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Juan Fernando Gutiérrez García posa con el vehículo de su autoescuela.

El profesor en paro que abrió su propio centro de formación de conductores

Juan Fernando Gutiérrez García es gerente de Autoescuela Ruta y está especializado en tratar casos de amaxofobia

Laura negro

Domingo, 6 de marzo 2016, 20:41

Madrileño de nacimiento, llegó a Valladolid por amor y emprendió. Él es Juan Fernando Gutiérrez (51), un profesor de Educación vial que ha querido superarse a sí mismo montando su propia autoescuela, llamada Ruta. Cuenta que llegó a este gremio en noviembre de 1994, tras superar con éxito las pruebas de acceso a profesor de Educación vial. Se apuntó por dos motivos, el primero de ellos, es que le gustaba enseñar y, el segundo, que le encantaba conducir. Vio en este sector la posibilidad de conjugar ambas pasiones. Antes había trabajado en la empresa familiar de marroquinería, en la que se encargaba entre otras tareas, de cortar el material y de hacer los repartos.

Tras aprobar el examen que le capacitaba como profesor, trabajó en tres autoescuelas diferentes de Madrid, hasta que en febrero de 2011 se casó con una vallisoletana que le hizo cambiar de ciudad. No le costó adaptarse, aunque es cierto que los primeros meses no fueron fáciles para él, por estar en desempleo. Aprovechó aquel tiempo para presentarse y superar la prueba selectiva para la obtención del certificado de aptitud de director de Escuelas de Conductores y al cumplirse el primer año de paro, le llamaron de una autoescuela para trabajar como docente vial. «Durante ese tiempo, no me cerré a nada. No solo buscaba de lo mío, sino que opté a otros puestos en los que yo pensaba que podía encajar», recuerda.

Afirma que acostumbrarse a trabajar en Valladolid le resultó bastante sencillo. «Pasé de lo difícil a lo fácil. Madrid para conducir y para enseñar a conducir es espantoso. Valladolid, en cambio, es mucho más tranquilo y aquí se tiene mucho más respeto por los coches de autoescuela. Los conductores son más pacientes. Saben que el que va al volante está aprendiendo y no meten tanta prisa», explica.

Al cumplirse los tres años de contrato en la autoescuela, se quedó de nuevo sin trabajo. Le asustaba que su edad fuera un impedimento a la hora de encontrar un nuevo empleo, por lo que decidió montar su propio negocio. Para él, esta es su primera experiencia emprendedora. Se puso manos a la obra y realizó un estudio de mercado, analizando sobre todo la competencia y la población de jóvenes a partir de 18 años de los diferentes barrios de la ciudad. El entorno de La Rubia y Covaresa le parecía el más adecuado para su proyecto empresarial, por lo que comenzó con la búsqueda del local. «Realmente, encontrar el lugar donde instalar el negocio fue lo más complicado. Aunque había mucha oferta de locales, no todos cumplían los requisitos. Además, tampoco quería meterme en obras de gran envergadura», subraya Fernando, quien encontró un lugar acorde a sus necesidades y presupuesto en la calle Final.

Prácticas

Para las prácticas se decidió por un coche de tamaño familiar, con la intención de que a sus alumnos no les costar luego adaptarse a otros vehículos de mayor tamaño. «El mío es un trabajo realmente vocacional, en el que el objetivo final no es que el alumno apruebe, sino que aprenda. A mí nunca me ha gustado engañar a la gente, por eso a mis alumnos les digo aquello que hacen mal, aunque no les guste. Va en mi forma de ser y de enseñar y creo que es la única manera para que aprendan a conducir como es debido. Yo siempre les digo que no se fijen de lo que hacen los demás y que confíen plenamente en mí. Yo no tengo especial interés en que hagan más prácticas, yo lo que quiero es que se sientan seguros a la hora de hacer las maniobras más complicadas, como aparcar en una pendiente o incorporarse a una autopista», aclara.

El local de Autoescuela Ruta cuenta con un aula preparada para 18 alumnos y con un espacio con 4 puestos de ordenador, para dar facilidades a aquellos usuarios que quieren realizar sus test en la autoescuela. «La parte teórica la enfoco de tal manera que cuando los alumnos llegan a la parte práctica, tienen muy claro lo que hay que hacer. Explico los temas, incido en los conceptos más importantes, y luego se realizan los test. El seguimiento del alumno es total y completamente personalizado», completa este emprendedor, quien de momento todavía no tiene empleados, pero se está planteando contratar una persona para la realización de las tareas de oficina. Además, ha llegado a un acuerdo con el Centro Comercial Vallsur mediante el cual los socios de la tarjeta VIP Club Vallsur poseen un 5% de descuento en los servicios de autoescuela.

Fernando pone a disposición de sus clientes clases de reciclaje y de perfeccionamiento de la conducción para aquellos que quieran mejorar su habilidad al volante o que hayan pasado un largo tiempo sin conducir. También está especializado en tratar casos de amaxofobia, una enfermedad mental que se define por el miedo que impide a una persona conducir.

«El origen del miedo a la conducción puede estar originado porque la persona no esté bien preparada desde la base o que haya cogido miedo al coche por haber sufrido algún percance», aclara este emprendedor.

Él mismo se encarga de coordinar las diferentes redes sociales de la empresa para entrar en contacto con su público objetivo. Para ello usa de forma habitual Facebook, Twitter e Instagram. «Dado el tipo de cliente al que me dirijo, tengo que focalizar todos mis esfuerzos en publicitarme a través de estas plataformas», concluye.

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