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Multitudinaria despedida a la letrada Blanca Montes en el cementerio de las Contiendas. Rodrigo Jiménez

Adiós a la sonrisa «más bonita y sabia» de la abogacía de Valladolid

Decenas de personas han abarrotado la capilla del tanatorio de las Contiendas para despedirse de Blanca Montes, secretaria del Colegio de Abogados de Valladolid

M. J. Pascual

Valladolid

Lunes, 8 de julio 2019, 17:32

«Os espero tomando un vino, no tengáis prisa». Eso, indicó su pareja, Pedro, «es lo que quería que os dijera». Y todos los presentes, a pesar de la congoja, sonrieron, porque ella «era así». Esa frase, que simboliza las ganas de vivir de Blanca Montes, ha servido este lunes de agradecimiento de la familia y despedida del sepelio de la letrada, al que han acudido decenas de personas de todas la edades y condición y, entre ellos, compañeros no solo de Valladolid, sino de otras provincias de Castilla y León, además de una representación de magistrados de la Audiencia y de la Fiscalía vallisoletana y de otros operadores judiciales, como los procuradores. Familiares y amigos abarrotaron la capilla del cementerio de las Contiendas y muchos se quedaron fuera para despedirse de «la sonrisa más bonita de la abogacía de Valladolid», en una sencilla y emotiva ceremonia fúnebre que fue cooficiada por seis sacerdotes jesuitas y que arrancaba con una lectura en la voz de su compañera de despacho y amiga «fiel e inquebrantable», Puri Palmero.

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«Siempre te la encontrabas sonriendo», rememora Cayetana Carbonero, compañera de profesión de la letrada, que ha fallecido con 52 años víctima de aquella mancha maligna en el pulmón que se le detectó 2018. «Suscribo las palabras de Óscar en el tuit, era un ser de luz, no se quejaba nunca», señala con el corazón en un puño la periodista Franca Velasco, muy apegada a Blanca Montes, a quien conoció cuando estaba al frente del gabinete de prensa del Colegio de Abogados de Valladolid (Icava) y se hicieron amigas. El pasado 17 de junio habían hablado por última vez, sin saberlo. Su hastag #todovaairbien resume el carácter positivo de la letrada, que ha estado al pie del cañón hasta el último momento, participando activamente en la organización del exitoso Congreso Nacional de la Abogacía y que no se perdió, a pesar de su enfermedad, como atestiguan los reportajes fotográficos de la revista del Icava que inmortalizan el evento, completamente histórico para la abogacía de Valladolid.

R. J.

Blanca Montes, que deja a un marido, una hija y a un padre al que adoraba, así como a su tía Carmen, fue compañera de despacho de Óscar Puente, hasta que éste colgó la toga para dedicarse en cuerpo y alma a la Alcaldía de Valladolid. «Ella fumaba mucho y él, se desesperaba, decía que olía a tabaco hasta en el portal, pero ella sabía muy bien cómo llevarle, se querían y se admiraban mucho», recuerda una amiga común.

Apasionada por la vida, era «vitalista, alegre». Su frase favorita, dijo el oficiante, era, y lo resume todo: «Es lo que toca». Tenía, y en eso está de acuerdo todo el mundo que la conoció, un fino sentido del humor, desdramatizaba siempre, aunque no era para nada frívola, «con un corazón sensible y atenta con los más necesitados». Pero, además, ha subrayado el sacedote durante la homilía, «estaba dotada con el don de la sabiduría, nos ha dado una lección con su espíritu de superación».

Al término del funeral, el abatimiento era generalizado y muchos compañeros, abrazados, no podían reprimir las lágrimas. «Es una putada, ponle todos los atenuantes que quieras», comentaba, apesadumbrado, un colega de profesión de la malograda letrada, mientras abandonaba el recinto.

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