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J. A.
Martes, 10 de febrero 2015, 08:15
Puede que el derribo del local adosado a la iglesia de Santiago Apóstol, en la céntrica arteria comercial, no vaya a ser tan «inmediato» como se ha anunciado. Las propietarias de la joyería Tremiño han presentado una alegación al Ayuntamiento de Valladolid, desestimada, eso sí, por el Consistorio, donde ya apuntan la estrategia que podrían mantener para continuar con el negocio familiar en este espacio, en el caso de iniciar un pleito con el Ayuntamiento.
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Según explicaron fuentes municipales, las hermanas Carmen y Paula Tremiño, de 81 y 74 años de edad, sostienen que la concesión de este recinto municipal, que el Consistorio pretende demoler para dejar libre este lateral del templo, caducará cuando ambas se jubilen o fallezcan. Las herederas basan su recurso en la Disposición Transitoria Tercera la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994, que establece que para aquellos contratos celebrados antes del 9 de mayo de 1985, los arrendatarios que sean personas físicas, firmantes o cuya subrogación se haya producido antes del 1 de enero de 1995, continuarán gozando plenamente de sus derechos hasta su jubilación o muerte.
Entrega de llaves
Las mismas fuentes municipales dan por hecho que la joyería Tremiño defenderá este argumento en el caso de que el contencioso llegue a los tribunales, como todo apunta, después de que el pasado 15 de enero venciera el plazo para que entregaran las llaves, una cesión que no se produjo. Este periódico intentó sin éxito contar con la opinión de las propietarias de la joyería, aunque fuentes del sector creen que el histórico negocio tiene intención de plantar batalla. De hecho, la Asesoría Jurídica Municipal tiene ya en sus manos el expediente que da por extinguido un contrato que se firmó en 1951 y se renovó en 1977 con el objetivo de preparar los argumentos ante un juicio.
El pasado miércoles Izquierda Unida desvelaba que el Ayuntamiento había concluido la tramitación para dar por finalizado el acuerdo con Tremiño, al mismo tiempo que solicitaba que el local fuera utilizado por el propio Consistorio como una oficina de información de los derechos ciudadanos. El alcalde anunciaba, dos días después, la intención de desalojar el pequeño edificio anejo al templo y derribarlo, tal y como acordó la Comisión de Patrimonio. El local, de 50 metros cuadrados, fue construido por el Ayuntamiento en los años 40 del siglo pasado para acoger a los vendedores ambulantes. En 1951 fue alquilado al empresario de joyería Luis Tremiño Valenciano. Ahora está en manos de sus hijas.
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