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Barrios donde cuesta ir al cole: nueve de cada diez alumnos del 29 de Octubre no terminan la ESOEl foco alumbra primero al 29 de Octubre, pero lo que allí ocurre (y las soluciones que se proponen para atajarlo) podría trasladarse a ... otras zonas, a otros barrios «vulnerables», a otros centros escolares que cuentan con un alto porcentaje de población que pertenece a minorías étnicas, especialmente la gitana. Casi nueve de cada diez alumnos de esta barriada de Valladolid no consiguen terminar la ESO. Siete de cada diez no acuden a clase puntualmente. El 48% no lleva al colegio el material didáctico necesario para cumplir con sus tareas escolares. La mitad no participa nunca en las excursiones. Nueve de cada diez no están apuntados a una extraescolar. El 85,5% no hace nunca (o casi nunca) los deberes. El 49,2% no ha mejorado su nivel competencial respecto al curso anterior. Cada porcentaje es una losa más que aplasta una realidad que necesita «medidas urgentes y transversales» para alcanzar una solución, para atajar los altos niveles de absentismo y abandono escolar.
Así lo han explicado este jueves, en la Facultad de Educación, los autores del informe 'La transformación social y educativa en distritos vulnerables de Castilla y León', un trabajo liderado por el Observatorio Transformación y Participación que analiza la situación de un barrio concreto (el 29 de octubre) para proponer soluciones «globales» de intervención. Porque las respuestas no han de proceder exclusivamente de lo educativo (que también), sino además desde otros aspectos laborales, urbanísticos o sanitarios.
Los autores del informe -presentado en el tercer congreso internacional Transformacción Participacción- se han fijado en un primer momento en el 29 de Octubre, gracias al trabajo que desde hace años desarrolla en la zona Pajarillos Educa. «La situación ha mejorado mucho -dicen-, pero aún así hay datos que asustan». Para ello, han analizado la realidad de 124 alumnos gitanos matriculados en los colegios Cristóbal Colón, Miguel Hernández, Narciso Alonso Cortés y Lestonnac, además de los institutos Galileo y Leopoldo Cano.
«Los datos estadísticos nos confirman que hay una alta densidad étnica en muchos de estos centros educativos», cuenta Javier Alonso, profesor del Galileo y portavoz de Pajarillos Educa. Por eso, desde el informe reclaman medidas, en los procesos de admisión, que eviten esa concentración en centros muy concretos. En el Cristóbal Colón, por ejemplo, de los 170 alumnos, 130 son de etnia gitana, como explica su director, Alberto Rodríguez 'Bertoni', quien cada curso emprende nuevas acciones para motivar a sus alumnos y evitar el absentismo.
Aunque el gran tropiezo se produce en Secundaria, «el fracaso escolar se inicia desde la Educación Infantil», recuerdan en el informe, por lo que reclaman «recursos específicos, adaptaciones en la organización escolar o flexibilización en el curriculum». Por ejemplo, con el apoyo a los equipos directivos, el refuerzo de las plantillas, la formación de sus profesionales, la flexibilidad de los grupos y las ratios. Subrayan que hay que estar especialmente atentos en el cambio de ciclo: el paso de tercero de Infantil a primero de Primaria, de sexto de Primaria a primero de Secundaria. «Por eso, hay que mejorar el proceso de tránsito entre centros escolares, con un aumento de la atención individualizada», concluyen. Los colegios de Pajarillos ya trabajan en programas específicos, pero la solución, alertan, debe implicar a todas las instituciones y entidades.
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Para empezar, las familias. «Son una parte fundamental de la solución por su importante aportación a la asistencia, la convivencia, el bienestar y el apoyo». Y no siempre se consigue. En estos casos analizados en el 29 de Octubre, a través de la encuesta a los tutores, el 60,5% de las familias «no manifiestan pleno interés en la educación de sus hijos». Una de cada tres no tiene una comunicación fluida con el centro y algo más de la mitad (el 52,4%) no pone en práctica en casa los consejos y recomendaciones del colegio, como explicó durante su ponencia José María Cela, uno de los autores del estudio. Insisten en que tan importante como lo que ocurre en el aula es lo que pasa fuera del cole. «El trabajo no solo hay que hacerlo de 8:00 a 14:00 horas, sino mucho más allá», asegura Alonso.
Así que el informe conecta este análisis educativo con otro tipo de radiografías, como la vinculada con las condiciones de habitabilidad o los hábitos saludables. El 15,3% del alumnado estudiado acude al centro escolar sin haber desayunado. El 67,7% no lleva almuerzo saludable. El 36,3% consume bebidas energéticas. El 54% manifiesta «exceso o descontrol en el uso de dispositivos móviles». El 44,3% muestra signos de sueño cuando está en el centro escolar. Y esto, claro, afecta a su rendimiento. Lo explica Pedro Prieto, enfermero de atención comunitaria, a partir de una estadística de Sanidad con 174 participantes.
En su experiencia cotidiana, de trabajo a pie de barrio, se ha encontrado con chavales que a los siete años ya han tenido «contacto con el vapeo y le han dado alguna calada». O niños que beben refrescos en el biberón. O jóvenes que comen más de tres veces hamburguesas a la semana en cadenas de «comida chatarra». Todo esto influye en su desempeño académico. Incuso, en ocasiones, desvela Prieto, las cuestiones sanitarias son esgrimidas como excusa para no ir a clase. «Sus familias dicen, por ejemplo, que no han ido porque tenían cita con el médico y luego eso no es verdad».
Hay más factores que influyen en este desapego escolar y que confirman los datos cruzados que, por secciones censales, ofrece el Instituto Nacional de Estadística. Las calles con más renta son las que tienen un mayor número de vecinos con estudios universitarios. Y al contrario, las zonas más empobrecidas son las que menos rédito consiguen en el colegio. Así, el INE constata que entornos de Las Viudas, el 29 de Octubre, Embajadores o puntos de Arturo Eyries son las que tienen más vecinos que no han pasado de los estudios de Primaria. Por ejemplo, de los 679 residentes de la calle Águila y alrededores, solo ocho han terminado el Bachillerato y apenas seis tienen educación superior.
El sector más empobrecido de la capital está en las calles Duero, Adaja y Tajo (Las Viudas). Allí (4.687 euros de renta media anual por persona), el 1,8% de la población tiene estudios superiores. En Periquito y Águila (en el 29 de Octubre), con 5.344 euros, ese porcentaje es del 6,4%. En Embajadores (en torno a 7.500 euros), el 10%. «Ir a la Universidad no tiene que ser un objetivo en sí, pero sí que tiene que ser una posibilidad, sí que hay que ofrecer herramientas que permitan a estos niños ir a la Universidad si así lo desean».
Y otro criterio más, dibujado por el INE, seis de cada diez vecinos de Las Viudas o del 29 de Octubre se ven amenazados por la pobreza o la carencia extrema. El riesgo de pobreza para las familias de Pajarillos o Delicias (que se calcula en función de los ingresos) duplica a la de otros barrios, como Parquesol. Al final, un círculo vicioso en el que confluyen educación, empleo, habitabilidad o posibilidades económicas.
El informe presentado este jueves analiza estos otros aspectos del barrio. En una encuesta llevada a cabo entre 589 residentes en Pajarillos-San Isidro-Campo de Tiro-Buenos Aires concluyeron que el 35% muestra dificultades para llegar a fin de mes. En ocasiones, no pueden encender la calefacción en invierno. «Y los hogares con pobreza energética presentan menor rendimiento académico», concluye Toni Aragón, quien evidencia que una casa con frío o excesivo ruido (por estar mal aislada) no es un lugar propicio para estudiar.
De este modo, colectivos como Pajarillos Educa insisten en que es necesaria una intervención «transversal y quirúrgica» para mejorar la productividad de los alumnos en función de sus necesidades. «Este estudio, con datos que hay que ampliar, es un buen punto de partida». Pajarillos Educa trabaja desde hace ocho años (y se ha intensificado en los últimos meses) en este tipo de acciones que van más allá de lo puramente lectivo. Han impulsado más de 120 acciones grupales y comunitarias: laboratorios de arte, clases de apoyo escolar, clubes de lectura, proyectos de cine y de música, actividades deportivas…
Entre las últimas novedades, un reciente proyecto de atención comunitaria (junto a la Consejería de Salud) para promover hábitos de salud bucodental entre los alumnos y familias del Cristóbal Colón. El objetivo es inculcar la costumbre de cepillarse los dientes. Por eso, todos los días (al entrar a clase y después del almuerzo en el colegio) hay campañas de cepillado. Esta misma semana, alumnos del barrio han participado en el proyecto 'Jardines pintados', que ha intervenido en la plaza de la Paloma, junto al centro de iniciativas ciudadanas Santiago López. Y ahora se trabaja, en colaboración con la Consejería de Medio Ambiente, en un proyecto para favorecer la inserción en programas forestales y de jardinería, que podrían ser una salida laboral para estos jóvenes. «Si los adolescentes abandonan pronto los estudios, si salen del colegio o el instituto sin titulación, lo tendrán más difícil para acceder al mercado laboral», indica Javier Alonso. Pese a lo avanzado durante estos años (hay porcentajes que se han conseguido controlar), «existen datos que todavía son demoledores», apunta Manuel Medina, también autor de este trabajo.
El Observatorio de Transformación y Participación que ha liderado este estudio (y que quiere ampliar y llevar a cabo en otras zonas, como Las Viudas) es un órgano constituido «para actuar como soporte a la docencia, a la investigación y a la participación social». En esta jornada organizada en la Facultad de Educación, ha contado con las ponencias del docente César Bona, de Fernando Rey (catedrático de Derecho Constitucional), Javier García Medina (director del Observatorio de Derechos Humanos) y profesores de colegios de Sevilla, Zaragoza o el País Vasco, que han presentado proyectos de intervención similares en sus ciudades de origen.
El rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo Cabrerizo, insistió en una de las mesas redondas de la jornada, en que «la educación es el mejor ascensor social», pero recordó que esta tiene que ser una educación «de calidad que favorezca el desarrollo, especialmente, en los distritos menos favorecidos». Y en ellos, afirmó Raquel Alonso, delegada territorial de la Junta, hay que intervenir desde diversos ámbitos, que impliquen también acciones de Sanidad, Servicios Sociales o Medio Ambiente, como vías para influir en la escolarización. El alcalde, Jesús Julio Carnero, recordó que el trabajo «constante, pertinaz y contumaz» de Pajarillos Educa ha creado «un modelo educativo, social y de cuidados planificado y organizado que es exportable a otras zonas de la ciudad». De hecho, recordó el regidor, la Junta de Gobierno municipal ha aprobado esta semana un convenio de colaboración con Pajarillos Educa para emprender acciones desde la cultura, el deporte y la participación ciudadana que combatan ese absentismo y fracaso escolar.
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