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Profesores y alumnos de Fresas con Nata, en su local de la calle Villanueva.
La calle del fan de Marley, del campeón peluquero, de los pioneros del hip hop

La calle del fan de Marley, del campeón peluquero, de los pioneros del hip hop

Villanueva, la vía deDelicias, acoge los locales de ensayos de Fresas con Nata, la primera escuela de ritmos urbanos de Valladolid

Víctor Vela

Lunes, 10 de noviembre 2014, 13:33

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Miguel Ángel Rodríguez, hoy detrás de la barra del Tesón 2, se sentaba de chaval a la mesa de su dormitorio e hincaba codos con la radio de fondo. La mirada, perdida en las prácticas de Delineación, cuando escuchó una canción de Bob Marley. Y así, de una forma tan sencilla, todo cambió. «Recuerdo que estuve semanas ahorrando para comprar mi primer disco. Éxodus. Me costó 200 pesetas en una tienda que había frente al Campo Grande», rememora Miguel. La historia continúa: «En casa el tocadiscos estaba en el salón, así que allí no podía escuchar música tranquilo porque siempre había jaleo, estaba mi madre... Hasta que mi padre compró un casete y lo pude oír tranquilamente en mi habitación». Así comenzó la pasión de Miguel por el emperador de la música reggae. Tuvo un bar casi temático en la calle Verbena (La Almoneda)y desde hace seis años ha trasladado su afición por Bob Marley hasta esta calle Villanueva, hasta el bar Tesón 2 donde, enmarcados, pueden verse los 16 vinilos que el músico grabó a lo largo de su trayectoria musical.¿El mejor de todos?Kaya. ¿Por qué?«Solo con escucharlo una vez te das cuenta de que es una obra maestra».Lleva Miguel una bandera rasta tatuada en el hombro derecho y el bar está lleno de máscaras y objetos rastafari. Y, por encima de todo, una figura de Marley que le regaló su madre y que preside un pequeño altarcito en un rincón del bar, donde también hay curiosa comunión estampas de Cristiano Ronaldo y banderines del Madrid. «Mucho Marley, pero de vez en cuando nos pone Auryn por la radio», se queja un cliente vespertino, de caña y pincho de tortilla.

Es que hay que poner de todo, se justifica mientras sirve un verdejo en un bar que presume de una barra de 17 tapas (17 todos los días)para que el cliente pueda elegir una de regalo con su consumición.

Esta esencia reggae acaba de encontrar su nido unos pasos más allá, en la misma calle, en el local de ensayo de Fresas con Nata, la primera escuela de danzas urbanas de Valladolid. Dicen Juan Pardo y Sara Vinagrero, los socios principales del colectivo, que la última moda en nuevos ritmos es el dancehall, que bebe sus ritmos, precisamente, del reggae («que no reggaetón», precisan). «Ha habido varias canciones y temas musicales que han pegado fuerte, está además el twerking (que es solo una pequeña parte de este ritmo)y eso llama mucho la atención», indica Vinagrero.Yasí, esta vertiente del baile se ha sumado a otras propuestas como break dance, house, funky, warcking, hip hop... o acondicionamiento físico. «Hay gente que quiere bailar pero a lo mejor no se ve capacitada. Son personas que no quieren ir al gimnasio y que prefieren mantenerse en forma a través de la música».Y aquí, explican, tienen dónde conseguirlo. Este local de baile de la calle Villanueva bebe sus orígenes en el año 2009, cuando dos grupos de bailes urbanos de la ciudad decidieron hacer frente común. Sara venía de una banda de hip hop. Juan, de una de break. Ambos coincidieron en la organización de Faro Urbano, el festival más importante de este tipo de baile de cuantos se celebran en Castilla y León (tiene lugar en el Lava, en el antiguo matadero). «Allí vimos que compartíamos objetivos, que queríamos bailar, pero al mismo tiempo difundir la filosofía del baile... y por eso decidimos crear este colectivo».

Lo hicieron además en una ciudad donde sí que había caldo de break, pero poco más respecto a las danzas urbanas.«Esto no es Madrid ni Barcelona, al principio costó que la ciudad se abriera un poco». Ahora están satisfechos no solo por el importante número de alumnos que acuden a sus clases, sino porque también, como agrupación, organizan campeonatos, salidas, espectáculos con otras compañías, masterclass o conferencias. «Nuestra filosofía no son las coreografías, sino enseñar las bases de los diferentes ritmos para que luego cada uno pueda bailarlos. Y ofrecemos además información sobre la historia, sobre las raíces del baile». ¿Y dónde están esas raíces?«Son bailes sociales, que nacen en la calle o en un club para compartir la música con los amigos. Eso es lo que queremos para nuestra escuela», resumen Juan y Sara.

Pero, además de con danza, hay otros modos de relajarse. Lo sabe María del Mar Román, del centro de estética que hay unos metros de acera más allá. Sus manos son expertas en masajes terapéuticos, en terapias de bienestar a través de chocolate, piedras, karité, bambuterapia...«Ofrecemos diversas técnicas de masaje, tanto las occidentales (que buscan una relajación más básica), hasta las orientales, que llegan de la India o de Tailandia y donde se trabaja mucho el equilibrio tanto físico como mental». «Porque muchas veces viene gente con una contractura y quizá el problema no esté tanto ahí como en una carencia de relajación», apunta la responsable de un centro que presume de ofrecer unos masajes (procedentes de la India, de Hawai) que son difíciles de encontrar en otros puntos de la capital.

Campeón de peluquería

La calle Villanueva se enriquece además con la maestría de Álex Parra, uno de los grandes peluqueros no solo de Valladolid, sino también de España. Ha participado (junto a Alfredo San José y Rubén Arnanz) en campeonatos nacionales y este año representaron a España en Frankfurt. Lucen los trofeos en un estante de la peluquería donde también brillan orgullosos emblemas colchoneros. «No solo soy perfecto, también soy atlético», dice uno de los adornos de esta peluquería que abrió Vidal Parra, el padre de Álex, hace 32 años. «Siempre me gustó la peluquería, aunque en mi familia no había nadie que se hubiera dedicado a ello», evoca Vidal, quien ya con trece años les daba un repaso a las cabezas de Santovenia del Esla. El problema es que allí, en su pueblo de Zamora, casi todo el futuro pasaba por la labranza. «Había que venirse a Valladolid». Dicho y hecho. Al llegar a la ciudad, vio en el periódico el anuncio de un peluquero de Puente Colgante que buscaba empleado para su nueva tienda de Gabilondo.«Llegué en el momento justo». Después trasladó sus tijeras a General Shelly y ya con local propio, a esta calle Villanueva. El relevo lo ha tomado su hijo Álex en un negocio enfocado, sobre todo, a la peluquería masculina y que mima el recuperado furor en torno a la barbería. «Los hombres cada vez nos cuidamos más y eso se nota». Eso sí, los modelos han cambiado.Si antes las referencias estaban en las revistas de moda, la biblia estética del momento son las páginas del Marca. «Mandan los futbolistas. Y tienes que estar al tanto del último peinado de Ramos, de la raya de Cristiano, porque luego los clientes te lo piden», explica uno de los grandes peluqueros de la ciudad, con secador aquí, en la calle Villanueva. Una vía que se completa con el negocio que hace seis meses abrieron Omar y Sandra. Nosolopan es una panadería que ofrece desayunos, meriendas y una amplia oferta de dulces y repostería.

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