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Rincón de la plaza de Batallas, entre los números 3 y 4, donde se encuentran los antiguos locales de la asociación de vecinos cerrados hace diez años. J. Sanz

Valladolid

Batallas pierde la voz al sumar diez años como único barrio histórico sin asociación de vecinos

La falta de relevo causó la desaparición de un colectivo creado en 1989 y que llegó a sumar seiscientos socios en un entorno con 3.536 habitantes

J. Sanz

Valladolid

Lunes, 17 de noviembre 2025, 06:46

«En su momento funcionó muy bien, tenían unas pequeñas oficinas y un local más amplio en el que se hacían bailes y otras actividades», ... recuerda un vecino del número 4 de la plaza de Batallas antes de concretar que aquella asociación vecinal del barrio, fundada en 1989 al calor de las protestas contra la construcción de un comedor social en el solar que ocupó finalmente el polideportivo Miriam Blasco, cerró sus puertas hace diez años y dejó desde entonces sin voz a un barrio de 3.536 habitantes.

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De manera que Batallas es desde entonces el único barrio histórico de la capital que carece de una asociación de vecinos propia que defienda sus intereses. Y así lo reconoce la presidenta de la Federación de Vecinos Antonio Machado, Margarita García: «Es una pena, pero es así, no hubo relevo generacional cuando lo dejó su directiva y tampoco hemos encontrado a nadie que quiera reabrir allí una asociación», lamenta antes de explicar que, por proximidad, los vecinos cuentan con las asociaciones de los barrios más cercanos, como son los del Hospital y el área de Vadillos, San Juan y Circular. El problema, confiesa, es que «son colectivos con entornos muy amplios y es difícil que puedan asumir más barrios». Sus puertas, y las de la federación, aclara, «siempre están abiertas a los vecinos» y a residentes de Batallas que quieren «recuperar su asociación».

«Es una pena, pero es así, no hubo relevo generacional y nadie ha querido recuperar la asociación»

Margarita García

Presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos Antonio Machado

El caso es que el barrio, que creció al calor de la llegada de obreros a la capital en los años sesenta -en sus orígenes se conoció como barrio de la Pólvora antes de que sus calles se dedicaran a distintas batallas históricas-, carece de voz propia para defender sus intereses. «Es una pena, pero nadie quiso seguir con la asociación y, al final, la perdimos», relatan los vecinos del rincón de la plaza de Batallas, entre los números 3 y 4, donde permanecen vacíos desde su cierre los dos locales de la desaparecida agrupación. «Son de un particular y no han vuelto a tener uso desde entonces», confirma la responsable de una tienda de telefonía situada junto a la antigua sede vecinal.

Uno de los locales de los soportales de la plaza, el más pequeño, de 60 metros cuadrados, albergó las oficinas de la asociación de Batallas y el otro, con un acceso independiente, de 250, acogía las actividades cuando el colectivo sumaba seiscientos socios (en 2002), en un barrio de menos de cuatro mil habitantes.

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El incendio de 2001

Los vecinos observan la sede vecinal incendiado durante un robo el 4 de diciembre de 2001. El Norte

La asociación, que dirigió Carmen Poveda hasta su desaparición, nació en 1989 con motivo del anuncio de Cáritas de construir un comedor social en la confluencia de las calles Covadonga, Huertas y Prado de la Magdalena. La oposición vecinal, tanto desde Batallas como desde los barrios colindantes, consiguió que el proyecto se descartara y que se acabará levantando allí el actual polideportivo municipal.

La vida de la agrupación, que cada año impulsaba las fiestas del barrio y organizaba una chorizada en la plaza con motivo de su aniversario, no estuvo exenta de contratiempos. Así, el 4 de diciembre de 2001, sus oficinas sufrieron un robo en el que los autores, que tan solo se llevaron «un radiocasete y una cesta de Navidad», quemaron después el local y obligaron a desalojar a los vecinos del número 3.

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Meses después, en mayo de 2002, la asociación reabrió sus puertas y continuó en activo hasta su cierre definitivo hace diez años. Batallas carece desde entonces de voz propia para sus reivindicaciones.

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