La jueza deja libres a los cuatro acusados de desvalijar catorce bancos este verano

Apenas había acabado la rueda de prensa en la que los máximos responsables de la Guardia Civil, general de zona incluido, ofrecían los detalles de uno de los mayores golpes del año dado por los agentes a la delincuencia común, cuando los protagonistas, es decir, los cuatro sospechosos de la banda desarticulada que se dedicaba a desvalijar bancos, estaban ya de vuelta a la calle. La jueza ordenó el mismo miércoles en el que los cuatro pasaron a disposición judicial, acusados de la friolera de catorce asaltos a sucursales y del robo de, al menos, siete vehículos de alta gama, su puesta en libertad con cargos, eso sí, por distintos delitos de robo con fuerza.

La historia se repite un año después de que el hoy presunto cabecilla de esta banda, Guillermo F. S., Guardiola, fuera detenido como integrante, supuesto, claro, de otro grupo delincuencial, la banda del polígono, acusada entonces de cometer nada menos que 245 hechos delictivos en distintas áreas industriales, sobre todo, de la provincia. Los cuatro sospechosos de entonces, incluido el propio Guardiola, también llegaron esposados a los juzgados de la calle Angustias y salieron instantes después por la puerta principal con cargos por robo. Guillermo recorrió el miércoles el mismo camino.

¿Cómo es posible que un sospechoso habitual, al igual que sus presuntos compinches en sendas bandas, entren y salgan de los calabozos con tanta facilidad? Pues fuentes judiciales aclararon que su puesta en libertad obedece a criterios como la gravedad de los delitos, las pruebas de su comisión, el arraigo familiar o el riesgo de fuga. De manera que o bien las pruebas contra los cuatro sospechosos de integrar la banda de la banderilla el instrumento que utilizaban para sacar los sobres con dinero del fondo de los buzones bancarios de ingresos eran demasiado endebles para demostrar que perpetraron todos y cada uno de los asaltos de los que están acusados o bien se entiende que doce robos consumados y dos intentonas, con un botín acumulado de 100.000 euros contantes y sonantes, no reúnen la suficiente gravedad. Los detenidos, en cualquier caso, tendrán que pasar por el banquillo para responder, como mínimo, del intento de asalto a una sucursal de Tordesillas el pasado lunes, cuando fueron capturados por los guardias.