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La sargento Córdova, el teniente Alejandro Portillo, y el soldado Adrián S. Rivera, en la base del Empecinado

Los 22 de Santovenia, al Líbano

Una sección del Regimiento Farnesio 12 comienzó este martes una misión en la misma zona en la que falleció un militar español hace cuatro meses

Jorge Moreno

Viernes, 15 de mayo 2015, 16:42

Una sección compuesta por 22 militares del Regimiento de Caballería Farnesio 12, con sede en la base del Empecinado de Santovenia de Pisuerga, comienzó este martes 12 una misión internacional en el Líbano por mandato de Naciones Unidas.

Esta salida al exterior, y a ese punto caliente del Mediterráneo, sería una más sino fuera porque en la memoria de estos profesionales de la milicia, y sus familias, está todavía el recuerdo de la muerte el pasado 28 enero del cabo malagueño Francisco Javier Soria, que falleció cuando vigilaba en una torre de control cercana a la base española Miguel de Cervantes en Marjayoun, a 90 kilómetros de Beirut. Varios de los 118 proyectiles disparados por Israel, en respuesta a los ataques de islamistas de Hezbolá, se desviaron «porque sus artilleros no disponían de ningún método de observación de los impactos», lo que alcanzó el puesto de Naciones Unidas donde estaba el cabo Soria.

Cuatro meses después de esta muerte, los militares de Santovenia van a reemplazar a otros compañeros del cabo, pertenecientes a la Brigada Guzmán el Bueno X de Córdoba, que han permanecido seis meses en el Líbano. Igual tiempo que estarán allí los vallisoletanos, integrados en la Brigada Acorazada 12 de Madrid.

Al mando de este grupo estará el teniente Alejandro Portillo, de 27 años, que se desplazó en febrero durante diez días al Líbano para conocer los cometidos, que incluirán patrullas con las Fuerzas Armadas Libanesas a lo largo de la frontera con Israel. Ambos países están en guerra desde hace más de dos décadas.

«Para mi esta es mi primera misión en el exterior. Me apunté voluntario para ir al Líbano», explica Portillo, a quien Defensa lleva instruyendo varios meses para conocer esta zona en conflicto, que se ha visto afectada por la guerra civil en Siria, que tiene frontera con Israel, y por la ocupación de las fuerzas del Estado Islámico de territorios no distantes a la base española.

«No hay peligro. Es un país tranquilo donde la gente no quiere problemas y a los españoles nos aceptan mejor», insiste varias veces este oficial soltero, y desde hoy Casco Azul, que no olvida el 28 de enero.

«Tenemos que vigilar que el alto el fuego, que está decretado por Naciones Unidas, no se altere, al tiempo que hay que ayudar al Ejército libanés para pueda hacerse con el control de la zona sin depender de ninguna facción». Y para ello, patrullarán por la Línea Azul que, aunque fijada por Unifil incluye territorio que Israel ocupó al Líbano, circunstancia que no se olvida.

Cuatro suboficiales acompañarán a Portillo, entre ellos la sargento Ximena Cecibel Sánchez Córdova. Ella es la única mujer de los 22 militares de Santovenia que marchan allí. Nacida en Ecuador en 1984, esta suboficial destinada en Farnesio refleja dos de los procesos que han vivido las Fuerzas Armadas españolas. Por un lado, el acceso a las plazas profesionales de mujeres. Por otro, la integración del militares nacidos en Latinoamérica.

«Cuando llegué a España estudié un grado de FP de Administración y Finanzas. Luego, tras trabajar en otros sitios, decidí presentarme a la oposición para ser militar, ya que desde pequeña me gustaba la profesión», explica esta sargento de 31 años, que de chica vivió el conflicto fronterizo entre Ecuador y Perú en su ciudad natal de Zamora.

«Durante meses, me preparé en el cuartel Teniente Galiana del Pinar de Antequera y ahora estoy en Farnesio desde agosto del 2013. He estado en años anteriores en misiones en Kosovo y también en el Líbano, en el 2008 y 2010, donde acudí como soldado. ¿Si será diferente? Pienso que sí, que como soldado recibes órdenes y ahora las das también con más responsabilidad», apostilla la sargento, que reconoce «que su hoja de servicios recoge tantos tumbos porque estoy soltera».

Al igual que la familia Córdova, la de del soldado vallisoletano Adrián Sánchez Rivera también se preocupa por su nuevo destino, pese a que hace unos días el coronel jefe del Regimiento Farnesio 12, Eloy Celma, convocó a los parientes para explicarles su nuevo cometido profesional hasta noviembre.

«Es mi cuarta misión. Antes he estado también en el Líbano, entre los años 2009 y 2013. Me sumé voluntario y mi familia sabe que este es mi trabajo», explica este soldado considerado un buen tirador desde los Vehículos de Exploración de Caballería (VEC).

En el blindado estará patrullando conjuntamente con los soldados libaneses. «Cuando sucedió lo del cabo Javier Soria me acordé porque por esa posición había pasado yo en las anteriores misiones», recuerda.

A 3.500 kilómetros de territorio español, a estos 22 militares de Santovenia los próximos comicios locales y autonómicos del 24 de mayo les pillará en un vehículo Lince o en una posición de control.

«Hace unos días solicité los papeles en Correos para poder votar», apostilla Córdova. Los tres conocerán el resultado al otro lado del Mediterráneo.

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