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Luis Argüello, en el centro, durante la presentación de la campaña. Rodrigo Jiménez

Cáritas corrobora que la pandemia deja un nuevo tipo de pobreza

Familias sin ahorros y sin empleo son las más golpeadas por la crisis, según la diócesis, que el año pasado ayudó a casi 10.000 vallisoletanos

El Norte

Valladolid

Viernes, 12 de junio 2020, 21:29

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La pandemia del coronavirus ha dibujado un nuevo tipo de pobreza social a la que Cáritas, el brazo solidario de la Iglesia Católica, pretende hacer frente con nuevos programas como el denominado Comunidad 2020, presentado por al obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello. La pandemia ha puesto de manifiesto «realidades que ya estaban», ahora intensificadas con la incorporación al umbral de la pobreza de personas que antes de la crisis sanitaria padecían una situación de vulnerabilidad moderada, con dificultades para llegar a fin de mes y sin ahorros para poder afrontar situaciones de emergencia.

Cáritas, por esta razón, ha duplicado la cifra de personas que habitualmente atendía en la Diócesis de Valladolid, unas 10.000 durante 2019 según el informe de Cáritas Diocesana que además de Argüello han presentado el delegado episcopal Luis Miguel Rojo, y el director de Cáritas en esta emarcación, Guenther Boelhoff.

El programa Comunidad 2020 ofrece un programa de atención integral al necesitado, no solo desde el punto de vista económico, sino también social, laboral, informativo, jurídico e incluso psicológico, dijo Rojo.

Nace con una vocación de continuidad y un presupuesto inicial aportado por los sacerdotes de la diócesis, así como por otros miembros de la comunidad eclesiástica. El nuevo perfil de la persona que pide apoyo a Cáritas, a raíz de la pandemia, responde básicamente a quienes han quedado sin empleo, tardan en recibir prestaciones o subsidios, no pueden llegar a fin de mes y se ven obligados a resistir con actividades vinculadas a la economía sumergida.

Cáritas Diocesana de Valladolid, según el informe anual, manejó en 2019 unos 2,8 millones en todos sus programas de asistencia social puestos en marcha principalmente por sus sesenta trabajadores y 850 voluntarios.

El 70% de ese presupuesto son aportaciones privadas (780 socios 7.860 demandantes) y el resto procede de las aportaciones a través del IRPF.«En Cáritas, que no ha cerrado nunca, vemos las consecuencias económicas y emocionales de la pandemia, por lo que se ha tenido que adaptar a las nuevas circunstancias y situaciones de vulnerabilidad de jóvenes, mayores y dependientes, con todos los matices de soledad que nos ha dejado el COVID-19», reflexionó el obispo auxiliar, según informa Efe.

Luis Argüello lamentó que el confinamiento social haya coincidido con la «temporada alta en la vida de la Iglesia», ligada al tiempo litúrgico de Cuaresma, Semana Santa y Pascua, e invitado al contribuyente a marcar la dos equis en la Declaración de la Renta (ayuda a la Iglesia y otros fines sociales).

De otro lado, en los tres meses del confinamientos, 16 personas que se encontraban en la calle «han vivido un hermoso proceso» en el Seminario, según destacó también el obispo recordado el día que llegaron «con sus mochilas, sus maletas» y con cara «de vivir en la calle», y como tres meses después «se ha producido el milagro del cambio» y aunque el proyecto se cierra con el fin del confinamiento «se abre para que estas personas no vuelvan a la calle», y así 13 de ellos (tres de ellas se fueron voluntariamente) están en alojamientos de Caritas o en proyectos de su vivienda en la ciudad.

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