Una carrera que une a profesores, alumnos y familias

La salida se fijó en la ribera del río Pisuerga, junto a las Moreras. Unos corriendo y otros andando, todos cumplieron con el doble objetivo de cubrir los 4 kilómetros de distancia que marcaba el recorrido, y sobre todo, disfrutar compartiendo esta jornada lúdico-deportiva con las comunidades educativas de otros centros escolares. «La idea surgió en el año 2016. En aquella ocasión participaron dos institutos. Tras la pandemia, hemos retomado la actividad con 4 centros y cada vez con más seguimiento», explica Beatriz Fuentes, profesora de Educación Física en el Vega de Prado y una de las promotoras de la iniciativa. «En clase trabajamos con nuestros alumnos la resistencia y la capacidad de esfuerzo. Creamos esta carrera para que lo aprendieran sobre la práctica y crear en ellos hábitos deportivos fuera del horario escolar. Nos parecía una muy buena oportunidad para hacerles disfrutar de una experiencia deportiva junto a otros acompañantes, como pueden ser los padres o los amigos», prosigue esta profesora satisfecha con la alta participación de esta edición.

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Varios corredores experimentados hicieron de liebres y marcaron distintos ritmos para los participantes. Las AMPAS también colaboraron con el avituallamiento y la organización. Hubo dos modalidades de participación. La primera para corredores individuales. La segunda, por parejas formadas entre alumnos y personas externas a las aulas. Es el caso de Daniel Velasco, estudiante de 2º de la ESO del IES Pinar de la Rubia, que corrió acompañado de su abuelo Isaías Moreta de 72 años. «Me apetecía mucho hacer la carrera y más, hacerlo acompañado de mi abuelo. Solemos hacer deporte juntos, sobre todo bicicleta. Ha sido muy divertido. He sido de los pocos que iban acompañados por sus abuelos. Espero que al año que viene, se anime y corramos juntos de nuevo», dice orgulloso este joven.

Para Nieves Galván también fue una enorme alegría participar. A sus 71 años, era la primera carrera en la que participaba, y lo hizo animada de su nieta Judith, estudiante de 1º de la ESO en el IES Pinar de la Rubia. «A ella le hacía mucha ilusión y me la contagió. Creo que he sido la única abuela que ha participado. Yo salgo mucho a andar y estoy en forma, pero pensé que no sería capaz de terminar. Me he llevado una alegría inmensa y para la niña, ha sido una inyección de moral enorme», cuenta esta veterana vallisoletana.

Las AMPAS y las direcciones de los cuatro centros educativos, hicieron entrega de los premios a los ganadores de ambas modalidades y sortearon numerosos regalos. En la categoría individual se alzó con el primer puesto Casimiro Espeso, de 1º de Bachillerato del IES Vega de Prado, con 14'50». Al mismo tiempo que él entró la pareja ganadora, formada por Asier Fernández, de 4º de ESO y del mismo instituto, junto a su compañero del equipo de Triatlón Laguna, Alejandro Fernández. «Entrenamos todas las semanas unas 11 horas para competir a nivel nacional. Nos ha resultado una carrera relativamente fácil, pero lo mejor ha sido la ilusión que teníamos, porque al haberse pospuesto dos años por la pandemia, teníamos muchísimas ganas de participar», comenta Asier. En individual femenino, la primera en traspasar la meta fue Jimena Diezhandino de 2º de ESO del IES Vega de Prado. En la categoría femenina por parejas femenina, y con un tiempo que sobrepasó los 16 minutos, ganó Mara Merino, de 1º de ESO del IES Antonio Tovar, que corrió acompañada de una amiga.