El amor sienta jurisprudencia en Peñafiel
El municipio vallisoletano recuerda el centenario de una sentencia del Tribunal Supremo que dio validez al testamento escrito por una mujer de la localidad en una carta de amor
«Pazicos de mi vida: en esta primera carta de novios va mi testamento, todo para ti, todo, para que me quieras siempre y no dudes del cariño de tu Matilde». De esta forma, impregnada de romanticismo, Matilde Corcho Arroyo legaba su patrimonio a su marido, José Pazos, militar y escritor gallego, con el que residía entre la capital vallisoletana y Peñafiel.
La peñafielense lo hacía de su puño y letra en el reverso de la primera carta de amor que escribió a su esposo el 8 de marzo de 1873 -dos años después se casaron-. Matilde escogió esa primera misiva 42 años después de dirigirla a su amado y, a la vuelta de una de las dos hojas, el 24 de octubre de 1915 testó a favor de su cónyuge, por lo que la elección de esta epístola concreta no parece aleatoria, sino dictada por un sentimiento amoroso digno de ser novelado -esta elección tuvo luego especial importancia-. Pero hasta tres años después, el 8 de junio de 1918, José Pazos no pudo hacer realidad el deseo de su mujer, y lo hizo a través de una sentencia del Tribunal Supremo que sentó jurisprudencia y que, todavía hoy, se estudia en Derecho. Para los notarios también es una referencia importante a la hora de dar fe en materia de herencias ológrafas (escritas a mano por el testador).
Con motivo de esta sentencia que pocos peñafielense conocen, pero que tanta importancia tiene para el mundo jurídico al convertirse en un referente legal, la Asociación Histórico-Cultural Torre del Agua -de Peñafiel- va a celebrar el centenario del dictamen del Supremo con dos iniciativas. La primera es el próximo 8 de junio, cuando celebrarán una conferencia bajo el título: 'Una historia de amor que llegó hasta el Tribunal Supremo'. Después colocarán una placa en la vivienda del matrimonio, en el 25 de la calle Derecha al Salvador, con la que se recuerde el centenario. La casa era propiedad de Matilde y formó parte de su herencia. Al acto están invitados los colegios vallisoletanos de Abogados y Notarios. De hecho, hace 40 años que un grupo de notarios gallegos, uno de ellos vinculado a Peñafiel, colocó la primera placa alusiva a la sentencia -el 75 aniversario- a la entrada de la vivienda. Si es posible, Torre del Agua colocará la suya junto a esa primera, que se retiró y se conserva. Otra de sus iniciativas, gracias a la intervención del lotero local, Manuel Cardona, es que Lotería Nacional imprimirá los décimos del sorteo del 24 de octubre con la conmemoración de este centenario. Desde la Torre del Agua también agradecen la gran ayuda prestada por la directora del archivo del alto tribunal. También agradecen la implicación del Ayuntamiento.
A los pocos meses de fallecer Matilde, en febrero 1916, José descubrió en el dorso de la citada carta el testamento escrito por la esposa. Para darle validez acudió a un juez que, tras interrogar a varios testigos, lo dio por bueno, por lo que Pazos acudió a la Notaría a registrarlo formalmente. A partir de ahí se desencadena un litigio por la herencia de Matilde, al denunciar en primera instancia el testamento ológrafo un sobrino de la mujer, procurador en los juzgados de Peñafiel. Este se consideraba también heredero, pues sus tíos no tenían descendencia, ya que sus dos hijas fallecieron jóvenes.
Materia de estudio
En este primer paso por los tribunales se da la razón al sobrino, por lo que Pazos recurre a la Audiencia Provincial que en esta ocasión se posiciona a su favor. El sobrino agota sus posibilidades ante el Supremo, que finalmente valida lo escrito por Matilde, lo que hace a su marido único heredero.
Torre del Agua se ha encargado de recabar toda esta información y califica de «hito» esta sentencia «en cuanto a testamento ológrafo». Desde la asociación explican que no fue sencillo este reconocimiento pues el testamento recogía pocos datos, pero al final sí los suficientes, como los nombres del testador y heredero, fecha, firma… Asimismo reconocen la importancia de la sentencia al sentar jurisprudencia y convertirse así en materia de estudio en el mudo del Derecho y de consulta en el de la Notaría.
Algo que se tuvo muy en cuenta desde el tribunal para dictar a favor de Pazos es el hecho de que Matilde eligiera, concretamente, la primera carta de amor que le remitió. Todo «un poema de amor, una preciosidad», señalan en la asociación, «donde relataba sus paseos por Valladolid» y con una despedida de dulce: «Adiós querido Pepe, no te olvides de esta que te quiere mucho, muchísimo, pero muchísimo», firma Matilde.
La investigación de la asociación no ha dado con ningún familiar del matrimonio -descendientes directos imposible al no tener hijos-, pero sí han conseguido ubicar el apellido Corcho en Canalejas de Peñafiel, pero poco más. Estiman que Matilde era una mujer cultivada para la época, y, sobre Pazos, sí que hay más conocimiento, pues en las librerías del municipio se puede adquirir la 'Historia de Peñafiel' que escribió, la primera en publicarse. También hay una calle en su recuerdo, Historiador Pazos, y se sabe que fue nombrado socio honorario de la Academia de las Letras Gallegas.
La vivienda peñafielense, en la que el matrimonio residía en periodos vacacionales y festivos de forma habitual, ya no pertenece a la familia de Matilde desde la mitad del siglo pasado, pero sigue en pie en la calle Derecha al Salvador, conserva su prestancia y está en buen estado, como a partir de ahora conservará Peñafiel en su memoria una historia de amor de ley, tanto que sentó jurisprudencia.