútbol sala. A la derecha, entrenamiento común del Club Deportivo Asprona.

La cita de los partidos suele ser mensual. Una competición regional con seis jornadas que cada vez se celebra en una provincia. La última contienda, en Olmedo. El primer equipo no tuvo mucha suerte. Al segundo, el que entrena Lidia Losada, le fue mucho mejor. Es una formación mixta de habilidades deportivas, el tercer nivel del baloncesto para personas con discapacidad. En el segundo, el árbitro suele tolerar dobles y pasos si no derivan en grandes ventajas para quien los comete. En el tercero, la adaptación es más evidente:no hay tiros libres, el balón es un poco más pequeño, son cuatro tiempos de ocho minutos... Pero el rigor competitivo se mantiene.

Que se lo digan a Alberto Hontiyuelo, a punto de cumplir 28 años, desde hace dos en el equipo mixto de baloncesto. «Antes estaba en fútbol sala, pero me gusta más el baloncesto.Sobre todo defender», dice con un balón bajo el brazo derecho y una mano que se apunta una herida en la frente.

–¿Y ese golpe?

–Uno del otro equipo, que me dio un codazo.Yo soy el que más faltas tengo.

–¿Pero porque las haces o porque las recibes?

Y entonces Alberto se echa a reír y busca la complicidad de Marcos Redondo, su mejor amigo. Forman pareja en el ejercicio que hoy les ha propuesto Lidia en el entrenamiento:hay que atravesar el campo pasándose el balón y, al final, tirar a canasta. Entran casi todas. Los compañeros aplauden a rabiar desde el banquillo en el que esperan su turno. «El gen competitivo siempre está ahí, el deseo de ganar. Pero en este deporte no se valora tanto que ganen o que pierdan. Por eso también aplaudimos las canastas del rival. Aquí lo importante es la superación personal», cuenta Lidia. El suyo es un equipo «heterogéneo». «Cada uno tiene su forma de ser y unas necesidades de apoyo diferentes.El entrenador tiene que dar las instrucciones de forma muy clara. Una idea cada vez. Tenemos voluntarios (Bishal, Sara, David, Sara, Cecilia yFernando)que juegan un papel fundamental, porque hacen los ejercicios para que ellos los repiten. Es mucho más directo que vea lo que tienen que hacer a tener que explicarlo ocho veces», indica Lidia.

Elisa Vega, 30 años, es actriz en el grupo de teatro La Repanocha, va a clases de gimnasia, ha ganado dos medallas en natación («¡Soy una campeona!»), trabaja en el centro ocupacional Dos Pinos y juega «de defensa» en este equipo de baloncesto. «Me gusta la emoción de ganar, de participar. Si hago una falta, me pongo nerviosa», dice Elisa, quien comparte formación con Eva Mallada, Víctor Rayaces, Víctor Malfaz, Miguel Gómez y Adolfo de la Cal, quien en la última competición anotó tres triples decisivos para la victoria.

«Ahora vamos terceros en la liga, hemos conseguido que el equipo sea una piña y lucharemos para dar el salto e intentar quedar segundos», asegura Lidia, quien comenzó como voluntaria en los programas de vacaciones de Asprona y ahora entrena al equipo de baloncesto mixto para compaginar su titulación en técnico de actividades físicas y deportivas con su formación en educación especial. «¡Venga, a beber agua!», dice al terminar el entrenamiento. Y los vestuarios del Río Esgueva se llenan de un pelotón de campeones. De verdaderos campeones.

No solo es baloncesto. También, por ejemplo, fútbol sala. Comparten cancha de entrenamiento todos los domingos por la mañana. «Es el mejor día para todos. Entre semana, entre el trabajo, el centro ocupacional y el resto de actividades, la tienen muy completa. El domingo es cuando todos pueden coincidir», comentan los entrenadores.Fran Gómez es el de fútbol sala. Hoy toca ejercitar el control de balón. «Han mejorado mucho. Al principio se desanimaban un poco si no conseguían lo que querían... y ahora, aunque ha terminado la liga, vienen con la misma ilusión», explica Fran, mientras da instrucciones al grupo, formado por Santi, Fernando, Dani, Omar, Alberto, Jose y Javi.

Filosofía del club

Esta formación es uno de los equipos que forman parte del Club Deportivo Asprona. «Nuestra misión es contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y, de forma indirecta, también la de sus familias», explica Rebeca Sanz, del servicio de ocio de Fundación Personas, quien recuerda que el trabajo requiere de tiento, ya que el deporte puede convertirse en un «arma de doble filo». «También puede ser transmisor de excesos que no concuerdan con nuestra filosofía:competitividad exagerada, agresividad, intereses económicos que obedecen a influencias externas y desvirtúan la verdadera naturaleza del deporte». Frente a esto, resaltan en Asprona, el club defiende «el aprendizaje con independencia del nivel; la motivación, el respeto, la empatía, la inclusión, la libertad, el compromiso y la capacidad de disfrutar». «No solo nos guía la mejora de las habilidades motrices –con la necesidad de promocionar el ejercicio físico y la salud– sino también las sociales», añaden.

El club cuenta con un programa de natación (38 deportistas y cinco entrenadores), atletismo (con cuatro participantes), gimnasia de mantenimiento en La Rondilla, un grupo de cinco tenistas y otro de deportes adaptados, con nueve integrantes, en el que «se da cabida a niveles más bajos y se ofrece un repertorio de ejercicios para mejorar habilidades y destrezas básicas». También hay actividades multideportivas y senderismo. Participa en competiciones de la Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León, la Federación Nacional de deportes para personas con discapacidad y Plena Inclusión-Special Olimpics.

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